martes, 2 de octubre de 2007

Y lo que viene

El milagro no se ha realizado, la buenaventura no se ha aposentado, el acuerdo que da consistencia a una clase política no ha concluido. Los afectados del proceso reformador saben que los ladridos no son suficientes, es más, quedó demostrada su inutilidad. Por eso la sonoridad perruna se agotó y ha dado inicio la construcción de una estrategia para minimizar y, si es posible, nulificar por la vía de los hechos el alcance de las reformas.

Al combo empresarial no le gustó el corte del dinero que fluía alegremente de las campañas a la radio y la televisión. Mucho menos le gustó el nuevo impuesto llamado Impuesto Empresarial de Tasa Única. No están dispuestos a ningún sacrificio y primero están sus intereses que los de cualquier gobierno, así sea de derecha o de izquierda. Los grandes empresarios están prestos a usar los medios a su alcance para acorralar a Felipe Calderón pues, en el fondo, lo consideran su empleado. ¡Pobre país!

La estrategia de la élite económica tiene varios abordajes. Uno es el mediático, la radio y la televisión dispuestos para construir mensajes, incluidos rumores, en los que se sugiera torpeza e ineptitud del Presidente y de todos los políticos que no se plieguen a los dictados de la minoría selecta, como sí lo hacen Eduardo Bours o Dante Delgado Rannauro. Hay maña en la coincidencia de los sondeos que revelan una baja en la popularidad del presidente Calderón con los acuerdos tomados entre el Ejecutivo y el Legislativo. No se necesita ser político para ser perverso, con sólo amar al dinero se está preparado para vender el alma al diablo. No sería extraño que al ayer maldecido Andrés Manuel López Obrador le fuera devuelta la voz en los medios que se la negaron, entregarle las ocho columnas.

La otra parte de la estrategia se da ya en el bolsillo de los consumidores, la espiral inflacionaria ha iniciado su despegue firme con el anuncio del aumento de los energéticos, inflación que no se espera a que se haga efectivo el incremento pospuesto para el año que entra, el primero de enero. Por el contrario, la especulación (los especuladores) ya tiene tres meses para exprimir mejor las necesidades de los que menos tienen, para anticipar el aumento a la gasolina y para cargar al consumidor el IETU. Pero esa es la primera etapa. Ya es conocida la capacidad de maniobra que tiene el combo empresarial para acorralar a un gobierno, el siguiente paso será la fuga de capitales para concluir en un crack financiero y la estocada de una devaluación. A repetir la historia que no se quiere repetir.

A lo mejor es una exageración, pero no se ha visto el apoyo abierto, ni la propaganda que muestre el apoyo incondicional de los empresarios a los acuerdos tomados por la institución de los poderes formales. Paradojas te da la vida, un gobierno que viene de la derecha está en trance de confrontarse a la formación de un entente conservador integrado por empresarios al que se sumaría la Iglesia y la ultraderecha que no acepta que en el PAN se mezclen, ni por descuido, los principios de la fe con una untadita de Ilustración. Agua y aceite. Eso sí, ya se alzarán las voces que dirán, Calderón se lopezobradoriza. En esta bárbara verbalización no se puede ocultar la realidad de la desigualdad y la que ha sido el componente decisivo de la polarización.

Desde 1983 las únicas conquistas que se suman son las que fortalecen a los empresarios. Ya se van a cumplir veinticinco años de que la política económica se hizo coto neoliberal y es entendible que Felipe Calderón quiera atender la deuda social, a ver si puede.

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