martes, 21 de abril de 2015

La democracia criolla

“Las transiciones falsas son un procedimiento de superficie muy favorecido”
S. Kracauer

Algo está podrido en Dinamarca, consigna la sentencia hamletiana. Lo que se puede ver en nuestra democracia criolla. Los dirigentes de los partidos convocados por el INE para inaugurar un foro de “ideas” itinerante a desarrollarse en paralelo con las campañas en curso. Es el colmo y al mismo tiempo entendible la convocatoria. Pues que no se supone que estos marbetes políticos, en su calidad de entes públicos sustentan ideas y están obligados por ley. De qué se trata ¿No han cumplido? Es entendible porque son escasas las ideas en los partidos o ya no se entiende qué entienden por ideas. Ahí están los memes triunfalistas de César Camacho o las campañas negras de los panistas.

En el foro acondicionado por el INE se vio un consejero presidente disminuido, al grado de convocar a su tutor para poner orden y llamar a la civilidad. Buenas intenciones que no le quitan lo penoso a este performance, según me dejó ver Once Noticias.

Más de nuestro criollismo. El lunes empezaron las campañas, de veras, no es broma. Lo de antes fueron propaganda pegada y pagada para después bajarla. De multas que se impusieron, del Verde y Morena en frenética campaña, pero apenas iniciaron el lunes. Los tiempos, como la ley, son flexibles.

Mucha gente está enojada con el Verde, y con razón, por infringir la ley reiteradamente a la luz pública. Lo inquietante, por quienes suponen una contienda de ideas –es mi caso y de otros ingenuos más- es el porcentaje de intención del voto o aceptación que tiene el PVEM entre la “ciudadanía”, el cual ronda el 9 % ¿Cómo es eso? La pregunta que no se han hecho los enojados. Ése porcentaje tiene sus causas. La primera, desde que ése partido se hizo a la convicción de que su destino es ser fauna de acompañamiento, primero con el PAN, ahora con el PRI. La segunda y no menos importante, poner su franquicia al servicio de las televisoras, junto con ellas ha desarrollado la propaganda de micro telenovelas, muy parecidas a la campaña contra la piratería y hoy otros partidos imitan. No es un partido que se repute por sus “ideas”, es el reflejo de la falta de cultura cívica de la ciudadanía aletargada por la sociedad del entretenimiento.

Del lado de la izquierda tenemos dos presentaciones ayunas de ideas. Al PRD por sus actuales dirigentes lo conoceréis, es la actualización del partido paraestatal, de oposición fingida, de donde provienen sus dirigentes conspicuos. De Morena, lo que difunden sus activistas de a pie es informar que se trata del partido de Andrés Manuel López Obrador y con ello quieren que a uno se le caiga la baba. Si las ideas menguan, para eso está el caudillo.

Lo sorprendente de esta farsa –eco del pasado- es el hecho de regresar al punto en el que se estaba: la falta de credibilidad y la desconfianza previos a la reforma de 1977. Evidentemente algo se está haciendo mal. Para nada se han gastado energías, recursos, tiempo, tinta y saliva. Parece que el encanto de la incertidumbre se ha evaporado, eso si se toma al pie de la letra lo que se escribe en artículos y columnas de los diarios.


El desbarajuste está hecho y algunos empresarios despistados por el riesgo del populismo no se dan cuenta que el fascismo está tocando la puerta. Las cosas están tan tensas como para que alguien dentro o fuera del gobierno tire el tablero, se quede con el juego para él y sus leales. Las ejecuciones extrajudiciales, el paramilitarismo, son hechos ominosos, el derrumbe de nuestra democracia criolla.
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De la mano del amigable Diccionario de Retórica y Poética que nos legó Helena Beristáin:
““ETHOS” (y “pathos”).
Ethos” es un estado afectivo (estado de ánimo) que se manifiesta como cierto grado de satisfacción estética. Es el deleite (“delectatio”) que produce la poesía. Es también la emoción que pretende suscitar el orador en el público, durante el exordio*, para granjearse su benevolencia y aplauso. Se opone a “pathos”.
Pathos” es un estado afectivo más intenso. Es la conmoción que sacude al espectador de la tragedia*, al lector de la epopeya o al público que escucha la peroración* del orador; la conmoción que hace llorar u horrorizarse, que obliga al juz a emitir un fallo favorable.”

O sea estamos en ethos, en pathos o nos hacemos patos y democráticamente somos patológicos.

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