“Sin embargo, no identifico a la policía con lo que se designa con el nombre de ‘aparato del Estado’ … La policía es, en su esencia, la ley, generalmente implícita, que define la parte o la ausencia de parte de las partes. Pero para definir esto hace falta en primer lugar definir la configuración de lo sensible en que se inscriben unas y otras. De este modo, la policía es primeramente un orden de los cuerpos que define las divisiones entre los modos del hacer, los modos del ser y los modos del decir, que hace que tales cuerpos sean asignados por su nombre a tal lugar y a tal tarea; es un orden de lo visible y lo decible que hace que tal actividad sea visible y que tal otra no lo sea, que tal palabra sea entendida como perteneciente al discurso y tal otra al ruido.”
Jacques Rancière
Veamos con calma las cosas. Para
empezar, tanto la alianza opositora como la coalición en el poder seleccionaron
a sus prospectos a contender por la presidencia en el 2024. No fue una elección
en sentido estricto, se establecieron mecanismos suigéneris para cada
bloque. La elección que vale ocurrirá el 2 de junio del próximo año.
El llamado Frente Amplio
Opositor, definió una relación de fuerza basada en la cúpula de los partidos
que lo conforman, todos bajo la batuta de un empresario. Prescindieron de
apelar a la ciudadanía y se enfocaron en determinar no al mejor, sino a quien
le ven posibilidades de ganar. Vayan ustedes a saber con base en qué cálculos,
pero se pusieron de acuerdo para después ungir, mediante aclamación, a Xóchitl
Gálvez. Bajo una circunstancia que comparten el PRI, el PAN y el PRD: están en
crisis de crecimiento, mejor dicho, están perdiendo adeptos. Como no gozan de
la abundancia de antaño, su proceso se llevó a cabo con austeridad franciscana
-no con derroche acostumbrado. Los une un propósito reaccionario, volver a
disponer de los privilegios del poder, sin molestarse por plantear un proyecto
ni reconocerse en una ideología compartida. Se preparan para una guerra mediática
y legal.
La coalición gobernante se acogió
al marketing para seleccionar, como si se tratara de papas fritas o de
electrodomésticos. Se hizo la encuesta, las encuestas, en una relación de
fuerza que alineó a agencias federales, gobiernos estatales, municipales y
estructura partidista para controlar el proceso. Una defectuosa apelación al
pueblo. Desde la inequidad y con impudicia se condujo el proceso de selección.
El resultado es doble: un prospecto de candidatura abollado y un prospecto que
emerge del desacuerdo buscará postularse al margen de la coalición oficialista.
Por alguna razón los periodistas del régimen están enojados, no toleran el
desacuerdo.
Fuera de estos concursos se hace
política. Por un lado, la decisión del partido Movimiento Ciudadano de no
aliarse con ninguna de las coaliciones, afectando en principio al Frente Amplio,
el que no tendrá ventajas en Jalisco y Nuevo León; por el otro, el cachondeo
del presidente López Obrador al grupo Atlacomulco. Su asistencia al último
informe de gobierno de Alfredo del Mazo, lo que no hizo con ningún otro
gobernador. Claro, una vez que MORENA había obtenido la gubernatura en el
Estado de México. Y lo no claro, la absolución de facto del actual gobierno a
Enrique Peña Nieto por el caso Ayotzinapa. Allí no hubo mañanera flamígera
señalando responsabilidades del exmandatario por los 43 normalistas
desaparecidos, en su calidad de jefe supremo de las fuerzas armadas. Favor con
favor se paga.
Lo que no se puede perder de
vista y no es análisis de la coyuntura, es el reparto que definió la elección
de 2018. La conclusión del reparto neoliberal que disminuía los ingresos de la
mayoría población, por un reparto parecido al que se conoció en el siglo pasado
como laborista o socialdemócrata. La participación pública como redistribuidor
de la riqueza. Esto en un sentido ajeno al comunismo, la 4T no condena el capitalismo.
Las cuentas de fin de sexenio permitirán comparar variables en lo económico. Lo
que falta por atajar es la deficiente impartición de justicia respecto a la
corrupción y la inseguridad. Falta por demostrar si lo económico contribuye a
superar estos lastres o, por el contrario, es el principal incentivo para
cometer delitos. A fin de cuentas, la corrupción y la inseguridad es un lucro
no contabilizado, silencioso e invisible.