Marcelo Ebrard no obtuvo la
candidatura a la presidencia de la república como abanderado de la izquierda en
el 2012.
Marcelo Ebrard no obtuvo la
presidencia del Partido de la Revolución Democrática en 2014. Sus posibilidades
de protagonismo desde que dejó la jefatura de gobierno del Distrito Federal
disminuyeron notablemente. Todavía más, se inició el proceso de distanciamiento
con su sucesor y protegido, Miguel Ángel Mancera.
Mancera puso al frente del
sistema de transporte colectivo (Metro) a Joel Ortega, antiguo amigo de
andanzas políticas de ME y después enemigo jurado. La obra pública – la línea
dorada del metro- se convirtió en el objeto de la discordia. Por esa línea 12,
en sus defectos técnicos atribuidos a la corrupción, se formó una comisión
especial investigadora en la Cámara de Diputados. Dicha comisión elaboró un
informe inculpatorio hacia la administración de Ebrard y en la Cámara se ha de
decidir si se solicita una investigación penal: le concedieron protagonismo.
El domingo primero de febrero del
presente año, la comisión especial presentó su informe y decidió trasladarlo
para su trámite inquisitivo. El ex jefe de gobierno reclamó su derecho a
defenderse, a ser escuchado. Lo que le fue negado en un primer momento, Ebrard
consiguió que la comisión lo recibiera para aclarar lo infundado del informe.
El viernes 6 de febrero, a las cinco de
la tarde, se verificó el teatro en un salón de San Lázaro en el que Marcelo fue
el personaje. Ignoro qué efecto tendrá sobre el proceso mismo, pero al ser testigo a
través del Canal del Congreso, la representación que duro casi cuatro horas me
dejó la impresión de que realmente es muy difícil que se llegue a sancionar demoledoramente
a Ebrard, quedando en lo meramente administrativo, si acaso.
Acceder a la representación, como
cuando se va al teatro, siempre deja una opinión. Por lo que se vio*,
independientemente del expediente, el señalado asumió el papel de víctima,
contó con la adyuvancia de Morena, Movimiento Democrático, PT y PRD. Se vieron
bien coordinados para apoyar a ME. De pasada, se las ingeniaron para poner como
falso héroe al presidente Peña Nieto.
Del lado de los oponentes (PRI, PAN,
Panal y el Verde) se apreció descoordinación, impericia para llevar la
discusión sobre finanzas públicas. Bajo ese esquema los oponentes no pudieron
demostrar el vínculo entre las fallas de la línea dorada y la corrupción. Esta
deficiencia de parte de los promoventes de la demanda permitió salir bien
librado a ME frente al auditorio expectante. En verdad, los oponentes que
alentaron la comisión, elaboraron el informe y tramitan el enjuiciamiento penal
no convencieron al respetable.
Pero esto
es puro teatro, ya se verá si se da un desenlace jurídico sancionador. En esta
indagatoria Ebrard también puede afirmar: ¡Fue legal!
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*He recurrido al auxilio del Diccionario de Retórica y Poética de
Helena Beristáin (Porrúa, 1985) para indicar con algo de claridad la
disposición de los actantes.
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