viernes, 14 de mayo de 2010

El ascenso de los incompetentes

Es tal la demostración de incompetencia de la clase gobernante, que ésta no encuentra justificaciones creíbles para el entender de la mayoría de los gobernados. El discurso oficial es una sucesión de incoherencias que revelan una falta de conducción efectiva de los asuntos públicos y una debilidad por lograr efectos efímeros, antes que la consecución de resultados. A tal grado es esto que el gobierno libra una guerra, una más, en contra de las percepciones. Frustrado, Felipe Calderón confiesa a la agencia de noticias Reuters que no ha podido modificar las percepciones adversas sobre su gestión. Bueno, es que nadie se ha apiadado de este señor y ha tenido la amabilidad de decirle que ingresó al periférico en sentido contrario.

Ya da miedo enterarse de la información que recoge la voz del Presidente y sus colaboradores. Ya aturde la propaganda que rubrica su mensaje con la muletilla gobierno federal. No se detienen a exponer la verdad y decir que los problemas que tiene el país se deben a una feroz disputa por la riqueza entre sus élites, incluyendo a los capos, que también forman una élite. Lo demás es darle la vuelta. Y vuelven a la cargada de las reformas estructurales porque la presión de los barones del dinero es para extraer más riqueza de este país. La democracia, la libertad, el progreso, son utilizados para justificar el robo institucionalizado. Reformas estructurales para que menos tengan más y los que son más menos tengan.

Ahora se retoma, para creerse, la reforma energética ¿Pues no ya se hizo una durante este sexenio? De qué se trata. No se logró la reforma que quería el gobierno y la que resultó se ha mantenido en el limbo. Ahora se vuelve con el tema: Aspe, Gil Díaz y Ortiz Martínez, convocados por Enrique Peña Nieto, exigen de nuevo modificar las reglas que se resumen en una palabra, desestatización. Si eso quieren, propongan desaparecer el articulado de la Constitución que le da fuerza legal al estatismo. No vengan con reformas a la legislación para enredar en lugar de instituir.

No saben cómo reinsertar la reforma energética y hasta resucitan en un foro el tema de la núcleo electricidad, por no llamarla energía nuclear. Propuesta como sacada de la chistera, pues se pasa por alto el hecho de que México ya tuvo un proyecto de generación de electricidad con base en combustible nuclear y del que sólo se concretó la planta de Laguna Verde en Veracruz. Por qué no se continuó es una cuestión que aduce impugnaciones ambientalistas y a la presencia de un sindicato radical que mató la gallina de los huevos de oro. En el fondo es la presión de los Estados Unidos la que ha impuesto los límites al uso del material nuclear en los países que mantiene bajo su órbita, como México.

No se hagan bolas, la condición del México actual es el pleitazo que mantenemos en este país desde que nos bajamos del caballo de la Revolución. Es la rebatinga que no tiene llenadera. O que alguien nos explique cómo en un país que se presume de liberalización económica se hacen licitaciones para favorecer a un grupo ya poderoso como el que representa Televisa y sus aliados. A poco son los buenos para usufructuar la fibra óptica de la Comisión Federal de Electricidad.

martes, 11 de mayo de 2010

Tarde y sin tino



A nueve días después del primero de mayo, el gobierno se acordó de pequeña y significativa porción de los trabajadores mexicanos, los electricistas de la empresa en liquidación Luz y Fuerza. No lo hizo a través de su secretario del trabajo –Javier Lozano- sino con el concurso de un subsecretario de gobernación, Roberto Gil. Esta intervención gubernamental no la movió el interés por establecer una relación constructiva con el movimiento obrero, eso no ha pasado por la mente de los funcionarios. No, lo que motivó la convocatoria fue el temor, no dicho, de un desenlace fatal de la huelga de hambre iniciada por electricistas que fueron separados de su fuente de trabajo.

La huelga inició el 25 de abril del presente año instalándose en el zócalo de la ciudad de México. Los trabajadores adoptaron esta medida extrema para recuperar sus puestos de trabajo con la certeza de que el gobierno no fundamentó con la verdad su procedimiento legal en contra de cuarenta mil trabajadores. Esto es, la Suprema Corte está capacitada para revertir el decreto de extinción de Luz y Fuerza. Tal vez el hecho mismo de la huelga no influya en la decisión de los magistrados que tarde o temprano tendrán que adoptar. Pero si es seguro que la huelga de hambre, que insidiosamente se ha tratado de descalificar o de ignorar en la mayoría de los medios, es un recurso de los trabajadores que incide en el desprestigio que ha venido acumulando el gobierno y que eufemísticamente le llama mala prensa.

Roberto Gil le pide a los huelguistas que sean sensatos, que desistan de su proceder irracional que atenta en contra de sus vidas, que no se dejen llevar por liderazgos que no traen nado bueno. Que reconsideren su actitud pues el gobierno está dispuesto a encontrarles ocupación como sí la justificación de sus puestos de trabajo realmente hubiera desaparecido. Vaya que no. El domingo y lunes que acaban de pasar, la ciudad de México se vio azotada por apagones en diversas colonias, falta de suministro eléctrico que los capitalinos padecen ya con regularidad. La empresa de clase mundial a la que se le encargó mantener el servicio (Comisión Federal de Electricidad) le ha sacado la vuelta a la responsabilidad subcontratando compañías que parecen operar a ciegas, que no conocen a fondo la tarea para la cuales las contrataron. A siete meses del decreto de liquidación los afectados se multiplican, pues ya no son los electricistas y sus familias, sino la población del Valle de México. Población que a la hora de votar en el 2012 será devastadora para la permanencia del partido en el poder y que ni para remedio le servirán los ochenta mil aplaudidores de la Concanaco que comenta en su columna de Reforma Miguel Ángel Granados Chapa.

Insensata e irracional ha sido la postura ideológica del gobierno cuando se postula como personero non de las fuerzas del mercado y se aparta de sus responsabilidades de Estado, como lo es la de gobernar para todos. Hay nerviosismo en el gobierno cuando su máximo representante tiene que enfrentar la rechifla de los ciudadanos que no entienden del espiritismo de las señales del mercado y sí sienten la crudeza del desempleo y de la inseguridad que tiene su expresión más retorcida en los daños colaterales.

El gobierno tiene, además, una presión adicional no menos importante, ni menos poderosa, la que proviene del gobierno de los Estados Unidos y que sí vela por sus intereses estratégicos. Intereses que quieren asegurarse de dos cosas: que Andrés Manuel López Obrador efectivamente sea un cadáver político y que el PRI no regrese a Los Pinos. Para ello a puesto a un embajador, Carlos Pascual, intervencionista sin ambages, con la firme intención de mantener a los lacayos hasta que el pueblo de México disuelva su identidad soberana.

Por eso preocupa al gobierno de Calderón la huelga de hambre de los electricistas, que se convierta dicho movimiento en la gota que derrame el vaso de los descontentos acumulados.

Powered By Blogger