El país, la economía mexicana está urgida de recursos frescos, de inversiones. Cada que puede, todos los días, el presidente Calderón hace su solicitud a los inversionistas con la promesa de que el futuro les recompensará con creces. Los inversionistas, por su parte, no se atienen al pedimento del gobernante, atienden a la información y a su olfato, prefieren garantías escrituradas de ganancias aseguradas pues el dinero les es tan importante como para no dejarlo al vaivén de la ley de la oferta y la demanda, que eso se lo dejen a los bobos y a los ideólogos del libre mercado.
Es difícil atraer inversiones si se agrega la actual situación de inseguridad que ya no sólo se identifica en la lista diaria de ejecutados. Ahora salen a las calles de Monterrey, en Nuevo León, pequeños grupos de enmascarados pidiendo la salida del Ejército de esa entidad, precisamente de la institución que carga sobre sus espaldas la lucha contra el crimen organizado. Ahora nos enteramos de los saqueos que se hacen a vagones del ferrocarril que transportan granos por parte de la población empobrecida de Celaya, en Guanajuato, que se ve sin alternativa.
Las inversiones tan ansiadas también se encarecen por la operación fallida de los encargados gubernamentales, no sólo por la crisis global. Los operadores del gobierno, responsables de generar confianza no han estado a la altura de la crisis. Un ejemplo es el inusualmente balconeado Luis Téllez, Secretario de Comunicaciones y Transportes. La semana pasada ocupó las primeras planas de los diarios por una serie de grabaciones que no valen más que el cotilleo familiar o de oficina. El secretario se sintió ofendido y por medio de su vocero afirmó que interpondrá denuncia.
Eso tiene importancia menor frente a las obligaciones de Téllez. Entre sus múltiples responsabilidades, Téllez es encargado de impulsar el programa de infraestructura del cual se informa poco porque prácticamente ése programa de presupuesto millonario no se ha ejecutado con la eficiencia que la situación exige. Sea por lo que sea no se han dado pormenores, ni evaluaciones de los resultados de dicho programa. El secretario no ha podido con el paquete.
Otro asunto bajo jurisdicción del secretario es el de las telecomunicaciones. Tampoco ha podido mediar entre los empresarios del sector, tal vez porque se encuentra comprometido con Televisa y tiene desavenencias con Telmex. Tampoco ha podido conducir a la burocracia encargada sobre la materia, a punta de periodicazos corrió a una subsecretaria que tenía todas las credenciales de la nueva clase política, calderonista de la Libre de Derecho, la fugaz estrella Purificación Carpinteyro. Tampoco se ha podido entender con la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel), incluso modificó el reglamento interior de la secretaría para, por la vía administrativa, quitarle decisiones a ese organismo autónomo y arrogárselas él mismo. Los legisladores del PRI ya interpusieron una demanda contra la SCT por las disposiciones de ese reglamento.
Está bien que Luis Téllez denuncie las grabaciones si se siente difamado, después de todo lo que las grabaciones revelan es la forma de ser de la élite en el poder. Pero que primero renuncie debido a su incapacidad demostrada para desempeñar el actual encargo. Por su desempeño no le sirve al Presidente. A lo mejor le quiere servir a Felipe Calderón en otro sentido, en el privado. Y ése sí sería un escandalazo.
Ya lo dijo el inefable Lorenzo Servitje, pobre presidente.
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