jueves, 12 de junio de 2008

Copiosa lectura

En este momento hablar de los afectos españoles que se le prodigan a Felipe Calderón sería la nota común. El reconocimiento y los aplausos de agradecimiento por las facilidades y auspicios dados a los inversionistas ibéricos. La nobleza y los políticos encomiosos, juntos ofrecen su apapacho a Calderón como no se ha visto en su propia tierra.

Pero no es el caso. Con su partida a España el presidente Calderón dejó una indicación a Germán Martínez Cázares, actual dirigente de Acción Nacional, remover al coordinador de los senadores del PAN Santiago Creel Miranda. Copiosa ha sido la lectura que ha tenido la decisión tomada. Es de llamar la atención que un movimiento doméstico del PAN haya adquirido una importancia que parece desproporcionada. Un estallido cuyos efectos han traspasado la casa blanquiazul.

Desde que Creel perdió la candidatura presidencial de su partido en el 2005, su vigencia política se ató al foxismo que le permitió acceder al Senado y ser coordinador de los legisladores de su partido desde el año 2006. Le ha tocado ser el operador legislativo de las reformas de Calderón. Hoy Martínez Cázares sustituye al senador Creel con la justificación de que era necesario removerlo para poder realizar la reforma de PEMEX y preparar la contienda electoral de medio sexenio en el año 2009, que le dé al PAN la mayoría en San Lázaro. No se entiende bien a bien hasta qué punto el cambio realizado es efectivo para alcanzar esos propósitos. Y si esto es así, en qué se basan para suponer que Gustavo Madero alcanzará el doble propósito y Creel no, como si se tratará de un pase mágico. Lo peor es que nadie se cree la justificación y hoy le recuerdan al presidente Calderón que esas prácticas son de un pasado que en realidad nunca se fue.

Llama la atención que en la opinión publicada se coincida en asociar la remoción como una concesión a Televisa, de quien se dice quería la caída de Creel. Lo que tampoco se entiende del todo, pues el senador no pierde su investidura, se mantiene como presidente de la junta directiva del Senado y sigue presidiendo la comisión permanente del Congreso. El efecto inmediato ha sido destinarle una atención mediática positiva que se le había encarecido en los últimos dos años y medio. Y todavía más, se realza su posición como representante indiscutido del Poder Legislativo, pues mientras el gobierno por boca de Jesús Reyes Heroles, Georgina Kessel, el nuevo coordinador de los de los senadores del PAN y el mismísimo presidente Calderón, se encargan de descalificar el foro consulta que realiza el Senado, Santiago Creel reconoce el diálogo y la consulta como prácticas genuinas del ejercicio parlamentario y de la vida democrática.

Así, sin proponérselo, los calderonistas han encumbrado a Creel con el aplauso de sus pares. El asunto que era del dominio estricto del PAN, por torpeza o mala suerte, ha exhibido al gobierno con la manufactura de un eslabón más en la cadena de sus desaciertos. Y ni modo de que le echen la culpa al PRI o al PRD, a Manlio Fabio o a López Obrador, al narcotráfico o a la crisis alimentaria, ni el Banco de México sirve de excusa. Es la soberbia o el enojo de que las cosas no salgan como se planean, en cualquiera de los dos casos, es una lástima que el poder haya enloquecido a los panistas.

domingo, 8 de junio de 2008

Jefe de Jefes

A principios del mes pasado se comentaba aquí la reaparición de Carlos Salinas de Gortari con su libro La década perdida. El ex presidente no se esperó a que lo leyeran y dio entrevistas por todos lados para elaborar un mensaje al presidente Calderón: compartimos enemigo en López Obrador, pero cuídate de Ernesto Zedillo y de Vicente Fox. El paso de los días hasta llegar a junio, ha sido tiempo suficiente para la respuesta presidencial. El seis de junio Felipe Calderón se reunió en Palacio Nacional con su gabinete y centenas más de funcionarios, la crema y nata del gobierno.

Se reunió para arengarlos, para decirles que van en el mismo barco y, consecuentemente, bajo la ley de Herodes. La “nueva” clase política se dio cita para que le leyeran la cartilla, eso dijeron los diarios. De pasada se dio una respuesta a Salinas. Aquí estoy con mi gente, con los que gobierno: calderonistas, foxistas y zedillistas. Duélale a quien le duela, soy el Jefe de Jefes de esta facción. Más claro no pudo ser el presidente Calderón. Y con ese equipo está decidido a jugársela.

Hubo jaloneo, el desencuentro de la clase política dará de qué hablar en los próximos días. Por lo pronto la semana que terminó dejó varias piezas de esta disputa por la nación. Está ahí, la propuesta que se hizo en la permanente para investigar a Francisco Gil Díaz, quien hoy es alto directivo de la empresa española Movistar, y que es el mismo personaje que exentó del pago de impuestos a esa empresa durante su gestión como secretario de Hacienda en el gobierno de Fox. Leemos en La Jornada que “La Comisión Permanente demandó a la Comisión de Vigilancia de la Cámara de Diputados que instruya a la Auditoría Superior de la Federación (ASF), a que realice una exhaustiva investigación sobre el ex secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz”.

También apareció en la arena mediática otro itamita, Jaques Rogozinki Schtuman (operador de las privatizaciones durante el gobierno salinista y quien hoy trabaja para la Corporación Interamericana de Inversiones con sede en Washington) quien con Carmén Aristegui en su diario de CNN en español, salió a defender a los dos Carlos, Slim y Salinas, para darle un zape a Gil Díaz. Pero el golpeteo no quedó allí. Liébano Sáenz, personero del ex presidente Zedillo, salió con una de esas encuestas a modo, para producir mensaje que, de manera esópica, les dijo a los interesados de la “nueva” clase política una serie de ocurrencias: que los del PRD son unos pericos que no paran de hablar y nadie les entiende, que los del PRI son unos zorros astutos, pero los del PAN son unas hormigas trabajadoras. Sí cómo no, si son hormigas los del PAN han de ser mochomos.

En eso llegó el día viernes. Felipe Calderón se reunió con los suyos, con su facción: calderonistas, foxistas y zedillistas. Salinas tuvo respuesta, no la que hubiera querido. La Pléyade se quedó en la mente de Calderón e hizo interrogante en sus colaboradores ¿Pléyade? No cabe duda, entre el océano y el cielo hay un montón de metáforas. También se pudo hablar de la recua o la piara, pero se evitó ofender a los animales.

Y la semana se fue, entre la lucha en contra del narcotráfico y el montón oficial en contra de Marcelo Ebrard, sin reparar en el desaire a Carlos Salinas.
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