viernes, 12 de mayo de 2017

Una elección desorbitada

El centro de la elección del Estado de México no está en las demandas de la ciudadanía, no gira sobre los problemas que padecen. Como es costumbre en nuestra imperfecta democracia, la decisión electoral se da con base en la discusión sobre quién es menos corrupto, o quién es más corrupto para alcanzar el gobierno en disputa. La definición, se desliza, es quiénes declinan por quién. La declinación no tiene que ser formal, se puede pactar en secreto. También se puede recurrir al voto de castigo, del miedo o al voto útil. Se ve difícil, para cualquier candidato, ganar por su propia fuerza política, de manera evidente el del PRI, desde el principio ha formado una coalición.



El hecho es que la elección está desorbitada, fuera de su propia geografía estatal. Permítanme laicos y modernos juntos, hacer dos analogías religiosas, relacionadas con dos personajes que no están en la boleta electoral.

El domingo 4 de junio es temido por Enrique Peña Nieto como el Día del juicio ante la probabilidad de que su candidato Alfredo del Mazo pierda la elección. En el contexto de la campaña priísta se ha destacado informaciones sobre la malversación de recursos públicos que hablan de funcionarios de la administración peñista. Algunas informaciones se actualizan periódicamente, como las relacionadas con la empresa española OHL, otras no, han ido fluyendo en paralelo con el proceso electoral. Son los casos de dos exdirectores: Emilio Lozoya Austin y Ernesto Nemer, PEMEX y CAPUFE, señalados por operar licitaciones turbias en su beneficio. Lo cierto es que, en la lisa mediática, el actual gobierno federal no ha dado respuesta eficaz, capaz de neutralizar los dichos en su contra. Por eso el voto en contra del PRI se está caldeando.



Para el otro personaje, el 4 de junio puede ser el día de su anunciación. La victoria de Delfina Gómez, candidata del partido MORENA, pondrá a López Obrador en el papel que siempre le ha gustado, el salvador de México.


Así, los personajes que agitan la contienda mexiquense son: EPN y AMLO. A ellos se refieren insistentemente articulistas y columnistas para desacreditarlos. Los demás partidos están al margen de esta confrontación, no tienen con quien. Particularmente el PAN y el PRD, parecen condenados a realizar una declinación y hacerlo ya para desfondar a uno de los dos adelantados, sumarse a orientar el voto de castigo o abonar en favor del voto del miedo.

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