viernes, 26 de octubre de 2007

Intemperie

Pobre es la información de los últimos días en cuanto a la construcción de verdaderos debates. El territorio de la política es un desierto de ideas, será por eso que el territorio ha sido ocupado por la violencia.

Al día de hoy, todavía es discusión la legitimidad electoral de Felipe Calderón. Su ilegitimidad es un asunto que ya quedó grabado en la Historia y punto. Llama la atención el tiempo que se pierde en indagar el disenso que sobre ese tema se da dentro del Partido de la Revolución Democrática. Es todavía más llamativo que al onceavo mes de gestión, la legitimidad lograda en el ejercicio del gobierno sea tan pobre. El liderazgo social dable al cumplimiento de las responsabilidades de gobierno se minimiza por los esfuerzos invertidos en realizar un liderazgo de partido. Por eso las cosas no salen bien ( ver la columna de José Carreño Carlón en El Universal sobre la comunicación desastrosa para situar la Iniciativa Mérida en la agenda nacional)

El quehacer gubernamental vive la calma chicha de la inercia. Parece de mayor prioridad para el gobierno la sucesión de la dirigencia nacional del Partido Acción Nacional, por querer ganar el partido se descuida el gobierno. El candidato oficial, Germán Martínez, bien puede exponer sobre sus preferencias literarias, pero de su paso al frente de la Secretaría de la Función Pública no tiene prendas que lucir como para hacer atractiva su postulación. Él fue a cobrar y a preparar, por órdenes de su jefe, la eventualidad de su arribo a la dirección del PAN. La sucesión por la dirección de ese partido se ha convertido en un ajuste de cuentas entre algo parecido a los tecnócratas del Partido Revolucionario Institucional y la derecha radical. El que haya candidato oficial, que desde ya se dé por concluida la competencia a falta de contrincantes de peso, es un aviso de que el ungido lo será por aclamación, no por elección.

Con cuentos sucesorios andan en el PRD, aunque el cambio de dirigentes sea hasta la próxima primavera. Son noticias por suceder que ya son noticia. Jesús Ortega o Alejandro Encinas son las opciones de personas, no se sabe a qué proyecto respondan. Lo seguro, considerando la historia reciente de ese partido, es que se organice un cochinero. Lo novedoso sería que sus gobernadores y legisladores, mandamases reales en ese partido, ordenaran la sucesión.

En el PRI van calladitos, avanzando en lo local y en la total discreción de su dirigente nacional. No hay sorpresa en el hecho de que el PRI haya ganado la mayor parte de las contiendas electorales que han ocurrido en este año. Es una confirmación de que el PRI está balcanizado, son treinta y dos PRI que ganan en los estados pero que pierden actitud ante la conquista de la Presidencia ¿Acaso perdió el PRI su vocación de fuerza nacional? Su avance es engañoso, como lo fue cuando los dirigió Roberto Madrazo. Sus sectores están rezagados ante la realidad, no suman a la sociedad civil pues esta tiene otras identidades que no encajan en su organización sectorial. Lo que en este momento destaca al PRI a nivel nacional es la disciplina con la que se conduce en las Cámaras, le falta aclarar para qué.

Enredada transición donde quienes quieren hacer la diferencia del PRI no logran hacer algo mejor, superarlo.

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