viernes, 7 de mayo de 2010

Desesperación



Se quiere resolver en los medios lo que por naturaleza corresponde a las facultades de los poderes constituidos. La estrategia felipista de combate al narcotráfico no ha fallado, es la correcta y además es la única. Quienes fallan son los medios que no han sabido comunicar favorablemente para el gobierno los acontecimientos relacionados con la “guerra”. Ése es el debate que ha puesto sobre la mesa el gobierno, en consecuencia, prioridad de la agenda nacional sobre cualquier otro tipo de información.

Si seguimos hablando del mismo tema del crimen organizado es porque el mismo gobierno se ha encargado que así sea (La comunicación del Presidente) Es inexacto e injusto señalar que los medios se han encargado de priorizar el tema. Todos los días nos enteramos de informaciones gubernamentales (y estadounidenses) que nos remiten invariablemente al asunto. Información a la que no pocas veces le falta precisión, por ejemplo, no sabemos cuando concluirá la “guerra” pues distintas fuentes del gabinete de seguridad no coinciden en el pronóstico.


Pasa el tiempo y el tema lo manipula con desparpajo el gobierno de los Estados Unidos. Ya tenemos declaraciones de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, que solicita apoyo para el presidente Calderón pues lo ve muy aislado en su “guerra”. La DEA de plano se mete a la política interna, a la sucesión presidencial en México, en voz de Anthony Plácido expresa la preocupación de allende la frontera sobre la continuidad en esta lucha ahora que se vaya Calderón -antes o en su momento, no se aclaró- como si las instituciones y el país entero dependieran de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa. Como si los Estados Unidos hubieran resuelto el problema del narcotráfico y dejaran de lanzar alertas por la inseguridad en México.

En el trayecto, el presidente Calderón no ha tenido la deferencia para con sus gobernados de fundamentar constitucionalmente su “guerra”, la ha manejado, eso sí, como una serie bélica de televisión, no como un documental que se esfuerza por incluir información narrada que refuercen las imágenes, serie orientada más al drama que a una bien fundamentada acción del Estado. Por ello es que no encontramos en esta historia la invocación del Artículo 73 de la Constitución donde señala que es facultad compartida del Congreso hacer la declaratoria de guerra de acuerdo a la información proporcionada por el Ejecutivo. Igualmente se omite el Artículo 89 que apunta como una de las facultades del Ejecutivo, en su fracción VIII: “Declarar la guerra en nombre de los Estados Unidos Mexicanos, previa ley del Congreso de la Unión.” O sea que Felipe Calderón ha declarado su “guerra” saltándose la Constitución.

Se puede decir que es una licencia retórica que se ha conferido el Presidente, que hay otras disposiciones jurídicas que justifican plenamente el combate al crimen organizado. Seguro que las hay, pero él las ha obviado en aras de una legitimidad que no alcanzó en las urnas. Ha preferido hablar de “guerra” y adoptar una pose de salvador, el Mesías Michoacano o de Puruándiro (Buen título para una futura obra de Enrique Krauze)

Al final del día el Presidente, en su megalomanía desinformada, se ha dado cuenta que se metió en el pantano y no sabe como salir de el. Acusa a los medios, mañana lo hará a la sociedad. Y la desesperación lo lleva a un giro de 180° en su retórica desastrosa: ahora inaugura una nueva operación Paz en la Frontera con milquinientos marinos al frente.
No es el momento de acusar a los Apologistas y descalificar a los Estadistas fallidos.

martes, 4 de mayo de 2010

Los trabajadores merecen mejor trato



Ha pasado el primero de mayo y el gobierno desaprovechó una oportunidad para acercarse con los trabajadores y debatir su reforma laboral. Felipe Calderón prefirió volar hacia Alemania para convencer a otros de su condición mesiánica. Salvó al mundo de un mayor impacto de la epidemia de influenza A H1N1 y salvó a México del Apocalipsis. Quién en sus cabales se va a creer supuesto portento salvador.

Menos delirio y más sensatez. El desprecio por la fiesta de los trabajadores es de suyo una actitud intolerante. Pero que no se tratara de un asunto empresarial y ya estaría dispuesto el gobernante a mostrar sus dotes para la genuflexión. En su desprecio, Calderón fue correspondido por la marcha de los independientes y por la concentración de las centrales priístas. En las dos convocatorias rechazaron su reforma y repudiaron a su secretario de trabajo.

Son ganas de no hacer con gusto las cosas, no tener el mínimo de empatía. Definitivamente, lo de Calderón no es gobernar. No se le da o no tiene realmente quien le ayude.

No es que se desconozca la venalidad en la que incurren los líderes sindicales o lo asfixiante que puede ser el sindicalismo que no acepta procedimientos democráticos ni la rendición de cuentas. Pero los trabajadores están ahí, cumpliendo con su encargo de generar la riqueza nacional y si aquí no les da trabajo hacen lo mismo en el país que los emplee.

El presidente Calderón debió asumir un diálogo franco con los representantes de los trabajadores para defender su reforma y escuchar los argumentos en contra. Hay muchas cuentas pendientes que abordarse. Los trabajadores, salvo excepciones de gremios amafiados con el gobierno, han visto disminuir sus conquistas. El régimen de pensiones, por ejemplo, se modificó no para mejorar a los trabajadores sino por la incapacidad fiscal del Estado.

Hay otros asuntos muy específicos y no menos lacerantes. Entre otros el de la mina de Pasta de Conchos en Coahuila, donde murieron en un accidente más de cincuenta mineros y es la hora de que no se ha hecho justicia. Lo de Cananea y Luz y Fuerza, que con insensibilidad total se despoja a los trabajadores de su fuente de trabajo. Los deudos de la guardería ABC no tienen atención completa y sin remilgos a sus exigencias de justicia.

Una agenda tan sensible es ignorada, se prefiere salir de viaje sin urgencia o pretexto que valga. Acaso no se estará entrenando Calderón para su futura condición de exiliado. En el Centenario de la Revolución Mexicana bien se puede conmemorar con un Ipiranga para Felipe de Jesús.

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