Después
de jugar infructuosamente a las vencidas con el poder judicial, junto con su
dedicación para construir la candidatura sucesoria de MORENA a la presidencia,
el presidente López Obrador está exhausto y de reflejos apocados. La vanagloria
no se sostiene con lo logrado, la clientela del bienestar cifrada en los censos
de los programas sociales y similares. Esto no le alcanzará para conseguir el
retiro político con el que sueña, de solaz escritura. Los ambiciosos vulgares
están ahí, lo mismo la fustigada prensa tradicional y no se diga la “oligarquía”.
Aunque
le favorezca la existencia de un ridículo Frente Amplio opositor o la candidatura
fallida de Movimiento Ciudadano. Como van las cosas sucesorias, si bien le va,
le tocará a AMLO apoyar una campaña de candidatura única o casi, aparentemente
despejada de serios contendientes para Claudia Sheinbaum. Qué tiempos aquellos
del relevo presidencial, de Luis Echeverría a José López Portillo. El presidente
“líder” del Tercer Mundo impulsando a su pupilo más adelantado. En ese entonces
todavía no se hablaba de caballada, ni de pasarelas, menos de precampañas, pero
sí se entonaba la cantaleta del Maximato. Total, en menos de un año los dos
priístas terminaron peleados.
Un
anticipo, en medio de las obligadas juramentaciones al ideario obradorista, es
la convocatoria a la sociedad civil, a sus expertos, para elaborar el programa
de gobierno 2024-2030, señal de zigzagueo descarado. El pueblo sabio y de
instinto certero queda disponible para el acarreo. Al fin que la dirigencia del
partido servirá para eso y los trámites ante el INE, también los litigios por
venir ante el tribunal electoral. La tecnocracia regresa de mano de la doctora.
O sea, la transformación no resistió ni los seis años de brega para los que fue
elegida. En qué fallamos se preguntaron los padres de Ligia Elena. Tal vez en
la desproporción de un proyecto cultural de largo aliento -constitución moral, economía
moral, revolución de las conciencias, humanismo mexicano-que ha sucumbido a la
coyuntura electorera y la no ideología del pragmatismo.
Esto
revela, así sea superficialmente, la falta de formación política en el partido MORENA. Su instituto ad hoc es una burla para la inteligencia. Nada
más entrar a su página, darnos cuenta de pantallazos y videos Se trata de un
instituto pagado por nuestros impuestos, dedicado a la divulgación de
consignas, sin desglose pormenorizado de contenidos, menos un listado abierto
de autores y publicaciones. Quien tenga la ociosidad de entrar a esa página nada sacará
en claro.
Luego
entonces, ante qué fuentes de la izquierda gobernante nos atenemos. Se nutre de
la mañanera, de los libros de AMLO y de qué más. Ah sí, también de toda esa
izquierda por contrato, ya en el servicio público o por prestación de servicios
a gobiernos morenistas, que se dedica a repetir todo lo que diga el gobierno.
Hasta parecen los tiempos de Salinas de Gortari. Es una izquierda dedicada a
divulgar la perfección sin mácula del movimiento. Obviamente enfocada al ataque
de los adversarios políticos, carente de autocrítica. Con el diez por ciento de
principios y el noventa por ciento de pragmatismo. Con esa fórmula cualquiera
zigzaguea.