martes, 22 de septiembre de 2009

Tiempo de psicópatas



Desde que en México ocurre el gobierno dividido (La conjugación del verbo ocurrir es correcta pues no hay deliberación, plan o diseño explicito por construir un gobierno dividido por parte de las fuerzas políticas, éste se impone por el veredicto de las urnas) no se han establecido instituciones para que la actividad gubernamental se acerque a la gente y responda de manera efectiva a las obligaciones de un Estado respecto a su población. Desde entonces, año de 1997, se da el regateo entre Poderes y se encuentran las salidas que no llevan a otra parte que no sea el deterioro del país. Un tema que ejemplifica esta realidad desgraciada es la votación en el Palacio de San Lázaro del presupuesto, la ley de ingresos y los criterios de política económica a seguir cada año fiscal. Se creía que con la promulgación de la Ley de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, promulgada el sexenio pasado, el jaloneo entre fracciones parlamentarias se reduciría. Ya vemos que no.

Hoy, la propuesta del gobierno federal ha sido rechazada por incluir un menú de nuevos impuestos orientados a sanear las finanzas públicas que en años recientes se presumían de sanas. Una propuesta que desde el mundo empresarial y la academia se considera altamente recesiva, contraria al estímulo del crecimiento económico. El gobierno justifica su propuesta argumentando que es tiempo de aportar a favor de los pobres y ese es el propósito que lo anima. Cambios de Felipe Calderón que como candidato se postuló como el presidente del empleo, cuando asumió la Presidencia cambio de prioridad por la declaración de guerra al narcotráfico, llegada la mitad de su sexenio cambio la prioridad sin considerar que el incremento de la pobreza está directamente relacionado con el dogma económico que él profesa. Lo único seguro de este debate es que el resultado de la deliberación en el Congreso tiene la forma de acuerdo entre los funcionarios de Hacienda y los legisladores del PRI. Estamos en sus manos y más les vale que tomen las decisiones más acertadas por el bien del país, alternativas hay, es cuestión de que las consideren y las incorporen. Que no nos engañen, el 2% de impuesto al consumo no es una solución mágica. Antes el gobierno tiene que hacer un esfuerzo creíble y efectivo de rendición de cuentas.

Junto con la discusión del paquete económico corre paralelo el tema de la reforma del Estado, que recobra el aliento y lo peor que puede sucederle es estigmatizarla como la propuesta Beltrones, en gracia a que el senador Manlio Fabio ha venido pateando esa lata desde que inició la gestión de Felipe Calderón. La verdad es que mucho se ha manoseado la reforma del Estado y la lista de los que la han cachondeado es voluminosa. Por no dejar, se puede mencionar a Cuahtémoc Cárdenas, Santiago Creel, Porfirio Muñoz Ledo. Sin duda, política económica y reforma del Estado son definiciones cruciales para encarar el combate a la pobreza y al crimen organizado. Son asuntos ineludibles de la agenda pública que no se deja ver con claridad en tiempo de psicópatas, marcado por sucesos que provocan escalofríos en el cuerpo social.

El viernes 19 de septiembre pasado, la capital de la república y el país entero se estremecieron con las imágenes captadas por el circuito interno de televisión del trasporte colectivo Metro. En una de sus estaciones, Balderas, en pleno andén la seguridad no sometió a tiempo a un grafitero espontáneo venido de Jalisco. El sujeto fuera de control mató a un policía, a un usuario e hirió a cinco personas más. Todavía estaba fresco el recuerdo del secuestro de la aeronave de AeroMéxico en su vuelo de Cancún a la ciudad de México del 9 de septiembre. En ambos casos, los sujetos infractores se dijeron portadores de un mensaje divino para el presidente Calderón, advirtiéndole que las cosas se pondrán mal para el país. Se podrá decir que se trata de psicópatas, adultos trastornados mentalmente, incapaces de desarrollar empatía por el otro, sujetos a los que las normas no les dicen nada y su proceder no alberga sentimiento de culpa, cuya intempestiva irrupción en los medios de comunicación, vibra en sincronía con la crisis económica y el descontento social, lo que ha contribuido a proyectar una imagen de inestabilidad y desorden que no se corresponde con la realidad total del país ¿O sí?

Estos actos se dan aquí y otras latitudes, el contexto termina por amplificarlos. Si algún evento inaugural de este tiempo de psicópatas ha ocurrido en México, ése ha sido el del incendio de la guardería ABC, de Hermosillo, Sonora, cuyo dueños encuadran bajo ese perfil que no tiene empatía por el otro, no desarrolla culpa y no se siente sujeto a cumplir las normas.

Así está el asunto, a la espera de que las resoluciones legislativas por venir representen el consenso de la sociedad, no sólo de los políticos, para entonces comenzar a disipar este tiempo de psicópatas.

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