domingo, 8 de febrero de 2015

Dramatis personae

Marcelo Ebrard no obtuvo la candidatura a la presidencia de la república como abanderado de la izquierda en el 2012.

Marcelo Ebrard no obtuvo la presidencia del Partido de la Revolución Democrática en 2014. Sus posibilidades de protagonismo desde que dejó la jefatura de gobierno del Distrito Federal disminuyeron notablemente. Todavía más, se inició el proceso de distanciamiento con su sucesor y protegido, Miguel Ángel Mancera.

Mancera puso al frente del sistema de transporte colectivo (Metro) a Joel Ortega, antiguo amigo de andanzas políticas de ME y después enemigo jurado. La obra pública – la línea dorada del metro- se convirtió en el objeto de la discordia. Por esa línea 12, en sus defectos técnicos atribuidos a la corrupción, se formó una comisión especial investigadora en la Cámara de Diputados. Dicha comisión elaboró un informe inculpatorio hacia la administración de Ebrard y en la Cámara se ha de decidir si se solicita una investigación penal: le concedieron protagonismo.

El domingo primero de febrero del presente año, la comisión especial presentó su informe y decidió trasladarlo para su trámite inquisitivo. El ex jefe de gobierno reclamó su derecho a defenderse, a ser escuchado. Lo que le fue negado en un primer momento, Ebrard consiguió que la comisión lo recibiera para aclarar lo infundado del informe.

El viernes 6 de febrero, a las cinco de la tarde, se verificó el teatro en un salón de San Lázaro en el que Marcelo fue el personaje. Ignoro qué efecto tendrá  sobre el proceso mismo, pero al ser testigo a través del Canal del Congreso, la representación que duro casi cuatro horas me dejó la impresión de que realmente es muy difícil que se llegue a sancionar demoledoramente a Ebrard, quedando en lo meramente administrativo, si acaso.

Acceder a la representación, como cuando se va al teatro, siempre deja una opinión. Por lo que se vio*, independientemente del expediente, el señalado asumió el papel de víctima, contó con la adyuvancia de Morena, Movimiento Democrático, PT y PRD. Se vieron bien coordinados para apoyar a ME. De pasada, se las ingeniaron para poner como falso héroe al presidente Peña Nieto.

Del lado de los oponentes (PRI, PAN, Panal y el Verde) se apreció descoordinación, impericia para llevar la discusión sobre finanzas públicas. Bajo ese esquema los oponentes no pudieron demostrar el vínculo entre las fallas de la línea dorada y la corrupción. Esta deficiencia de parte de los promoventes de la demanda permitió salir bien librado a ME frente al auditorio expectante. En verdad, los oponentes que alentaron la comisión, elaboraron el informe y tramitan el enjuiciamiento penal no convencieron al respetable.


Pero esto es puro teatro, ya se verá si se da un desenlace jurídico sancionador. En esta indagatoria Ebrard también puede afirmar: ¡Fue legal!

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*He recurrido al auxilio del Diccionario de Retórica y Poética de Helena Beristáin (Porrúa, 1985) para indicar con algo de claridad la disposición de los actantes.


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