lunes, 24 de octubre de 2011

Para evitar el retroceso





La aspiración de avanzar hacia un régimen democrático fincado el ejercicio libre y efectivo de derechos, sin exclusiones, está en trance de ser ahogada. Hay algo en el ambiente cuando se precia a la democracia como un orden tan valioso, pero tan valioso, como para dejarla en manos de la ciudadanía.



Lo que sucedió ayer domingo en una elección interna del Partido de la Revolución Democrática, para renovar su consejo nacional, tiene una espantosa conclusión: todos hicieron trampa. El otorgamiento de la medalla Belisario Domínguez a Cuauhtémoc Cárdenas no fue estímulo para modificar el modus operandi de las tribus del PRD.



En el Partido Acción Nacional tampoco encontramos un afán democrático, todo se va a definir con la intención de cuidar las espaldas a Felipe Calderón y para eso se apunta, en primer lugar, Ernesto Cordero. Es un personaje menor en ideas, esa carencia la suple con desplantes populacheros (decir disparates como eso de echar el “fua” por delante o hacer entrevistas a un futbolista que ya vio pasar sus mejores momentos) y, peor aún, servirse de la descalificación del adversario como método de lucha política.



Los modos de la política son importantes. Si no son tiempos legales para el debate, sí son tiempos para la disertación. Esa diferencia la ha captado la Fundación Colosio al proponer los foros temáticos regionales. Para el PRI sería más cómodo haber hecho su destape el mes pasado cuando  cuenta con un personaje muy bien aspectado en las encuestas. Pero no es un asunto sólo del PRI, sino que sus decisiones no pueden quedar al margen de las condiciones de deterioro que vive el país. Señalar los males, proponer la sanación. Esa es la importancia de la convocatoria de la Fundación.



¿Le será suficiente al PRI desplegarse en el terreno de la propuesta? No está fácil. Si nos atenemos a las dos últimas elecciones presidenciales, las propuestas han quedado empañadas por las campañas negras. Campañas que terminan ensuciando a México y dividiendo a los mexicanos. Más allá del pragmatismo ramplón, el tercer foro regional verificado el viernes 21 de octubre en la ciudad de Querétaro, con el tema de gobernabilidad democrática, es prueba y exigencia para quien aspira exponga articuladamente el México que quiere.



Con tino, el evento se subió simultáneamente a internet a través del “canal” USTREAM. Una a una fueron dándose las exposiciones: Héctor Aguilar Camín, Jorge Alcocer, Sabino Bastidas, Miguel Carbonell y Ana Laura Magaloni. Después les llegó su turno, siguiendo el orden alfabético establecido, a Manlio Fabio Beltrones y a Enrique Peña Nieto. No es el caso aquí resumir mal las exposiciones o sugerir algún juicio sobre ellas. Me quedo con el buen sabor de boca que deja el pensar por y para una sociedad tan lastimada como la mexicana, que todavía existe el atrevimiento de razonar sin maldecir. Pero me temo que hay grupos de interés que quieren menos exposición de ideas y prefieren pactar desde antes las elecciones, asegurarse de que el resultado quede preestablecido garantizando cotos o privilegios.



No bien concluí de ver el foro y en la primera oportunidad traté de registrar cómo se registró el evento. Por radio sintonice una revista de noticias, de esas que no tienen remilgos para calentar la nota política. No fue el caso, el conductor y sus colaboradores hicieron gala de pereza y desdeñaron el foro comentado. Si lo que se hace bien no merece relevancia mal hemos de estar. A lo mejor el responsable de conducir ese programa tiene información privilegiada y sabe que las decisiones ya están tomadas: Peña Nieto y López Obrador son contendientes asegurados y servirán para legitimar la elección. Por su parte, Felipe Calderón impondrá a su candidato como presidente. Sería un retroceso que nos devolvería al año de 1976. Lo que refleja esta actitud tomada de un “noticiario” se podría sospechar como la actitud generalizada de la industria de la radio y la televisión. No lo sé. Mal nos irá si algunos empresarios de la radio y la televisión caen en la tentación de usurpar la función de los partidos.



Por eso es bienvenida toda convocatoria en la que se ventilen las propuestas. Para evitar el retroceso.   
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