El lunes tres de septiembre por
la tarde, en la explanada de la Rectoría de la UNAM, una concentración pacífica
de estudiantes del plantel CCH Azcapotzalco fue interrumpida violentamente por
un grupo de delincuentes que en la jerga estudiantil se les conoce como porros.
Como reacción, en redes y medios, se desató la “porrología”. Un saber único de
lo que sólo se desarrolla en México, así de originales, en torno al vocablo
porro. Se trata de un eufemismo para nombrar a delincuentes que tienen su
matrícula en la UNAM o en el IPN característicamente. La universidad ha sido
profanada y la indignación es unánime. Favor de tomar la bandera puma y alzar
el vuelo.
El análisis político o lo que se
pretende así, busca conspiraciones sin comprobar, especula sobre un tema oscuro
que al retorcerlo puede llevar a la divagación entre el porro de derecha y el porro
de izquierda. Así, como no queriendo, queda al margen el hecho delictivo. Estos
grupos estudiantiles que surgieron al amparo de la animación de contiendas deportivas
tienen décadas depredando la vida universitaria. Cada vez que hay un evento
explosivo, como el mencionado, se demanda su erradicación y no pasa nada.
La golpiza que recibieron los estudiantes
es la marca de una patología: sadismo. El placer de producir sufrimiento es el
dato desnudo y primario. Esta patología no es privativa de los grupos llamados
porriles, ya se ha instalado en los niveles de educación básica y se le conoce
popularmente bajo el anglicismo de bullying.
El sadismo se encuentra también en las pandillas de barrio, así como entre los
jóvenes reclutados como sicarios al servicio del crimen organizado. Lo
encontramos en la violencia intrafamiliar y en los feminicidios. Y hay más,
sólo lo menciono para establecer que el marco y el fondo del sadismo no se
restringe al campus.
Al nombrar al porro se le
estigmatiza y a la vez se le protege. El porro es violento y tiene una patente de
impunidad al estar matriculado en una institución autónoma. Una investigación
sinceramente universitaria tiene que comenzar a partir de los directores de
planteles ¿Qué saben sobre los porros? Son una fuente de primera mano, no
periodística. En honor a la autonomía se tiene que garantizar que las
instancias de gobierno de la universidad se hagan cargo, antes que llevar el
conflicto al foro de los políticos profesionales.
Y la paradoja que viene justo a
la celebración del 50 aniversario del movimiento estudiantil de 1968 y la
expulsión de la figura presidencial de su territorio: el regreso triunfal del
presidencialismo al campus de nuestra Máxima Casa de Estudios. Ya veremos.