El Universal lo consignó así: “Gobierno y PAN: no hay ‘Plan B’ fiscal”, con ello refería a las declaraciones de Ernesto Cordero (Sedesol) y Josefina Vázquez Mota –coordinadora de la fracción de diputados del PAN en San Lázaro. Declaraciones que hablan de mantener la propuesta de impuesto del 2% al consumo, alimentos y medicinas incluidos. Un IVA con disfraz ha reprochado la oposición. Llama la atención que iniciado formalmente el debate el pasado 15 de septiembre con la comparencia del secretario Agustín Carstens, un día anterior se adelante que no hay disposición a cambiar la propuesta, como si el autoritarismo campeara a plenitud, como si no tuviera sentido la discusión entre legisladores.
Viéndolo bien, se trata de un regateo y al final de cuentas se llegará a un acuerdo, sea este bueno, malo o pésimo. Tanto Cordero como Vázquez Mota, participan de una mentalidad estratégica que les conduce a tener abiertas vías alternas para alcanzar los propósitos del gobierno federal, que no las hagan públicas es otra cosa. El adoptar una posición que denota intransigencia es lo desagradable y los servidores mencionados bien podrían evitar esta actuación arrogante en el contexto de adversidades que vive el país.
Ahora bien, de ser cierto lo que afirman, que el gobierno no dispone de un plan alternativo al paquete económico que ya propusieron, entonces si que están mal las cosas. Una autoridad o representante popular que no tiene una pequeña lista de posibilidades que ofrecer como variante de su propuesta central hace una apuesta elevada y corre el riesgo de quedarse aislado. Bien le valdría al juvenil equipo de Felipe Calderón verse en el espejo de Gustavo Díaz Ordaz, él sí que nunca tuvo un Plan B para atender la demanda democratizadora del movimiento universitario de 1968. No la comprendió y a los más que llegó fue a formar una comisión que no tenía el mandato de negociar, pues Díaz Ordaz no se iba a dejar intimidar por los muchachitos alborotadores. El entonces presidente tenía claro que sólo la represión era la salida para detener al movimiento.
Claro que hay Plan B y será resultado del trabajo legislativo de estas semanas por venir. Un anticipo de ese Plan B es reconocido por el secretario de Hacienda ante los diputados el día de su comparecencia y que lapidariamente recogió La Jornada el día de hoy: “Consorcios no cubrirán al fisco $465 mil millones” Ahí está el recurso para tapar el boquete de las finanzas públicas, acabar con los regímenes especiales. Falta que quiera Calderón y lo quieran los diputados. Es la oportunidad para superar la contradicción de un gobierno que no sabe recaudar y cuando recauda devuelve los impuestos a los que lo solicitaron.
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