lunes, 31 de agosto de 2009

Lejos de los hombres de negocios



Lejos de los hombres de negocios, el pueblo de Iztapalapa ha sido materia informativa gracias a su delegado electo Rafael Acosta, quien de la noche a la mañana se ha convertido en un personaje acosado por los medios de comunicación, que le dedican entrevistas y titulares. No se trata que tenga alguna información importante, trascendente, algo que nos sorprenda sobre esa demarcación cuya población padece de falta de agua potable y es asolada cotidianamente por los delincuentes a cualquier hora del día, de preferencia en el transporte público concesionado, entre otros graves problemas. En el fondo, los medios se burlan y desprecian a tan pintoresco político que se formó literalmente en la banqueta. Simplemente es el morbo y las ganas exhibir a López Obrador y al sector de la izquierda aliado a él que absurdamente utilizaron a “Juanito”.

No viene al cuento rememorar el cuento que hizo célebre a Rafael Acosta. Sí importa destacar la simulación que se dio al amparo del proceso electoral pasado en la Delegación Iztapalapa, y hoy debería ser considerado este affaire para ajustar la legislación electoral ante este tipo de situaciones. De tiempo atrás, en Iztapalapa se vive un cacicazgo de René Arce y su medio hermano Víctor Hugo Círigo. Después de que se sucedieron como delegados, en el trienio anterior lograron colocar como delegado al chofer de uno de ellos y ahora querían que fuera la esposa de René, estableciendo de facto una aristocracia barriobajera en abierto contrasentido con el espíritu de libre ejercicio democrático. Ése es el mal de Iztapalapa, ante el cual el mentado Rafael Acosta terminará sometido sin que sirva de remedio a los males endémicos que padece la población. Y lo que es peor, es probable que se dé lugar a enfrentamientos violentos si desde la política y desde los medios de comunicación no se despresuriza el encono en ese bastión de la izquierda.

Lo importante no puede quedar sustituido por lo pintoresco, hay información más relevante que debería captar mayor espacio mediático, por ejemplo, la coincidencia de los partidos a rechazar se legisle en materia de IVA a los alimentos y las medicinas. De los pocos consensos que se dan entre los políticos que amerita ser machacado en los medios y no tuvo el eco que merecía. Por el contrario, la opinión contraria de Claudio X, González Laporte (CXGL), acerca de la necesidad de dicho impuesto, apenas mereció algún recuadro informativo. El legendario ejecutivo de la empresa trasnacional Kimberly Clark advirtió que sin ese impuesto México está condenado a la mediocridad, que todos los países competitivos lo tienen.

Por venir de quien viene, un personaje que ha sido consejero de importantes consorcios y dirigente de organismos cúpula –actualmente preside por tercera ocasión el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios- que de acuerdo con la publicación Líderes Mexicanos por “su inteligencia nata y visión, se ha convertido en una de las voces más respetadas como una suerte de vocero de los empresarios.” A él los medios no lo tratan con desprecio, ni se burlan de él, por el contrario le otorgan las más de las veces una reverencia rayana entre la devoción y la lambisconería. CXGL, más que vocero o ideólogo, ha sido el propulsor del actual desastre nacional pues él ha sido promotor del dominio absoluto de la iniciativa privada en las actividades económicas, eso que peyorativamente se llama neoliberalismo que no es otra cosa que el reciclaje del capitalismo salvaje del siglo XIX. Gracias a que sus planteamientos han sido recogidos durante los últimos cinco sexenios es que México ha destruido su clase media y ha sumido a más de la mitad de la población en la pobreza. Por eso dicen los que le rinden pleitesía, como Armando Paredes dirigente del CCE, que CXGL “es uno de esos hombres que no sólo conocen y entienden muy bien la política mexicana” ¿Conoce? ¿Entiende? O simplemente sabe lo que es del dominio público, que la debilidad de los políticos mexicanos son sus ambiciones materiales.

En fin, que el Ing. CXGL pone como solución a la competitividad de la economía el IVA a alimentos y medicinas para mejorar las finanzas públicas que durante todos estos años nos han dicho que estaban sanas y hoy presentan colosal boquete. Porqué no se pronuncia en contra de la devolución de impuestos a las grandes empresas, en contra de ese inagotable subsidio a los banqueros que es el Fobaproa/Ipab y de todas esas mañas que les dispensan subsidios gubernamentales a los que más tienen, lo que mal puede entenderse como libre comercio y sí bien como populismo para los ricos. Lo peor es que el desastre económico del país llega cuando CXGL creía realizado el gobierno de empresarios para empresarios que trajo consigo el arribo del PAN a la Presidencia de la República. Se ha llevado el chasco que le han deparado sus propuestas.

Así concluimos el agosto mexicano, en el extremo unificado del lumpenproletariado y la clase opulenta.

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