martes, 10 de diciembre de 2019

Transformación visible


Érase un país bajo el (des)concierto de tres fuerzas políticas dominantes. La ideología, el proyecto, habían quedado en un plano fuera de jerarquía, en una proyección más bien gris. La lucha política por el poder quedó resuelta con la distribución de dineros públicos, los provistos en la legislación de organizaciones políticas y los adquiridos por el acceso a cargos públicos y el manejo de presupuesto (Contratos, moches y todas las maneras posibles de hacer de la política no solo una actividad remunerada, sino lucrativa)

El consenso entre las burocracias de los partidos estaba bien aceitado. Sus defectos eran corregidos, un decir, por el diseño de estructuras de poder no emanadas directamente del pueblo, sino de las negociaciones entre los partidos. Los entes autónomos, los consejos ciudadanos también, pese a vicios de origen, se escudaron en la “legitimidad” del experto. Los defectos de los políticos quedaban subsanados con el virtuosismo del mérito de los eminentes. Ello con una lógica perversa subyacente. Siendo la democracia el gobierno menos malo, arrastraba el defectillo de elegir a los “incompetentes”, seres incapaces de conducirse conforme a la ley. En esa lógica había que ingeniárselas para convocar a los “competentes”, buenos para cualquier cosa menos para granjearse el voto popular.

George Grosz, Los pilares de la sociedad (Óleo, 1926)

El país tenía resuelto el déficit de capacidades asociado al ejercicio de la política como profesión, construyendo espacios y disponiendo recursos para los que si sabían cómo funcionaba la cosa pública y acotaban los excesos de los políticos, también un decir.

En ese circo de dos pistas, la de los políticos y la de los expertos, se fue creando un galimatías tecno-burocrático en el que lo que se invocaba se alejaba. Así, la prosperidad era opacada por la pobreza, la transparencia por la corrupción, la justicia por la impunidad, la seguridad por la violencia criminal rampante, las políticas sociales por el incremento de la desigualdad. El encanto de la democracia elitista se vino abajo. La impunidad, la violencia criminal, las desigualdades sociales se declararon irremontables por parte de los personeros del “establishment” . Eso sí, los privilegios adquiridos por los políticos y los expertos se decretaron inclaudicables.

Así fue como un día de elecciones, en ese país el pueblo cual niño terrible, hizo pedazos los arreglos de la era llamada neoliberal. Se transformó la política como una actividad de servicio público, lo que en un país moderno es normal ¿Por cuánto tiempo? La próxima elección federal, todo el sexenio, uno más. Depende de que ese pueblo refrende o niegue la continuidad.

martes, 3 de diciembre de 2019

La calle y la plaza


James Ensor, La entrada de Cristo a Bruselas (1889)

Dos concentraciones políticas en la Ciudad de México. Primer domingo de diciembre, primer domingo de adviento. Año 2019. Las dos manifestaciones con participación voluntaria.

El gobierno del presidente López Obrador invitó a la ciudadanía a celebrar en el Zócalo su primer año de gobierno. A ella ocurrieron ciudadanos en pareja, en familia, en grupo de amigos característicamente. De los gremios se dejó ver una discreta participación de los maestros del SNTE y de contingentes propiamente dichos, los de la coalición en el poder. En la realización del perfil ciudadano, porque las organizaciones corporativas del campo y la ciudad se quedaron en el pasado. Explícitamente se convocó para reafirmar el compromiso del actual gobierno por abatir las desigualdades como la base para formar un país con justicia y ciudadanías plenas.

La otra concentración, liderada por la derecha política encabezada por el PAN, tuvo el acompañamiento del PRD y el PRI. Con un potente altavoz situado en la Plaza de la República - donde por ironía para los marchistas se encuentra el Monumento a la Revolución- equipo de sonido que retumbaba hasta la esquina de Juárez y Balderas con la consigna golpista ¡Fuera AMLO! La derecha sacó a la calle su ropaje anticomunista y católico que le ha caracterizado por décadas. Si los liberales se incluyeron en esta marcha, me parece que se hicieron muy chiquitos.

La concentración en la Plaza de la Constitución como emblema de una hegemonía en construcción, encaminada a consolidar una democracia sin rezagos sociales. Una hegemonía para afirmarse como tal requerirá de repetir en la arena electoral el triunfo contundente de 2018 en 2021 y en el año 2024. Eso lo sabe Andrés Manuel López Obrador, para ello tiene que mejorar los resultados en materia de seguridad. Pero algo que le preocupa en su fuero interno es que su propia imagen de honestidad quede desacreditada por los actos de corrupción de sus colaboradores y en franjas de su administración. Sabe que todos los días la inseguridad y la corrupción son los flancos más expuestos. Por eso cada día es un nuevo inicio para él.

La concentración del Monumento a la Revolución reunió a los perdedores, a los partidos que ya no controlan el presupuesto federal y que dejaron de servirse de la riqueza pública con holgura. Es el acceso a privilegios lo que los une, en poco estiman a sus conciudadanos. La desigualdad social, la inseguridad, la falta de justicia son realidades irremontables a las que se resignan mientras no sean escoriados por esos males.

Dos concentraciones, dos posturas políticas. Ha concluido un año en el que las expectativas se mantuvieron por encima de los contrastes. Batalla de las expectativas ganada para Andrés Manuel y el pueblo que lo sigue.

martes, 26 de noviembre de 2019

Guion para desarrollar


Este domingo primero de diciembre se cumple un año de la entrada en funciones del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. El aniversario es motivo de fervorín entusiasta de millones, para otros en la derecha, el aniversario será como un gancho al hígado. El júbilo es consentido, bienvenido y no proviene de la casualidad. Si uno se atiene a lo que se ha manifestado como el fenómeno del obradorismo, lo que se muestra a la luz de los ojos, evitando la chapuza del balance entre lo bueno y lo malo del gobierno, el esbozo de un apunte de lo que se muestra palmariamente con guiño de incontrovertible se plantea así.

López Obrador, una fuerza en ascenso con la forma de movimiento cívico-político. Redondeando cifras, AMLO no dejó de acumular simpatías en cada justa electoral federal: en las elecciones de 2006 con catorce millones de votos; en 2012 agregó un millón para alcanzar los quince; lo espectacular ocurrió en 2018 ¡Duplicó las preferencias a su favor! Treinta millones de votos. La cifra se dio en la confluencia, por un lado, de un estilo de que hacer político cercano a la gente, nada más recorrer todos los municipios del país, privilegiando el contacto cara a cara, sin la mediación de organizaciones corporativas. Todo un ejercicio ciudadano en el cual la ciudadanía es el medio, la que divulga de boca en boca. Los medios tradicionales no sustituyeron la participación ciudadana, fueron complemento. A esta explosión de ciudadanía se unió el desprestigio de la clase dirigente.

Por otra parte, el voto masivo no dejó duda de a quién se le concedía el poder para ejercerlo a plenitud, sin el lastre del gobierno dividido, para de este modo operar cambios puntuales y acomodar las fichas del nuevo gobierno. Ese voto apabullante se manifestó para fortalecer desde las instituciones, como si fuera una palanca de doble propósito. Esto es, contener el modelo depredador promotor de la desigualdad. En seguida, dar un giro en la dirección del país. El servicio público tiene en el foco de su atención a los que menos tienen y el año 2020 contará con una orientación presupuestaria acorde con el mandato popular.


Los treinta millones de votos cimbraron el ecosistema político, a los partidos en especial. Las tres fuerzas que negociaban y mangoneaban vieron reducidos sus espacios. La alta burocracia, los entes autónomos diseñados para los expertos, líderes de las corporaciones de masas, las organizaciones que se arrogaron la representación de la sociedad civil (incluyendo despachos de servicios varios y empresas de comunicación)

Con treinta millones de votos, la suma del respaldo popular, López Obrador ha construido tres líneas que confluyen en el conjunto de la política del actual gobierno: una inesperada convivencia proactiva con el gobierno de Estados Unidos encabezado por Donald Trump. Consolidación del apoyo de las fuerzas armadas en una serie de servicios más allá de los estrictamente militares y con la reducción de su función como fuerza letal, al tiempo que se incorporan legalmente al combate de la delincuencia. La tercera línea son los acuerdos con la iniciativa privada, el corporativismo empresarial en el barco de la cuarta transformación.

martes, 19 de noviembre de 2019

Los abandonados


En la víspera del 109 aniversario de la Revolución Mexicana. En la coincidencia con una presidencia de la república que reivindica la justicia social. Tercera transformación le llama López Obrador. Después de varios lustros de deslavamiento simbólico de la gesta de 1910, ocurrido bajo la dictadura del pensamiento único del consenso de Washington, que acomodó las fichas para crear a nivel mundial una mínima base social, es decir excluyente. Siguiendo a Pareto, parafraseándolo, si el gobierno no puede satisfacer a todos, que al menos lo haga con un porcentaje de la población que no sea igual, ni mayor al cincuenta por ciento. Pongámoslo así, que se satisfaga a los que tengan educación superior y que no realicen trabajo manual, bajo el convencimiento de que la desigualdad social es una necesidad. Por eso les irrita el modelo de austeridad republicana que no es otra cosa que priorizar los recursos públicos para, de manera lo más directa posible, enfocarse en los que menos tienen. Se les acabó la piñata, se sienten abandonados.

Adoración, de Alfred Kubin

Una porción de estos abandonados de nuevo cuño se considera “progres”, “liberales”, “demócratas”, de “izquierda”. Dos sucesos han sacado a relucir de lo profundo de su corazón sus sentimientos clasistas y racistas, su proclividad a defender actos represivos, su incredulidad sobre el combate a la corrupción. El nombramiento de una activista social al frente de la CNDH, así como la concesión del asilo político al depuesto presidente de Bolivia, Evo Morales, son dos acontecimientos que sacaron a flote el fascista que llevan dentro supuestos demócratas. Tuvieron más tolerancia con los dislates de Fox, con las acciones represoras de Calderón bajo el eufemismo de daños colaterales, hasta la corrupción del gobierno de Peña la toleraron a cambio de un sistema nacional anticorrupción que se pasmó en su gobierno. Uno tras otro, los tres expresidentes mencionados destruyeron, hasta donde pudieron, la riqueza nacional petrolera. Estos tres utilizaron al Ejército fuera de su mandato constitucional. Eso sí, la minúscula y excluyente sociedad civil de los que ahora se sienten abandonados de la gracia presidencial, no le toleran nada al presidente Andrés Manuel. Bueno, digamos que defienden sus intereses, es lógico.

Más lógica es la rabia si procede del Partido Acción Nacional, partido que en los últimos años conoció lo que es vivir dentro del presupuesto, de cómo el servicio público se conectaba directamente con el enriquecimiento de su patrimonio. Nunca habían tenido tanto dinero en sus manos y jamás recapacitaron en el costo para el país que ha resultado el sostener a los mantenidos de la política. Por eso también se sienten abandonados, están desesperados.

A todo ello no contaron con que la ciudadanía ordenaría un mandato fuerte para López Obrador. Su peor pesadilla es que en las próximas elecciones federales el presidente salga más fortalecido. Les duele que grupos de interés ya no capturen instituciones. Les gustaría un escenario golpista como el que promovió la renuncia de Evo Morales. Son los principales interesados en debilitar las instituciones con el propósito de garantizar injusticias y mantener desigualdades sociales, más allá y en contra de lo que significa una amplia formación de ciudadanía.

Esto apenas ha comenzado.

martes, 12 de noviembre de 2019

Caja vacía



Rosario Piedra Ibarra tiene toda una vida como defensora civil de los derechos humanos, mucho antes de que se pusiera de moda en la hipocresía de gobernantes tecnócratas y autonombrados líderes de la sociedad civil. A Rosario le ha correspondido, por amor filial, acompañar y participar en la lucha de su madre (Rosario Ibarra de Piedra - Medalla Belisario Domínguez 2019) por la libertad de los presos y desaparecidos políticos desde la década de los setentas del siglo pasado (el caso de su hermano Jesús es un ícono de esta lucha) De darse el arribo de Rosario a la Comisión Nacional de Derechos Humanos, llegarían vientos frescos a ese organismo autónomo.

La CNDH ha sido coto de los togados académicos del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. De llegar al cargo, Piedra Ibarra sería la primera persona en representar a las víctimas y darles voz, para así sacarlas del silencio obligado que les impuso el antiguo régimen.

Por eso la rabiosa oposición del Partido Acción Nacional y sus senadores a esta real luchadora. La angustia los acucia. Responsabilidades negligidas que dieron lugar a la violación de derechos en San Mateo Atenco, Edomex; Pasta de Conchos en Coahuila; Guardería ABC de Hermosillo, Sonora; los dos estudiantes asesinados por la policía de Felipe Calderón en las instalaciones del Tecnológico de Monterrey, en Nuevo León, son algunos de los casos que la nomenclatura panista no quiere que vuelvan a la conversación pública y se renueve su ventilación en las instituciones de justicia.

Entretanto, debería formarse un consenso sobre las reformas a la CNDH. Tal como ha venido funcionando esa Comisión es una caja vacía, caja que promete maravillas y no se ve nada, como aquella del Entremés Cervantino. Se ha dicho hasta el cansancio que la CNDH no tiene dientes, ello para justificar sus magros o nulos resultados en la defensoría de los Derechos Humanos. Es una instancia gris, sin capacidades judiciaria y de ministerio público. Solo hace recomendaciones a las autoridades bajo sospecha y sin mayores consecuencias.

Castrada de origen, la Comisión se ha plegado a los sucesivos gobiernos desde su fundación. Será por eso por lo que el reconocimiento social no le llega, habituada a una onerosa subordinación. Onerosa en doble sentido, por lo costosa y por el bajo rendimiento en la prosecución de los Derechos Humanos.

Y sí es vital para la democracia fortalecer a la CNDH como la institución de contención y reversión de acciones autoritarias, golpistas, que cancelan de facto los Derechos Humanos. Posiciones que toman aliento y promoción desde el Partido Acción Nacional.

martes, 5 de noviembre de 2019

Trasvases peligrosos


James Ensor. El banquete de Trimalción

Desde el día en que el gabinete de seguridad presentó su informe de actividades el mes de octubre pasado, han sucedido cuatro actos violentos de alto impacto. Solo uno de ellos, el de Culiacán, fue resultado de la torpeza operativa y así lo reconoció el gobierno actual ¿Cuántos errores reconocieron Fox, Calderón y Peña? Nunca tuvieron el valor de la autocrítica y de cara a los medios. Prefirieron manejarse en el mercado de silencios. Negación y mentiras ofrecieron sus genios de comunicación a los ciudadanos.

Los otros tres eventos delictivos primero ocurrieron en Michoacán y Guerrero. Ahora, en Chihuahua, se dio una emboscada a una familia mormona, la familia LeBaron, de doble nacionalidad. Desgraciados acontecimientos en el que los difusores del lenguaje totalitario han tenido a mal aprovecharlos, mostrando y sustituyendo la parte en lugar del todo (Roland Barthes) Figura retórica a la que se le nombra metonimia.

Se trata de tres emboscadas que, a diferencia de lo sucedido en Culiacán, poco se sabe. Fuertes razones de seguridad, tal vez. Información indispensable es identificar las armas usadas y conocer su ruta de acceso al país, de dónde llegaron. Una indagatoria que el gobierno de los Estado Unidos podría aportar.

Una hipótesis de trabajo por armar. Si realmente el actual gobierno ha dejado de pactar con criminales, como se hacía en el pasado reciente, es posible que haya personas que trabajaron en el combate a la delincuencia organizada, al tiempo que simulaban, hoy pueden estar a su servicio. Esta idea no es descabellada. Ya ocurrió cuando desaparecieron la Dirección Federal de Seguridad en los ochentas. También con el Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (1990), que existió hasta el año 2004, del cual algunos de sus miembros desertaron para ingresar a las filas del crimen organizado.

Estos trasvases, de personas e información, de las fuerzas de seguridad a grupos delictivos puede estar ocurriendo con la reciente desaparición de la Policía Federal, como resultado de la creación de la Guardia Nacional. Puede haber otros cambios de camiseta, de quienes operaron con doble cachucha y se encuentran fuera del servicio público. Eso se los dejo a su imaginación.

Ah, pero es muy fácil atribuir lamentables sucesos al cambio de estrategia, sobre todo de parte de los derrotados en las urnas el primero de julio de 2018 y sus rémoras de acompañamiento, que perdieron privilegios con la 4T. Hablan de naufragio cuando apenas se están sentando las bases de un cambio de dirección. Esperen, esta nave no ha partido. Se están haciendo los arreglos para que un gobierno democrático atienda a la mayor parte de ciudadanos y deje de estar al servicio de minúsculos intereses gremiales o de grupo. 

viernes, 1 de noviembre de 2019

Se evitó la guerra


Son tiempos inéditos de la comunicación gubernamental. La distancia entre la fuente presidencial y los medios es más directa, se han desazolvado los canales hechos de favores, de discrecionalidad, de presupuestos excedidos sin justificación y de un desperdicio para fines políticos, los del grupo político del sexenio pasado, por ejemplo. Ahora dicen los desplazados de la gracia del poder que el actual gobierno tiene deficiente comunicación. Vaya pues, si le ayudaron mucho a Peña Nieto y su candidato Meade con el subsidio canalizado a medios, publicaciones, columnistas. Ahora estamos ante una comunicación gubernamental diferente con un principio sencillo: que lo público sea cada vez más público.

El miércoles 30 de octubre se hizo la exposición de la relación de hechos de lo sucedido el 17 del mismo mes en Culiacán, Sinaloa. La abortada operación de detención de un hijo de Joaquín Guzmán Loera, la violenta reacción de células del cártel de Sinaloa y el enfriamiento de las hostilidades. Algo no visto al decir de muchos y que los medios no registraron con rotundidad en sus ocho columnas del día siguiente: SE EVITÓ LA GUERRA.

Conforme se desglosaba la información y uno iba contrastando con la información del jueves negro proporcionada el día de los hechos, se podía apreciar la línea invisible de separación entre el inicio de una escalada bélica y su contención. Se evitó un derramamiento de sangre mayúsculo en la capital de Sinaloa y prevaleció la frágil paz. Parecía que la comunicación había colmado el interés noticioso.

Para el día siguiente, jueves 31, de mañana abrió la sesión de preguntas y respuestas. Remitirse a lo ya expuesto sin saciar el apetito de algunos periodistas. Exigían más detalles ante un grave asunto de seguridad. Lo que querían era la “nota” para la estigmatización de x participante directo del operativo, cualquiera, querían ponerle nombre y apellido al causante del “error táctico”. Obtuvieron un sucedáneo y en ese momento se dramatizó la mañanera. Lo que terminó por molestar a los periodistas presentes y a los que participan en las redes fue la frase “Le muerden la mano a quien les quitó el bozal”, atribuida a Gustavo A. Madero y recordada en la conferencia por el presidente López Obrador. Presurosos, los periodistas se amarraron el sambenito al cuello y se autoflagelaron. No se preguntaron quién era el personaje aludido, de qué época y, sobre todo, a qué sucesos quedó asociado.


(Hay un libro publicado en 1914 -ya digitalizado por la Secretaría de Cultura y que también se puede conseguir físicamente en la Librería El Sótano. Una compilación de documentos, relatos, testimonios que giran alrededor del Golpe de Estado de Victoriano Huerta en febrero de 1913 y los meses posteriores de su corta dictadura. De cómo vino Huerta y cómo se fue … El antes, el día y el después del derrocamiento del presidente Francisco I. Madero)

También se dio, como resultado de la dramatización escenificada en la mañanera, una indignación por la revelación de un nombre que con tanta avidez se solicitaba. ¡Qué bárbaros! ¡Cómo hicieron público tal nombre! Lo ponen en riesgo a él y su familia. Era el contrataque al sambenito que les escoriaba y al cual se aferraban. La manera de voltear la tortilla.

Tanto revuelo amerita a plantear puntos para garantizar la información pública sin degradarla en amarillismo y linchamiento. Es verdad que durante este sexenio en curso en algunos medios se han dado vuelo por divulgar “noticias” sin verificar. Es verdad que esos medios se han ahorrado las disculpas por esos “equívocos”, sobre todo a sus audiencias. Es verdad que la autocontención no ha prevalecido en los medios asociados a grupos o intereses que no congenian con la 4T.
No olvidemos los momentos difíciles del gobierno democrático de Francisco I. Madero y por los que pasaron los movimientos sociales constructores de la democracia en México.

lunes, 28 de octubre de 2019

PAN golpistas


El martes 22 de octubre, la conferencia prensa del presidente López Obrador abrió espacio a la responsable del SAT (Margarita Ríos Farjat) para aclarar una supuesta condonación de impuestos a narcotraficantes, divulgada el día anterior por un diario de la capital. Durante el desarrollo de la presentación ante medios se lograba escuchar detonaciones que ocurrían al exterior del Palacio Nacional. Extraño el ruido, no tenía efecto visible entre los congregados en el Salón Tesorería.

Con la velocidad que imprimen las redes a la información quedé enterado del origen del estruendo. En paralelo a la conferencia se daba una protesta de alcaldes y legisladores del PAN, que por la fuerza querían ser recibidos por el presidente para exigirle más presupuesto federal. Estas autoridades saben que en la Secretaría de Gobernación tienen una ventanilla para ser atendidos por el Ejecutivo. En materia de recursos presupuestales la ventanilla está en la Cámara de Diputados. Fueron a provocar y después se victimizaron porque a través de las rendijas de la puerta Mariana se les dispensó una rociada de aerosol disuasivo.


Lo que bien puede quedar en una simple nota de color/amarillo, revela lo que desde hace tiempo es del dominio público, la máscara de “decentes místicos del voto” la tienen extraviada. Les urge encontrarla no para usarla, sino para incinerarla y que nadie se acuerde de ella. A los panistas el rostro de corruptos y procaces se les hizo distintivo. Su protesta no es fortuita, ni ideológica. Sobre todo, desde el sexenio de Vicente Fox tomaron la mala maña de extraer recursos públicos, no incluidos originalmente en el presupuesto, para su beneficio. Las negociaciones en el Legislativo y ante el titular de Hacienda como soporte del “moche”. Coloquialismo que trivializa la degradación del pluralismo político, lo grave es el sobreprecio de los políticos que se paga a través de la corrupción aprovechando el impulso de las estructuras de la democracia política.

Es sabido que el pluralismo de partidos por décadas fue limitado. A partir de la gran participación ciudadana que se dio en las elecciones federales de 1988 quedó clara la revitalización del pluralismo. Pasar de la posibilidad inscrita en la ley a la posibilidad real de un mejor juego de partidos. Un primer ensayo que no dejaba de ser limitado fue el bipartidismo inaugurado en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari. La alianza con el PAN que se plasmó en agenda y se materializó en el acceso a recursos. Como nunca, líderes y representantes del PAN comenzaron a cosechar en mayor cantidad cargos públicos, al tiempo que crecían sus bienes materiales.

En 1997, el pluralismo afincado en la codicia de los partidos participantes se complicó cuando el ascenso de la izquierda dio pie al gobierno dividido. Esto es, el Ejecutivo ya no contó con la mayoría suficiente en el Congreso para facilitar sus proyectos de ley. De ahí que se redoblará la alianza entre el PRI y el PAN, decisiva para el resultado de la alternancia en el Ejecutivo en el año 2000. Con Vicente Fox se institucionalizaron los recursos opacos hacia legisladores, presidentes municipales y gobernadores, formalizados con la autorización de Hacienda.

Este sistema de extracción de recursos públicos se perfeccionó en diciembre de 2012 al signarse el Pacto por México. El PRD fue invitado a participar de la piñata. El sistema de partidos en el que se entenderían las tres fuerzas políticas nacionales más votadas normalizó la corrupción dentro de la “salud” democrática. Se hicieron las reformas que México necesitaba, decían. Todo estaba resuelto con la alianza entre el PRI, el PAN y el PRD, se calculó.

Para completar este consenso, que impedía apreciar la magnitud del disenso social, no se regatearon recursos en la articulación de un concierto de publicistas. Empresas periodísticas, empresarios culturales, despachos de especialistas. Todos entonando las notas del México modernizado. Pues este orden de arreglos cupulares era definitivo, se creía. Es el orden que fue sacudido y echado prácticamente del poder el primero de julio del 2018. Se emitió una mayoría de votos no solo para elegir presidente, también se le otorgó amplio respaldo en la conformación del Legislativo, lo que a su vez incidió hacia el Poder Judicial para formar una armonía de poderes constitucionales distinta a la que imperó bajo la alianza de tres partidos señalada.

Considerada esta diacronía se visualiza la protesta de los alcaldes y legisladores panistas a las puertas del Palacio Nacional, nos trae la nota de su desplante golpista: “Salgan que los vamos a matar a balazos”.

lunes, 21 de octubre de 2019

Poder dual


“El poder dual se describe como un hecho de facto y no como un hecho legal.”
René Zavaleta Mercado

Trepidante fue la tercera semana de octubre. La semana en la que se dio el informe sobre las acciones del gobierno de México en materia de seguridad. Con todo e informe explotaron tres hechos violentos. Aguililla en Michoacán, Tepochica en Iguala Guerrero y en la capital del estado de Sinaloa, Culiacán. En este último los acontecimientos fueron reportados en tiempo real por los ciudadanos. Imágenes de pánico en una ciudad densamente poblada. Vacíos de información cubiertos por la especulación y el rumor. Más allá del acontecimiento, lo que se aprecia es una estructura de poder. Jóvenes armados del Cártel de Sinaloa, activados por la intentona de los cuerpos de seguridad por detener a uno de sus cabecillas. Lo de Culiacán se trató de una violencia para nada espontánea, está relacionado con estructuras consolidadas a lo largo de los años. Acontecimiento con un fondo histórico de implicaciones económicas, políticas y sociales (https://tonalpohualli-rodmigster.blogspot.com/2019/09/arrastrando-la-inseguridad.html) 

Durante muchos años, cuando no se hablaba de cárteles. Cuando los delincuentes asociados a la producción y trasiego de drogas estaban bajo control gubernamental. Gomeros, mariguaneros, se les llamaba. El control estaba a cargo de instituciones, la Dirección Federal de Seguridad entre otras. DFS de triste memoria como agente de la guerra sucia en los años setentas. DFS, involucrada con el asesinato del periodista Manuel Buendía (30 de mayo de 1984) DFS, expresión de un Estado matón. La DFS se creó en 1947 y vio su fin de ciclo en 1985. Inició una nueva etapa de la delincuencia organizada, violenta y trasnacional. El efecto de la cocaína colombiana transformó al crimen organizado en México, surgieron los cárteles. Se creó en 1996 un Instituto Nacional para el Combate a las Drogas adscrito a la PGR y el responsable de este instituto terminó en la cárcel por nexos con el narcotráfico.


Se podría seguir con una lista de acciones que lejos de combatir la delincuencia fueron fortaleciendo las estructuras delictivas. A la alternancia de partido en el poder, Vicente Fox con sus operadores Eduardo Medina Mora, Genaro García Luna, Miguel Ángel Yunes, et al, se les escapó en las primeras semanas de gobierno Joaquín Guzmán Loera; la declaración de guerra al narcotráfico, el Plan Mérida, la Operación Rápido y Furioso en tiempos de Felipe Calderón, atizó la violencia; tampoco el regreso del PRI a la presidencia de la república en 2012 cambió la situación. Ya sabemos a qué se dedicaron con Peña Nieto y ahora este personaje prefiere no poner un pie en el territorio nacional, vive fuera del país.

Sinaloa es el caso paradigmático de la evolución del simple gomero a toda una estructura de jefe de jefes, capos, sicarios, halcones. Modelo que se exportó a otros estados: Jalisco en primer lugar, Baja California, Colima, Chihuahua, Tamaulipas. Después vendría el corredores interestatales o regionales, a semejanza del Triángulo Dorado, como lo son hoy El Bajío y el de Tierra Caliente. Hay que recordarlo, los cárteles forman base social aprovechando las carencias de los pobladores. El dinero que obtienen de sus actividades se los permite, más cuando el vacío del Estado se incrementó por efecto de las reformas tecnocráticas. Todos los gobernadores saben perfectamente dónde operan estos grupos. Los jueces que llevan los casos de los narcotraficantes recluidos y en proceso, saben de las presiones a que son sometidos y, a veces, terminan liberando a los delincuentes. No basta capturar el pánico en imágenes de los acontecimientos del jueves pasado en Culiacán, hay que ver las estructuras que soportan y así sentar las bases para desmontar a las organizaciones criminales.


*Extrapolo, descontextualizo la idea de poder dual elaborada por René Zavaleta Mercado (1933-1984) en el estudio de la formación del poder popular en Bolivia y Chile contenida en su libro El poder dual en américa latina. Siglo Veintiuno Editores. México, 1974. La suya, a su vez, es una relaboración de los planteamientos de Lenin en sus Tesis de Abril y de las notas de Antonio Gramsci sobre la dominación y la hegemonía.

martes, 15 de octubre de 2019

El camino errado



La panacea que ofrecieron tecnócratas y liberales que los acompañaron, se centró en el tridente virtuoso del libre comercio: competitividad, productividad y riqueza.

Pero no informaron acerca de las plagas funestas incorporadas al proyecto neoliberal. La captación de recursos públicos por la vía de contratos de infraestructura en un esquema de fraude y tráfico de influencias. Condonación discrecional de impuestos y la proliferación industrial de las facturas falsas. Publicidad gubernamental contingente para la modelación de la información de los medios de comunicación. Dispárame, pero no a matar. Pégame, pero me sobas. La corrupción como delito administrativo o como asociación delictiva, el caso del robo de combustible. La mesa puesta para saquear recursos públicos que repartían hasta agrupaciones de la “sociedad civil”, las que se sumaron al saqueo, digo al proyecto, así como instituciones de educación superior en calidad de prestadoras de servicios en función, claro, del atraco. Así, con la brevedad de este espacio, se recreó una “opinión pública” para apuntalar un proyecto y el habla del libre comercio. Un festín de fingimientos.


El mercado tendría un efecto purificador. Las instituciones gubernamentales dejarían de cobrar ese “impuesto” llamado corrupción. Adicionalmente se dio la formación de una élite “ciudadana” por la vía de los entes autónomos, encargados de vigilar y controlar a los poderes constitucionales del Estado. Estamos enterados, la corrupción no se contuvo. Eso sí, lo peor fue la efectiva convocatoria al debilitamiento de las obligaciones del gobierno, las responsabilidades se diluyeron, se traslaparon competencias y se fertilizó la impunidad. Todo se hizo negociable previa compensación de los negociantes. Quid pro quo.

Los detentadores de los poderes públicos dieron con una veta para esmerar sus bienes y negocios al amparo de la ley o por encima de ella. No midieron sus consecuencias en términos de la pérdida de la seguridad pública y de la afrentosa multiplicación de las desigualdades sociales.

Ahora que la mayoría de los mexicanos decidió desandar el camino errado, se escuchan las voces alarmadas de quienes perdieron su camino dorado. ¡Concentración de poder! Denuncian a diestra y siniestra. Pero se trata de que las instituciones del gobierno se enfoquen en sus obligaciones sin agregar atribuciones, el solo mandato de la ley. Si estas se incumplen o se desvían para eso están la Auditoría Superior de la Federación, la Fiscalía General de la República, el Poder Judicial, la Procuraduría Fiscal, la Secretaría de la Función Pública, la Unidad de Inteligencia Financiera. Estas instituciones, tal vez a excepción de la FGR según se interprete, ya conformaban un sistema para prevenir, detectar y remediar los actos de corrupción antes de la creación del SNA y su Consejo de Participación Ciudadana. Pero se prosiguió, todavía en el sexenio de Enrique Peña Nieto, sostener un Estado defectuoso con muletas.

De lo que se trata es que los poderes constitucionales cumplan, eso intentan, vamos a ver. Ser contrapesos y generar equilibrios entre ellos. Los que se autoerigen como contrapesos técnicamente son opositores, muy válido y desde muy diversas trincheras. Si los autollamados contrapesos se la creen, técnicamente son usurpadores, muy lamentable.

martes, 8 de octubre de 2019

Neoliberalismo a la mexicana


“El empresario vuelto espía, el espía vuelto policía, el policía vuelto Procurador, el Procurador vuelto Embajador, el Embajador vuelto Ministro, el Ministro vuelto sospechoso.”
Dolia Estévez

El actual gobierno de Andrés Manuel López Obrador está decidido ha desmontar la arquitectura del neoliberalismo a la mexicana. Las continuidades se apreciarán con mayor claridad al tiempo de una valoración reposada que le corresponderá al historiador que se lo proponga. Algunas estructuras subyacen, eso nos lo ha enseñado Claude Levi-Strauss. El proceso de las civilizaciones es de préstamos y continuidades, observó Fernand Braudel.
El corte de separación del neoliberalismo a la mexicana está en marcha. Antes, un breve apunte sobre ese neoliberalismo criollo, que requirió de una transición y una consolidación. La transición comenzó en diciembre de 1982 con una delimitación de las responsabilidades del Estado por las vías de hecho, mientras se ingeniaba el marco jurídico ad hoc. Reducción paulatina de una serie de compromisos populares (salario remunerador, reparto agrario, pensiones, etc.) y la afirmación de garantías a los emprendedores (ampliación de su competencia en actividades entonces exclusivas del Estado y desregulación del comercio).

La consolidación se avino con un pluripartidismo mentiroso o fingido, la conformación de una nueva élite a rajatabla -de perfil tecnocrático/empresarial. La alternancia en el año 2000 fue el signo de la consolidación neoliberal, el régimen posrevolucionario liquidado. Pero no fue sino hasta el sexenio de Enrique Peña Nieto que se realizaron las reformas faltantes para afianzar el régimen neoliberal.

¿Qué pasó en el camino? ¿Por qué una mayoría de la población decidió en el año 2018 poner fin al proyecto de los modernizadores de fin de siglo? Varios elementos por anotar. La apertura comercial encadenada a las influencias sobre los poderes públicos, la corrupción como estilo de hacer riqueza en un “mercado libre”; las desigualdades generadas hicieron un flaco favor a la democracia representativa; el achicamiento del Estado fue correspondido con el incremento de las actividades delictivas y el deterioro de la seguridad pública. Así se escribió el neoliberalismo a la mexicana.

Seis sexenios corrieron. Miguel De la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña. Treinta y seis años en los que Eduardo Medina Mora hace carrera empresarial y burocrática, un modelo profesional del México posrevolucionario. Considerando nada más su colaboración al aparato público, esta inició como servidor en la Secretaría de Pesca en 1982, después formó parte del equipo negociador del TLCAN, director del CISEN, procurador de la república, embajador y ministro de la SCJN (https://www.eluniversal.com.mx/nacion/familia-medina-mora-prospero-junto-al-ministro)

Asegurando una colocación como togado de la SCJN en 2015 para un ciclo de quince años, con una privilegiada posición transexenal, Medina Mora se enredó haciendo transferencias de recursos a sucursales del banco HSBC fuera de México. En junio de este año el escándalo de la demanda estalló por no comprobar fehacientemente la procedencia de los recursos transferidos. Se iniciaron procesos en su contra en Gran Bretaña y Estados Unidos. Que el ministro no atajara con solvencia la demanda lo dejó mal herido. A petición de parte, su caso llegó a la Fiscalía General de la República. Recién el 25 de septiembre, altos directivos del HSBC estuvieron en Palacio Nacional con el presidente López Obrador y el secretario de Hacienda Arturo Herrera. El jueves 3 de octubre Medina Mora presenta su renuncia al cargo. Hoy martes 8 de octubre, el Senado dará trámite final a la solicitud.

martes, 1 de octubre de 2019

Grupo de choque


“La provocación es mucho más peligrosa por la desconfianza que siembra.”
Víctor Serge



La cuarta transformación tiene tres líneas destacadas, virtuosas se podría agregar, líneas que han alterado la comodidad de élites varias. Primero se podría colocar a la austeridad republicana, como un medio para reducir las desigualdades. Se oponen a la austeridad los que luchan por mantener y ampliar las desigualdades, los beneficiarios de la alianza PRI-PAN-PRD, establecida y caducada a voluntad de Enrique Peña Nieto; el combate a la corrupción es otra línea que ha generado malestar ¿Por qué les molesta? No lo han declarado; la tercera línea se compendia en la frase pacificación sí, represión no. Aquí los conservadores son dogmáticos y hacen invocación a la represión del Estado. El gobierno desafía a los que exigen mano dura. Paz y amor es la receta. No sé cuánto se estire la liga en este punto- Legitimidad y legalidad están de parte de gobierno para ejercer la fuerza. Por ahora prefiere no hacerlo. Es una larga historia de represión sufrida por los movimientos populares de parte del Estado.

Las tres líneas señaladas apuntalan la democracia, pero no lo ven así los adversarios al actual gobierno, ellos están en la lucha por la desigualdad.

En estos diez meses del gobierno de López Obrador se han dado expresiones de resistencia a los cambios, cosa que es normal. Hay una que quiero destacar, los grupos de choque. Algo de eso dejé ver acerca de los llamados “anarquistas” que infiltraron la marcha alusiva a los cinco años de la desaparición de los 43 de Ayotzinapa.

El sábado 28 de septiembre, otra marcha a favor de la legalización del aborto en todo México, también fue infiltrada, ahora por de un grupo de choque “feminista”. Incendiaron primero la puerta del edificio de la Cámara Nacional de Comercio, después la puerta principal de Palacio Nacional. Estos ángeles corearon una consigna que las exhibe en su acción pervertida: “Somos malas, podemos ser peores”.

Se trata de una redefinición del grupo de choque: No tienen una organización estatal, de partido o gremio que los resguarde. No son organización con domicilio conocido, membresía pública y dirigentes que hagan interlocución con los sectores de la sociedad, ni siquiera convocan a rueda de prensa o se dejan entrevistar. Es posible que tengan una página en una o varias redes, sin identificación de administradores y relación de miembros. Por ejemplo, desde agosto se inscribió una página en FB, El poder somos todos.

Tengo la suposición, solo eso, de que a este grupo de choque no le interesa la libertad de decidir la interrupción del embarazo (también se dirigirían en contra de sus padres, de las iglesias). El grupo de choque está diseñado con el propósito de desafiar al presidente Andrés Manuel, sacarle de sus casillas para explotar el uso de la mano dura. Si este grupo de choque tiene relaciones con otras organizaciones, hasta ahora han quedado en la penumbra y sin visibilidad.

Por lo expuesto, para la marcha del 2 de octubre de mañana miércoles, valen dos consideraciones: participar en la manifestación dentro de la identificación de una escuela, universidad, organización civil o gremial, con su propia comisión de orden para evitar la infiltración de provocadores; la segunda consideración corresponde al gobierno de la CDMX, atisbar a los provocadores, consignarlos por delitos cometidos en flagrancia, si es el caso.

Este 2 de octubre hay que tener claro lo que ya hizo explícito el grupo de choque: son malos y pueden ser peores.

viernes, 27 de septiembre de 2019

En sus letras


Llegué tarde a la marcha conmemorativa por los cinco años de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa. Se me fue. Cuando los manifestantes ya estaban en la plaza del zócalo, no lo sabía, salí del metro en la estación Allende. Bajo la errónea suposición de que la marcha seguía en curso a su destino, tomé camino hacia la avenida Juárez. Comencé a “leer” las pintas, lo que querían decir o dar a entender, acompañadas de una simbolización común, el de la A mayúscula encerrada en un círculo. Mostrar la identidad política con el anarquismo y sin el menor esfuerzo de explicarle al transeúnte qué es el anarquismo.

Entre el Eje Central Lázaro Cárdenas y Balderas, la avenida Juárez -recorrido turístico por excelencia de la Ciudad de México- con su oferta de tiendas, restaurantes, hoteles, librerías, sede de Juzgados y del Museo Memoria y Tolerancia, mostraba sus edificios dañados en sus fachadas. Unos más que otros. No había pánico, pero sí consternación de empleados. Una calma soportable e inexplicable en ese momento ¿Qué pasó? La policía haciendo reporte de daños. Trabajadores de CDMX recogiendo escombro y restaurando. La gente tomando fotografías.

Las pintas en contra del capitalismo, de la 4t, de Hernández Juárez. Murillo Karam, Tomás Zerón y Enrique Peña Nieto no estaban en la lista de adversarios de los anarquistas. Llamaron mi atención unas letras: Miguel Peralta +43. Un mensaje cifrado para cualquiera de los que deambulábamos por ahí.

A “googlear” se ha dicho. El buscador me lleva a la página KÉHUELGA.NET RADIO https://kehuelga.net/spip.php?article6453 publicación en homenaje a la huelga estudiantil de 1999 en la UNAM. Allí se dice que Miguel Peralta Betanzos es un preso político oaxaqueño al que se le ha dictado una condena de 50 años de cárcel por los cargos de tentativa de homicidio calificado y homicidio calificado. A esta persona la agregan a los desaparecidos de Ayotzinapa -por eso +43- pero no está desaparecido, está en prisión. Su caso es ajeno al expediente de la noche de Iguala. La condición exacta de su encarcelación a lo mejor lo hace elegible para ser beneficiado de la Ley de Amnistía que el Ejecutivo ingreso al Congreso en septiembre.


La autoridad tiene tecnología para encontrar las identidades que forman este colectivo embozado. Localizarles para fincarles cargos y evitarnos las etiquetas que son solo humo.

Al margen. Hay que recordar que han existidos expresiones estudiantiles de protesta estigmatizadas en nuestra memoria colectiva. Por ejemplo, los “Enfermos” de las universidades de Sinaloa y Sonora. También quienes tomaron el edificio de la Rectoría de la UNAM, Mario Falcón y Castro Bustos. Y de lo más cercano, el movimiento del CGH de fines del siglo pasado en la UNAM, la huelga que duró diez meses. Historias distintas al Movimiento del 68, a la postre criadero de funcionarios o del CEU, con su generación de políticos y periodistas.

Lo que aquí pongo a consideración es insignificante ante el bombardeo de imágenes de la televisión concesionada y de las redes sociales. Caída la noche, el recordatorio de la noche de Iguala quedó empañado.

domingo, 22 de septiembre de 2019

Arrastrando la inseguridad


Los problemas de seguridad han golpeado a la generación “millennial”. Es una desgraciada coincidencia y la anoto para indicar que la inseguridad actual no tiene antecedente inmediato de tal envergadura. Como hace mucho no se veía, al menos desde la violencia de la guerra cristera (1926-1929, con intermitencias hasta el cardenismo), la seguridad está impactada por la gran cantidad de asesinatos dolosos. Crímenes masivos, de género, intrafamiliares, resultado de un asalto o por ajusticiamiento entre bandas delictivas. Algo pasó y no lo hemos enfocado. Antes la violencia provenía casi exclusivamente del Estado posrevolucionario y quienes lo enfrentaron con violencia, las guerrillas, no tuvieron mayor éxito. Un acto de valentía ilusa por parte de los guerrilleros.

Todo parecía que México estaría en mejores condiciones de seguridad con la liberalización política de fines de los setentas y la liberalización económica desde los años ochenta. La seguridad no aparecía en la lista de prioridades, muchos menos barruntaron su quiebre. Pero las modificaciones tuvieron por guion reducir las capacidades del Estado por autoritario y corrupto. El aparato de seguridad quedó a la orden del mejor postor. De repente la gente en las ciudades consideró necesario cerrar calles, instalar rejas y plumas de metal como parte del mobiliario urbano. Las libertades conquistadas se convirtieron en caminos de la codicia, se puso en un callejón sin salida la movilidad social y se promovió la desigualdad social en nombre de la modernidad y la excelencia. La utopía “neoliberal” se hizo para las élites.

Lo que vino a explotar la escalada de la inseguridad, hay que repetirlo hasta que acepten su error y pidan disculpas a los mexicanos, fue la declaración de guerra en contra del crimen organizado por parte de Felipe Calderón. Después se quiso restarle difusión a los hechos delictivos como manera de atenuarlos en el imaginario. Ni eso se logró. La inseguridad continuó galopante.

El problema de la inseguridad está allí, la llegada de López Obrador a la presidencia de la república no ha tenido el resultado de contener la inseguridad. Un cambio no tiene resultados inmediatos y la inseguridad se convierte en arma arrojadiza de la oposición. No es suficiente tratar de restar base social a la delincuencia organizada a través de la política social, no en lo inmediato. Como tampoco ha sido suficiente encarar la inseguridad como un asunto de policías contra ladrones cuando el marco legal de la justicia juega en beneficio de los malandros.


Se necesitan economistas, no solo penalistas, para que visualicen a la delincuencia organizada -promotora de la inseguridad- en un esquema de mercado. Tiene sentido en cuanto a tráfico de armas y de drogas. Milton Friedman postuló hace años que si hay demanda y oferta la salida es la legalización. El caso es que el crimen organizado ha diversificado sus actividades (asalto, extorsión, secuestro) por eso es de interés ampliar el enfoque económico que nos informe de su inserción. Estimación de su incidencia en el PIB, de agentes participantes que lo componen, ramificaciones y efectos sobre el comercio. Tener la dimensión de algo que rebasa el simple enquistamiento del crimen en las actividades productivas. Por eso es difícil de hacerlo caer.

Y si se quiere agregar complejidad se tendría que apreciar a la delincuencia organizada como una estructura de poder, no solo por ser capaz de usar la fuerza y capturar recursos de los ciudadanos (Charles Tilly), sino por las redes que tiende con empresas y autoridades. Es ahí donde se encuentran las resistencias. Con reticencias para aceptar la extinción de dominio por considerarlo un ataque al derecho de propiedad. Con avances en las leyes al considerar la corrupción y el robo de combustibles delitos penales. Si la estrategia es cortar los intercambios entre autoridades, empresas y organizaciones delictivas el camino es sinuoso y hay que intentarlo. Ya empiezan a poner pies en polvorosa.

martes, 17 de septiembre de 2019

Va bien


Para quienes lo quieran leer, oír o ver, López Obrador ha tenido claro que el cambio está en el funcionamiento óptimo de los poderes constitucionales. Eso sí, sin cargar con el costo de los intermediarios de toda índole que se constituyen en una pared entre el poder público y la ciudadanía.

En la interpretación política de los festejos patrios se revelaron dos aspectos: la anulación de los cortesanos como parte distinguida de la fiesta, la sociedad de los apapachos mutuos entre el presidente y los predilectos; y del mismo plumazo se dio la anulación del besamanos en el que eran humillados los otros poderes, el Legislativo y el Judicial.

Y más allá de la interpretación o, mejor dicho, sin lugar a interpretación, se confirmó la indelegable cercanía del presidente de México con el pueblo. Esto sin premeditación, por inclinación natural y para disgusto de los conservadores que depredaron a partir de cercar al presidente, por medio del halago y hasta del chantaje, aunque los más inteligentes haciéndose necesarios por el “lustre” de su arte y saberes.


La confirmación más aproximada del artículo 40 de la Constitución se compendió en los días patrios: república democrática, representativa, federal y laica. El cambio se va dando en la erradicación de la simulación, del hace como que hace; en la reafirmación de los poderes constitucionales, opacados por la impostura y la suplantación de los órganos de cultivo de la burocracia dorada. El gobierno, en toda la extensión de la palabra, está obligado a acatar la ley.

Pero esto apenas comienza. Todavía la administración en su conjunto, como un todo, no le lleva el paso al presidente Andrés Manuel. El esfuerzo inédito de comparecer diariamente ante los medios algunos no lo entienden y se les hace fácil la impropiedad del lenguaje misógino. Replicar el ritmo presidencial de trabajo no es precisamente tener presencia en los medios, ni se da en automático, si bien es proporcional al nivel de responsabilidad comprometida. Sean gobernadores, legisladores, que se arroguen bajo la insignia de la 4T o los que tienen nombramiento de la mano directa del titular del Ejecutivo.

Va bien, aunque hasta ahora el crecimiento económico, la seguridad, la educación y todo lo que incide en la superación de las desigualdades siga dibujando el perfil de un país injusto. Es el primer año y mínimo se requerirá de una década para que el orden constitucional ya no se colisione con el México real, como ha sido por decenios. Hecho averiguado hace tiempo por Pablo González Casanova.

martes, 10 de septiembre de 2019

¿Hay otros líderes?


En la anterior entrega hice una serie de observaciones sobre el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador. Su modo de comunicarse/informar sin intermediarios le ha permitido hasta ahora tener una aceptación popular por encima del porcentaje de votos obtenidos por él, el año pasado (2018), esto según diversas encuestas.

Qué hay de otros liderazgos, el de los grandes empresarios que prefieren no tener visibilidad política. No han estado a favor de algunas medidas tomadas, lo de la cancelación del aeropuerto de Texcoco no les gustó, por ejemplo. Pero les gustó cuando López Obrador dio la cara y salvó a México provisionalmente de una guerra arancelaria con Estados Unidos amagada por Donald Trump. Uno a uno, los grandes empresarios han ido llegando acuerdos con el presidente de la república. Tal vez no todos se sumen, pero saben que hay garantías a la propiedad, como el respeto a los contratos o la negativa de recurrir al expediente de las nacionalizaciones. El no crear nuevos impuestos, pero sí cobrar los existentes. Reducir el costo de la corrupción. No incrementar y hacerse cargo de la deuda pública heredada. Estos son rasgos que generan confianza.


Por el lado de los partidos políticos, sus liderazgos todavía no superan la zarandeada que les dieron en las anteriores elecciones federales. Se incluye a Morena, este partido mientras no consolide una estructura será una veleta de AMLO; el PRD quiere cambiar de nombre, pero no se le ve reuniéndose en las plazas públicas convocando a los ciudadanos. Un partido burocratizado que solo entiende de trámites y de convocatoria a celebridades, algunos de celebridad muy cuestionada; el PAN tiene a Marko Cortés, quien tampoco hace mucho por conectarse con la gente, salvo en los medios cuando lo pelan o en las redes con escaso éxito. Dónde está ese partido que parecía haber superado la larga hibernación que lo confinó como un partido místico del voto; en el PRI la situación está peor, Alejandro Moreno -Alito- no ha resultado un hálito de esperanza para los priístas. Sin presupuesto a disposición no tienen manera de encauzarse a la reconquista del voto; Movimiento Ciudadano, un partido nacional dirigido por Dante Delgado Rannauro que en realidad es un partido regional comandado Enrique Alfaro. Muy limitado. La morralla partidista opta por acomodarse.

Están, por otra parte, los suspirantes a líderes nacionales y a contendientes serios y creíbles de López Obrador. En realidad ellos son testaferros, esto es, obedecen a quienes los financian. Felipe Calderón es un caso raro, formalmente y según actas ganó la presidencia en 2006. El IFE de entonces, ni el INE que lo sustituyó, valoran otros datos supervinientes de operaciones al margen de la formalidad. Calderón Hinojosa, por default, debería ser un líder nacional que sin dificultad reuniera rápido los requisitos para crear un nuevo partido. No es así porque ha sido de origen un dirigente traidor (de Castillo Peraza) y fraudulento ¿Quién le estará metiendo dinero a su proyecto de partido? No muchos, por lo que se aprecia. Además, insiste en convocar a la clase media acomodada; otro caso para la araña es Gustavo de Hoyos Walther. Director general de un despacho de abogados, desde el año de 2016 dirige el sindicato patronal conocido como la Confederación Patronal de la República Mexicana. Sin arrastre para ser considerado un verdadero líder nacional, pegado a unas siglas que sí son nacionales, se la pasa divagando en “tuíter”, desde donde promueve el movimiento para encartarse como presidenciable. No me acuerdo como se llama su proyecto, así de interesante y cautivador resulta; el otro proyecto es el de Claudio X. González Guajardo. Hay poco que agregar a lo que ya exhibió el periodista Ernesto Ledesma (RompeViento TV) sobre este líder. CXGG destaca por su opacidad para informar sobre la relación de apoyo financiero a sus organizaciones civiles Mexicanos Primero y Mexicanos Unidos contra la Corrupción y la Impunidad, tal vez seguir la pista anotada por Darío Célis en El Financiero sobre la asociación civil ZIMAT. CXGG ha sido incisivo para desprestigiar a la educación pública y a la política social, pero nada dice en su cruzada contra la corrupción de empresas como Oceanografía, Odebrecht, Oro Negro, OHL y otras empresas ligadas a la extracción de recursos públicos por la vía de las influencias políticas. Este trío son la misma gata, nada más que revolcada.

viernes, 6 de septiembre de 2019

Religiosidad en el estilo de gobernar


“En su universo, los mendigos son príncipes, los mudos, sabios. Dotados de fuerza, los vagabundos recorren la tierra, la vuelven cálida y la transforman. Esto, justamente esto, es el jasidismo: poner el acento en la presencia y, también, en el cambio. En el jasidismo todo es posible, todo llega a ser posible por la presencia de un solo hombre que sabe escuchar, amar y entregarse. En esto consiste la leyenda jasídica, en intentar humanizar el destino.”
Elie Wiesel

Cuando se difunde tanta información falsa. Cuando se dan coyunturas tan inextricables -para mí, aclaro- como el relevo de mandos en ambas cámaras del poder legislativo es difícil abordar un tema, un problema ¿Y ahora de qué escribo? Siempre hay una salida o excusa, da igual. Las noticias se hacen enfadosas. Si no fuera por los libros no tendría pretexto para escribir. Y de lo que escribiré a continuación no será del gusto de agnósticos, ateos o de librepensadores, tampoco de creyentes doctrinarios. La veta religiosa aparecerá aquí para abrir una perspectiva de comprensión que se distinga del análisis cargado de odio, de insidia. Espero que así se entienda.

Si algo ha quedado a ojos vista es la mutación en el ejercicio del poder que se expresa en una paradoja: se retoma el Palacio Nacional como símbolo de la autoridad presidencial y se fumigan los modos de la política palaciega. Un palacio sin cortesanos. Es un modelo que se exige el presidente Andrés Manuel y les exige a sus colaboradores. Es su praxis política.

El elemento que destaco, eso pretendo, es la religiosidad del gobernante. No es en el sentido doctrinario de un culto, tampoco eclesial. Eso lo pondría en colisión con el Estado laico. Religiosidad como forma de ser, de relacionarse, de ponerse al servicio de los demás anteponiendo valores a través de fraseos coloquiales: “pórtense bien”, “no soy un ambicioso vulgar”. Alto contraste con la era tecnocrática. López Obrador hace de la historia de México su religión, la maestra que a través del pasado nos despeja el futuro. 

El otro componente de su religiosidad, que es sin oraciones, ni templos ni vanguardias, es ese afán de recorrer el país (otros presidentes ya lo habían hecho) Pero al presidente le viene ese afán antes de ostentar el cargo. Ha recorrido el país y de ahí una de las claves de su rotundo triunfo en las urnas en el 2018. Es más, así conquistó el poder antes de ganar las elecciones. Mayoritariamente la sociedad lo había adoptado como su guía. Una Larga Marcha, que a diferencia de la Mao Tse Tung (1893-1976), no fue una hazaña militar.

Pablo de Tarso (inicios de la era cristiana) tal vez sea una mejor comparación, su itinerancia para visitar a las originarias comunidades cristianas, de Jerusalén a Roma, con el arma de la palabra hecha epístola. De Tijuana a Chetumal, la palabra se hace en las “mañaneras” y en las asambleas populares. Suena ocurrente, lo parece. Aquí pongo unas citas para sustanciar la ocurrencia, tomadas del trabajo de Günther Bornkamm:


“Lejos de presentar las ideas filosóficas, morales o religiosas, en deducciones que llenen largos párrafos y en discusiones de carácter especulativo, evita a conciencia el lenguaje técnico y elevado, y se mueve a un nivel dialogal lleno de vida, con frases cortas e incisivas; presenta objeciones que responden al punto de vista de un adversario imaginario, hace intervenir al oyente o al lector como si fuesen interlocutores y, como quien dice, no les pierde ni un momento de vista”“lo único verdaderamente importante para él era la misión que había recibido y no su propia persona.”

“No hemos hablado todavía aquí de una determinación de la asamblea, acerca de la cual los Hechos guarda silencio, pero que Pablo menciona al final de su informe: ‘sólo que nosotros debíamos pensar en los pobres, cosa que he procurado cumplir con esmero’”.

“para él la parte esté siempre en función del todo y que, sin embargo, al mismo tiempo no se crea en el derecho de perder de vista lo singular por razón del conjunto. Ambas cosas están para él mutuamente implicadas…Al apóstol le incumbe aquí la tarea de poner fin a la disputa surgida entre dos grupos rivales que se criticaban o se menospreciaban unos a otros por razón de sus respectivas actitudes con respecto a determinadas prescripciones dietéticas, y a exhortarles a la reconciliación.”

“el inmenso trabajo que Pablo tuvo que llevar a cabo en la floreciente comunidad efesina, y también el enorme influjo que debió ejercer en los alrededores de la ciudad y en sus demás comunidades. Esto lo confirman las cartas que escribió desde Efeso, en las cuales hace frente a sus problemas y a sus desviaciones, dando fuerzas, infundiendo ánimo y enseñando, pero también amonestando y atacando.”

“Pablo no luchó en solitario. Precisamente las cartas, que escribió desde Efeso o en las que alude a Efeso muestran que le apoya un aguerrido ejército de colaboradores.”

Pidiendo disculpas por el exceso de citas, solo por eso. Jamás está en mi intención convertir al lector hacia determinada creencia. El interés está en destacar semejanzas en la forma de relacionarse para alcanzar fines. Así poder entender que el movimiento de AMLO tiene altas probabilidades de no ser pasajero, a pesar de MORENA.

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