martes, 9 de diciembre de 2014

Estado deseable

Antes, para no dejar escapar.

Uno, la semana pasada se firmaron los acuerdos entre las autoridades –federal y académica- y los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional. Falta la fecha de reanudación de actividades y, lo más importante, el compromiso de esa comunidad, sin demagogia, sobre lo que harán para impulsar a los primeros planos al IPN y convertirlo en ejemplo de la educación pública superior, empezando porque los docentes de tiempo completo efectivamente lo sean al servicio de la formación de jóvenes. Para eso habría que empezar por cuestionar al SNTE y las prácticas que degradan la formación profesional en el Politécnico (como ocurre en otras unidades de la educación pública superior)

Dos, es tiempo que las autoridades de la Normal Rural de Ayotzinapa y los mentores de los alumnos del primer semestre, hablen sobre los sucesos fatales de Iguala, Guerrero. Bajo qué condiciones se contrataron cinco autobuses de la línea Costa Line para trasladar a los normalistas a dicha ciudad el 26 de septiembre, cuando se quejan de la insuficiencia de los recursos oficiales ¿Sabían de los pormenores del “proselitismo” de los normalistas y no advirtieron el riesgo de dicha actividad en un estado como Guerrero? Hoy Ayotzinapa está en la mente de toda la sociedad mexicana, que no sólo sea por la desgracia, es tiempo que la Normal referida difunda el valor y la aportación académicas de esa institución ¿En qué sentido constituyen un modelo educativo para el desarrollo de las comunidades rurales marginadas?

Tres, qué confianza genera un gobierno que se tarda más de dos meses para dar con el cuerpo de uno de los 43 desaparecidos. De qué sirven tantos recursos aprobados en el Congreso en materia de seguridad si se encuentran miles de personas desparecidas, por varias entidades de la república, desde hace dos décadas como mínimo.



Estos tres puntos, digamos inquietudes, tienen que ver con la calidad del régimen o el Estado, me da igual, capaz de proveer a la sociedad de los servicios suficientes y satisfactorios a través del aparato público, es el caso de la educación, también lo es de la seguridad, la salud.

De 1910 a 1982, el México de la Revolución recreó el Estado social autoritario; de 1983 a nuestros días, el México reformado fundó el actual Estado ultraliberal oligárquico. Más allá de sus diferencias, llaman la atención las continuidades: debilidad del Estado de derecho (corrupción, discrecionalidad, impunidad, justicia deficitaria) y desigualdades sociales ejemplificadas en la alta concentración de la riqueza en pocas manos y la pobreza extrema.


Considerando el pasado y el presente de México contemporáneo, hace falta forjar el compromiso hacia la formación del Estado social democrático con miras a un nuevo tramo de la historia nacional. Importa el material de la tela con la cual confeccionar el un nuevo Estado o régimen: Se cuenta con los empresarios, los partidos, las organizaciones gremiales y civiles, la ciudadanía calificada, para en realidad formar un nuevo México más allá de los cambios legislativos. Mi duda es inmensa, no creo en nada, ni en nadie.
________________________________________________
Como ya es costumbre, la elaboración de mis artículos cuenta con el estímulo de la lectura, en esta ocasión tocó el turno a Habermas, Historia y crítica de la opinión pública, Editorial Gustavo Gili, 2014.

No hay comentarios.:

Powered By Blogger