A principios del mes pasado se comentaba aquí la reaparición de Carlos Salinas de Gortari con su libro La década perdida. El ex presidente no se esperó a que lo leyeran y dio entrevistas por todos lados para elaborar un mensaje al presidente Calderón: compartimos enemigo en López Obrador, pero cuídate de Ernesto Zedillo y de Vicente Fox. El paso de los días hasta llegar a junio, ha sido tiempo suficiente para la respuesta presidencial. El seis de junio Felipe Calderón se reunió en Palacio Nacional con su gabinete y centenas más de funcionarios, la crema y nata del gobierno.
Se reunió para arengarlos, para decirles que van en el mismo barco y, consecuentemente, bajo la ley de Herodes. La “nueva” clase política se dio cita para que le leyeran la cartilla, eso dijeron los diarios. De pasada se dio una respuesta a Salinas. Aquí estoy con mi gente, con los que gobierno: calderonistas, foxistas y zedillistas. Duélale a quien le duela, soy el Jefe de Jefes de esta facción. Más claro no pudo ser el presidente Calderón. Y con ese equipo está decidido a jugársela.
Hubo jaloneo, el desencuentro de la clase política dará de qué hablar en los próximos días. Por lo pronto la semana que terminó dejó varias piezas de esta disputa por la nación. Está ahí, la propuesta que se hizo en la permanente para investigar a Francisco Gil Díaz, quien hoy es alto directivo de la empresa española Movistar, y que es el mismo personaje que exentó del pago de impuestos a esa empresa durante su gestión como secretario de Hacienda en el gobierno de Fox. Leemos en La Jornada que “La Comisión Permanente demandó a la Comisión de Vigilancia de la Cámara de Diputados que instruya a la Auditoría Superior de la Federación (ASF), a que realice una exhaustiva investigación sobre el ex secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz”.
También apareció en la arena mediática otro itamita, Jaques Rogozinki Schtuman (operador de las privatizaciones durante el gobierno salinista y quien hoy trabaja para la Corporación Interamericana de Inversiones con sede en Washington) quien con Carmén Aristegui en su diario de CNN en español, salió a defender a los dos Carlos, Slim y Salinas, para darle un zape a Gil Díaz. Pero el golpeteo no quedó allí. Liébano Sáenz, personero del ex presidente Zedillo, salió con una de esas encuestas a modo, para producir mensaje que, de manera esópica, les dijo a los interesados de la “nueva” clase política una serie de ocurrencias: que los del PRD son unos pericos que no paran de hablar y nadie les entiende, que los del PRI son unos zorros astutos, pero los del PAN son unas hormigas trabajadoras. Sí cómo no, si son hormigas los del PAN han de ser mochomos.
En eso llegó el día viernes. Felipe Calderón se reunió con los suyos, con su facción: calderonistas, foxistas y zedillistas. Salinas tuvo respuesta, no la que hubiera querido. La Pléyade se quedó en la mente de Calderón e hizo interrogante en sus colaboradores ¿Pléyade? No cabe duda, entre el océano y el cielo hay un montón de metáforas. También se pudo hablar de la recua o la piara, pero se evitó ofender a los animales.
Y la semana se fue, entre la lucha en contra del narcotráfico y el montón oficial en contra de Marcelo Ebrard, sin reparar en el desaire a Carlos Salinas.
Se reunió para arengarlos, para decirles que van en el mismo barco y, consecuentemente, bajo la ley de Herodes. La “nueva” clase política se dio cita para que le leyeran la cartilla, eso dijeron los diarios. De pasada se dio una respuesta a Salinas. Aquí estoy con mi gente, con los que gobierno: calderonistas, foxistas y zedillistas. Duélale a quien le duela, soy el Jefe de Jefes de esta facción. Más claro no pudo ser el presidente Calderón. Y con ese equipo está decidido a jugársela.
Hubo jaloneo, el desencuentro de la clase política dará de qué hablar en los próximos días. Por lo pronto la semana que terminó dejó varias piezas de esta disputa por la nación. Está ahí, la propuesta que se hizo en la permanente para investigar a Francisco Gil Díaz, quien hoy es alto directivo de la empresa española Movistar, y que es el mismo personaje que exentó del pago de impuestos a esa empresa durante su gestión como secretario de Hacienda en el gobierno de Fox. Leemos en La Jornada que “La Comisión Permanente demandó a la Comisión de Vigilancia de la Cámara de Diputados que instruya a la Auditoría Superior de la Federación (ASF), a que realice una exhaustiva investigación sobre el ex secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz”.
También apareció en la arena mediática otro itamita, Jaques Rogozinki Schtuman (operador de las privatizaciones durante el gobierno salinista y quien hoy trabaja para la Corporación Interamericana de Inversiones con sede en Washington) quien con Carmén Aristegui en su diario de CNN en español, salió a defender a los dos Carlos, Slim y Salinas, para darle un zape a Gil Díaz. Pero el golpeteo no quedó allí. Liébano Sáenz, personero del ex presidente Zedillo, salió con una de esas encuestas a modo, para producir mensaje que, de manera esópica, les dijo a los interesados de la “nueva” clase política una serie de ocurrencias: que los del PRD son unos pericos que no paran de hablar y nadie les entiende, que los del PRI son unos zorros astutos, pero los del PAN son unas hormigas trabajadoras. Sí cómo no, si son hormigas los del PAN han de ser mochomos.
En eso llegó el día viernes. Felipe Calderón se reunió con los suyos, con su facción: calderonistas, foxistas y zedillistas. Salinas tuvo respuesta, no la que hubiera querido. La Pléyade se quedó en la mente de Calderón e hizo interrogante en sus colaboradores ¿Pléyade? No cabe duda, entre el océano y el cielo hay un montón de metáforas. También se pudo hablar de la recua o la piara, pero se evitó ofender a los animales.
Y la semana se fue, entre la lucha en contra del narcotráfico y el montón oficial en contra de Marcelo Ebrard, sin reparar en el desaire a Carlos Salinas.
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