lunes, 11 de diciembre de 2017

Ejes temáticos rumbo al 2018

Están ya tres virtuales candidatos a la presidencia: José Antonio Meade, Ricardo Anaya y Andrés Manuel López Obrador. En medio de las carencias que afligen a la mayoría de la población, el circo electoral tiene abiertas las puertas de par en par.

Se hablará de corrupción, aunque las propuestas no alcancen mayor notoriedad. La corrupción como materia de campañas de lodo. Para empezar, Anaya, el representante del llamado Frente (PAN, PRD y MCD) es el que cuenta con exhibición reciente de corrupción. Ya veremos si El Universal sigue documentando la riqueza mal habida del queretano; de AMLO se reciclarán los casos de Bejarano, Ímaz, Robles, así como las eventuales actualizaciones que provengan de la secretaría de hacienda; de Mead, dicen sus defensores, no hay mácula que lo infame. Es un dicho. Para su desgracia, los casos de César y Javier Duarte, Roberto Borge y Rosario Robles, así como las empresas HIGA, ODEBRECHT, OHL, son un lastre para la campaña difícil de ignorar. Suman miles y más de millones de pesos. Se trata de las ligas mayores de la corrupción.

Se acusaba al estatismo (antes no estaba de moda el término populismo) de ser la fuente de la corrupción. Se afirmaba que con la liberalización económica se acabaría con ese mal. Falso. El mercado es compatible con la corrupción.

El otro tema inevitable de las campañas será el de seguridad, de cara a la violencia criminal desatada. Tanto Anaya como Meade están convencidos de la militarización como medio de restablecer la seguridad (alguna vez la hubo) López Obrador, en su actuación de opositor, visualiza ya un proceso de pacificación (recordar que la guerra contra la delincuencia organizada fue declarada Felipe Calderón en diciembre de 2006 y es hora de que no ha concluido) Se tiene que informar cuándo se les fue de las manos a los gobernantes el control sobre las actividades delictivas, del crimen organizado y el despunte de la violencia, federal y del orden común. Durante décadas, los militares controlaron el narcotráfico, lo acotaban de facto y la violencia no prosperaba. Fue con el gobierno de Miguel de la Madrid con el cual las agencias estadounidenses comenzaron a hacer una presión descarada para intervenir en la materia. Con Ernesto Zedillo y Vicente Fox se llegó, incluso, a enjuiciar militares, sin olvidar que los Zetas -fundado por exmilitares- surgieron en el gobierno del primero. Con Calderón y Peña Nieto la violencia ya no tuvo continente. Curiosamente cuando menos soberano se hizo el país en el combate del crimen organizado. México es tutelado por los Estados Unidos a través de la iniciativa Mérida.

Se confiaba en que el proceso reformador caminaría sin alterarse la paz. Falsa expectativa. La violencia criminal sacude al país.


Del proceso reformador siempre se defendió el lado A: arribo al primer mundo, prosperidad, consagrarnos como potencia. Ese lado A con el cual se identifican Anaya y Meade. Si nos asomamos al lado B, las consecuencias nada tienen de alentadoras: crecimiento económico mediocre, democracia como ecosistema de los políticos, excluyente de la sociedad. Corrupción e inseguridad, para reiterar.

Pero qué operó efectivamente con las reformas: un desprecio por el Estado, lo público, para situar en su lugar el endiosamiento del mercado, a lo privado. Se estableció una legislación proteccionista de las empresas y se dejó desprotegida al resto de la sociedad, sus organizaciones gremiales esterilizadas hasta cierto punto, pues había que mantener a los dirigentes corruptos. Se desbarató, por ejemplo, el sistema de pensiones para favorecer a los bancos y similares (CONSAR) Se rescató a los bancos a perpetuidad (IPAB) No hubo paso que no se diera sin dejar, manteniendo en el foco, a la empresa privada. En su lógica, los derechos sociales adquiridos restaban competitividad al país.
Se postuló que las reformas nos harían más libres. Falso. Se construyeron las cadenas invisibles del individualismo bárbaro, el que nos trae entre el consumismo y la corrupción, la indiferencia y la violencia.

Por eso no creo en la continuidad a toda costa, como tampoco creo en que vigorizar derechos sociales sea un retroceso. Si se quiere empezar a “curar” el “tejido social” dañado la vía redistributiva es opción.

Bajo estas consideraciones, veo a López Obrador en la mejor coyuntura para ganar las elecciones del 2018. Él sabrá si la aprovecha.
La ilustración de San Juan Climaco, La escalera del Juicio Final. Siglo VII d.C.

El último del año. Receso Guadalupe-Reyes.

martes, 5 de diciembre de 2017

Ficción colectiva, otra vez

“Más es cierto que la filosofía política de la modernidad no podrá salir de sus contradicciones si no toma conciencia de sus raíces teológicas.”
Giorgio Agamben

Mi agrado no es repetirme, pero el eterno retorno es más poderoso y se impone: nada cambia. José Antonio Meade, el tecnócrata, ha sido elevado como el más firme candidato del PRI a la presidencia de la república. Para operar su nominación se le ha dado el empaque del Mesías, el salvador que todo lo puede ¿Y qué no las reformas nos situaban en la tierra prometida? Una narrativa que aplasta cualquier pretensión de modernidad. Reportajes y comentaristas en la cargada ¿Y cómo de la doctoral contemplación de la macroeconomía se pasa a ser Mesías? Una cosa no va con la otra, salvo que hablemos de prestidigitación política.


Hagamos a un lado la vulgarización. De principio consideremos la ficción colectiva del Mesías en su positividad como la aspiración del Israel arcaico. Como la unción de los antiguos reyes judíos en un primer momento. Después, el Mesías como la esperanza de un pueblo desplazado, de Mesopotamia, de Egipto. No bien encontró su territorio en Palestina fue sometido por el Imperio Romano y luchaba por su liberación. De nuevo la diáspora. El Mesías como un paliativo para tiempos difíciles, mientras se llegaba a un arreglo con los poderes dominantes.

Hasta que llegó el Galileo hace ya más de dos mil años. Entonces no hubo autoridad religiosa, ni rey de Judea, ni mercaderes que contuvieran por las buenas al auto proclamado Mesías. Jesucristo, un quiebre y una continuación. Reavivó la esperanza mesiánica, la extendió, la universalizó por la vía de los evangelistas y, junto al helenismo, le dio forma a Occidente. Del Pueblo elegido se pasó a la hermandad entre los seres humanos.

En todo ello quedo una creencia latente en la salvación. El sufrimiento y la pobreza superables por el ensalmo del salvador. Un mito que en cada situación difícil renacía. Para los cristianos, la conclusión del primer milenio se recibió con expectación por la profecía juanina, que en el Apocalipsis anunció el fin del mundo y la llegada del Mesías. Mucho alboroto se formó en la Edad Media. Desde el lado del judaísmo, el fundamentalismo jasídico mantuvo viva la llama del mesianismo.

Eso ya es historia. Lo destacable es su reformulación como creencia laica acerca de un hombre que tiene la solución a todos los problemas que aquejan a una sociedad y al cual se le entrega la confianza absoluta para lograr la sanación social. En ese brete han metido a Meade, pues no es ajeno a las políticas de desprotección -el embate exitoso de los tecnócratas en contra del proteccionismo de los últimos años. Exitoso relativamente ¿Para quienes? La desregulación de los derechos sociales vino acompañada de una sobrerregulación protectora de la iniciativa privada. Robin Hood invertido.

Con el ascenso de la tecnocracia, la imposición de un paradigma económico parecía prescindir de los mitos desde el presidente gris. A contracorriente se construye la imagen mesiánica del candidato único del PRI y no caen en la cuenta de que, desde la derecha (incluida la liberal) la plaza del mesianismo se la habían asignado a López Obrador en una connotación abiertamente peyorativa ¿Cómo le vamos a hacer para distinguir al bueno del malo? 

Acaso habrá que recurrir a San Juan evangelista y a uno de los dos declararlo Anticristo. Ese imaginario religioso se prodiga cuando se da cabida a la “liturgia” y se inicia una disputa por la simbolización religiosa como figura que vela la disputa por la nación. Ya Meade se registró como candidato en una fecha litúrgica del calendario católico, el primer domingo de adviento. Ya AMLO anunció registrar su aspiración presidencial el 12 de diciembre, día de la conmemoración la Morenita, la Virgen de Guadalupe, insignia del catolicismo mexicano.

La ficción cuenta y cuenta mucho. Aquí nada más la consigno. Prometo volver a la realidad.


martes, 28 de noviembre de 2017

El misterio está en otra parte



Hace tiempo el misterio litúrgico, el oficio, no se cultivan en la Iglesia, tampoco en el Estado. Dentro de la globalización es en las instituciones financieras donde se guardan los secretos de lo público. Esa variante ya la había comentado mentando a un filósofo romano:

“Giorgio Agamben sugiere en su investigación titulada Opus Dei (Adriana Hidalgo editora, 2012) que posiblemente el paradigma del servicio público, su liturgia y oficio, estén en crisis en Occidente, precisamente en sus arquitecturas institucionales más representativas como modelo de convivencia social: la Iglesia y el Estado.

“El posiblemente está demás, es ya una realidad afirmativa de esa crisis. Tanto el poder espiritual del clero, como el poder cívico político del Estado se encuentran avasallados por el poder de las finanzas internacionales. Un poder que no se reconoce en la cosa pública, mucho menos en su servicio. Sólo vale la promoción del interés particular, la sociedad, para decirlo rápido, no existe.” https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=8251921317178057992#editor/target=post;postID=1058199383793255274;onPublishedMenu=allposts;onClosedMenu=allposts;postNum=0;src=postname

Los desafíos de la naturaleza, los desafíos de la inseguridad pueden diferirse. La estabilidad financiera que determina la conducción de lo público es donde se tiene a buen recaudo el misterio y el orden de prioridades. Son las instituciones financieras el centro neurálgico de la liturgia u oficio.

Es la ruta en la que fue colocado José Antonio Meade para convertirse en el aspirante de unidad a la presidencia que los mercados exigen. En este juego, los militantes y sectores del PRI escenifican la parodia de sí mismos, ecos de un viejo partido y de lo que coloquialmente se llama destape. La designación vertical del sucesor tuvo su última liturgia de Estado para ungir a José López Portillo. Desde de 1981 la unción y el misterio se desplazaron a los organismos financieros internacionales. De Miguel de la Madrid a la fecha. La candidatura de Luis Donaldo Colosio fue una anomalía que se corrigió con un asesinato.

Si el affaire Trump sacó de la nominación a Luis Videgaray en otoño de 2016, eso no significó un cambio del centro litúrgico. De hecho, en julio de ese año se inició en firme el juego sucesorio desde el oficialismo con la salida de Manlio Fabio Beltrones de la dirigencia nacional del PRI. Enrique Ochoa Reza en modo alguno interfiere la liturgia de los altos secretos financieros.

Para agosto de 2017 se corrigieron los estatutos del PRI. Se sepultaron los famosos candados que decretaban la demostración de pedigrí, la exigencia de certificado de origen priísta para poder aspirar a los puestos de elección popular desde la plataforma del PRI. Se incorporó la figura de candidato externo, sin militancia, y se abrió el ostión, dicho esto sin ánimo de rimar.

A pregunta expresa en un encuentro con comunicadores, convocado en octubre por Los Pinos para informar sobre la atención a los sismos de septiembre, el presidente Peña Nieto defendió la liturgia (los misterios) de la nominación del candidato del PRI a la presidencia. Días después, en el mismo mes de octubre de 2017, dentro de la cumbre de negocios que organiza año con año Miguel Alemán Velasco, otro prócer del empresariado (Claudio X. González Laporte) de manera directa se arrogó el derecho de catapultar a Meade como aspirante a la presidencia desde San Luis Potosí.

Lo demás ha sido bordar sobre el mismo anuncio. El 22 de 
noviembre Luis Videgaray replica el llamado destape. El viernes 24 Miguel Ángel Osorio Chong se excluye de la carrera por la presidencia. El lunes 27 Peña Nieto hace la tercera anunciación del advenido, al aceptar la renuncia de Meade al gabinete. La proclamación posterior de los sectores ya fue folclore.

jueves, 23 de noviembre de 2017

Ficción colectiva*

“Hay situaciones en las que las instituciones saltan, en que ya no se sabe dónde está el rey.”
Emmanuel Levinas

Sobre las edificaciones arruinadas por causa de los terremotos se ha pegado un anuncio oficial. Los damnificados leen atónitos: ‘Disculpa por la suspensión de la reconstrucción. Hombres trabajando en año electoral’.

Así de burladas se han de sentir las personas que no pueden regresar al hogar que habitaron. Desde la esfera pública se ha preferido resolver la reconstrucción como un asunto entre particulares por la vía del mercado. Se entregan tarjetas de plástico para comprar materiales, se ofrecen créditos para comprar casa, los que tienen seguro tratarán de hacerlo efectivo y así remediar la pérdida material. De región en región afectada, cada una demanda una reconstrucción a la medida. Al reclamo, los damnificados escuchan la voz del Estado: háganle como puedan. La marcha del país no se detendrá por una minoría de damnificados, todo sea para celebrar la cita cívico electoral del primero de julio próximo.

Entonces se aprecia la falta de instituciones que arreglen con cierta efectividad la convivencia dentro de un colectivo mayor, el Estado. Porque las instituciones están construidas para darle durabilidad y bienestar a la existencia tuya y mía, son la consagración de la vida social. Pero desde el nacimiento de la modernidad se ha mantenido una creencia de una individualidad autosuficiente, que se sostiene sin dependencia con otros. Sobre todo, por lo que atañe a la forma radicalizada del liberalismo extremo, que es la superestructura ideológica que campea en nuestros tiempos. Todo lo que significa valorar una ficción colectiva distinta en la superación de los desencuentros o diferencias al interior de una sociedad ya tiene una etiqueta: populista.

Creo de utilidad hacer a un lado la discusión entorno a ese equívoco que envenena el debate. El punto es conversar sobre la ficción colectiva que acredite a las partes y dé viabilidad a la convivencia dentro del país. Nada bueno depara la crispación, el encono. El asunto, también, no es dilucidar quien es el mejor prospecto para gobernar, sino que instituciones tiene que fortalecer el poder público democráticamente establecido.

Si el individuo fuera literal y verdaderamente autosuficiente el lenguaje sería innecesario, salvo en su acepción de idiolecto. Atengámonos a la realidad básica, Tú y Yo es el binomio, el sístole y diástole de la humanidad. Desde los rituales y mitos de la sociedad primitiva se tiene esa ficción colectiva que arregla la existencia social. Israel arcaico creó la ficción del pueblo elegido, donde reyes y profetas eran en y para el pueblo de Dios ¿Orígenes del populismo?; la ciudad (polis) fue una ficción fructífera en lo civilizatorio, donde un tonelero pudo alcanzar las cumbres del saber y, por la misma configuración de la ciudad fue condenado a suicidarse o exiliarse; acaso no fue el derecho romano la ficción a modo organizar un imperio, extender el orden más allá de la ciudad; los primeros cristianos recurrieron a la figura de la asamblea (iglesia) y postularon una hermandad ecuménica a partir de la fe en Cristo; Hobbes recurrió a la ficción de El Leviatán  (Estado absoluto) para abatir la belicosidad entre los hombres; Rousseau, por su parte, concibió el contrato social (Estado democrático) para atenuar las desigualdades dictadas por la naturaleza y garantizar la libertad. Todas estas ficciones dieron la pauta para formar tal o cual tipo de instituciones.


Con la misma disposición a la brevedad, la ciudad hierática Tenochtitlán tenía un calendario de festividades religiosas, cuenta Fray Bernardino de Sahagún, que organizaba la vida de los aztecas; los conquistadores amalgamaron las creencias autóctonas en su despliegue evangelizador, la deidad Tonantzi con la extremeña Virgen de Guadalupe; la primera versión liberal de México tuvo efecto devastador sobre las comunidades agrarias, no había materia suficiente para creer la saga del liberalismo posesivo; la revuelta agraria de 1910 dio pie, a partir de la Constitución de 1917, a la conformación del Estado benefactor ¿Populismo?; desde 1983 una segunda versión liberal, que como ola desmanteló la Constitución y estableció la ficción colectiva del mercado. Sin formación de ciudadanos, sin verdaderos empresarios, el resultado ha vuelto a ser devastador, ahora en su resaca delictiva: asesinatos, asaltos, extorsiones, fraudes.

Por lo expuesto, se entiende porqué es exigible una reconstrucción ejemplar sobre las ruinas que dejaron los sismos de este año. Aprender que la democracia y el mercado no se construyen en el vacío, su mejor base es reinstituir componentes del Estado del bienestar: justicia, ingreso, educación, salud. Si los poderes públicos quedan abstraídos en el juego electoral y en los vaivenes del mercado, entonces la viabilidad del Estado quedará en riesgo. Se abrirá el paso a otras ficciones colectivas como la secesión entre el norte y el sur, o la declaratoria de una Estado Libre y Asociado.

¿Llegaremos a eso?


*Ficción colectiva es una expresión para aludir a las creencias fructíferas, que sin requerir demostración alguna y sustentadas en el crédito concedido por una comunidad, colectivo o sociedad, fundan instituciones que arreglan la convivencia y hacen llevadera la existencia entre seres humanos.

martes, 14 de noviembre de 2017

El ultrasonido

El siete de noviembre recién, el presidente Enrique Peña Nieto y su gabinete recibieron en Los Pinos a las cúpulas empresariales. El propósito, conocer las aportaciones del sector privado orientadas a la reconstrucción de los estados afectados por el terremoto del siete de septiembre.

La presidencia subió la videograbación del evento, cuya duración es de casi dos horas. Si las caras de los circunstantes nada tenían de arrobadora alegría, el tema no lo ameritaba, las despedidas fueron corteses y hasta cordiales, de unidad a toda costa.

Una reunión oligárquica que mantuvo sujetado al presidente, con el oído atento a los planteamientos empresariales, dejando la conducción del evento a José Antonio Meade, con el acompañamiento silencioso del gabinete. Notable y lógica ausencia de los damnificados, sin representación ni voz.


Dispendio de cifras sin ofrecer ruta crítica o cronograma de actividades que dé, en el futuro, cuenta de los compromisos adheridos a la reconstrucción. El anuncio de un sitio en la red, montado desde la SHCP, a punta de excell, sin dar una vinculación explícita y útil para con los damnificados.

Los empresarios dejaron en claro, son dos vías para la reconstrucción, la pública y la privada, para tener cuidado y evitar la mezcla, menos redundar esfuerzos. En pesos, la segunda resulta complementaria.

Arrancado el año electoral, el gobierno de Peña no se puede equivocar en el ejercicio de recursos para obtener resultados a corto plazo de la reconstrucción, pues de nada servirá tener con los empresarios un candidato presidencial consensado. Una reconstrucción descuidada puede fortalecer a su archienemigo: AMLO. Por algo las plumas histéricas que animan el miedo al populismo se siguen prodigando.

A diferencia del terremoto de 1985, más letal, aunque de menor alcance geográfico, casi limitado al Valle de México. En aquel entonces se dispuso al secretario de SEDUE para coordinar la reconstrucción. Manuel Camacho Solís construyó una estructura de operadores, no forzosamente priístas, que negoció con la hidra del llamado movimiento urbano popular. La elección presidencial demostró que no se obtuvieron dividendos de la reconstrucción, el partido gobernante fue apaleado en la capital del país.

Los terremotos de septiembre de 2017 tienen otra complejidad, empezando por involucrar a más estados de la república, con el desarrollo de un pluripartidismo defectuoso y el deterioro de la seguridad. No hay una conducción formal desde el gobierno federal de la reconstrucción, tal vez porque unos son presidenciables y otros impresentables -pero todos los secretarios meten la mano por instrucciones de su jefe. Tampoco cuenta el gobierno con un decreto avalado por otros poderes que le permita tener control vertical de la reconstrucción, al menos para obviar burocratismos o excesos de los gobiernos locales.


Bien vista, la reunión con los protagonistas económicos resultó todo un ultrasonido.

miércoles, 8 de noviembre de 2017

La parabólica del mercado

Recurrente es la información periodística que nos habla de la debilidad del Estado de derecho, de su impotencia para hacer de la justicia el fiel de la balanza en la convivencia social. Leer a constitucionalistas, juristas y, hasta magistrados, azorados por no encontrar la cuadratura al círculo para la formación de un Estado capaz de dictar lo justo. Dar por irremediables las deficiencias del Estado de derecho (en México), está desahuciado.

Asumir al mercado como la norma imperante y totalizadora de toda relación social. Tan dominante como para hacer del delito una comisión que se purifica por el influjo o participación del mercado. La maravilla por medio de la cual el crimen organizado, la evasión fiscal y la corrupción (de los políticos-funcionarios) se encastra a la economía de mercado*.

Sin hacer un análisis económico, más bien una perspectiva semiótica -referente a los signos- se puede atisbar como se da el encastramiento del delito en el mercado.



Si el torrente monetario que forma el mercado se representa con el signo de $. Si existe una masa monetaria formada por el crimen organizado y se representa con el signo $, además se conforma otra masa monetaria procedente de la evasión fiscal representada por el mismo signo de $, y finalmente, otra masa monetaria formada vía la corrupción del alto funcionario se mimetiza en el mismo signo $.

Se entiende como el dinero sucio representado bajo el mismo signo se integra/identifica con el torrente monetario del mercado. El mercado por sí mismo, salvo por obligación de la ley cuando es efectiva, no discrimina entre el dinero “sucio” del “limpio”. La supuesta antena parabólica en la que el mercado recibe y emite señales de dónde y cuándo invertir es una cuestión esotérica para la mayoría de los mortales, como yo. Sólo las casas calificadoras que actúan como médiums o madamas, se arrogan la capacidad para decodificar las señales que se trasmiten en la parabólica del mercado, informando donde invertir y donde no. Ese pase mágico no alcanza para identificar el delito. 

Es inexistente un mecanismo de mercado que todos los días detecte y margine, de manera natural, el dinero proveniente del crimen organizado, de la evasión fiscal o de la corrupción. Por el contrario, hay mecanismo financieros y de empresa que sirven para blanquear el dinero de procedencia ilícita.



Pero algo podrido hay en Elsinor cuando agencias como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional o la misma OCDE, se ponen a calificar la calidad del mercado.


*Una disculpa por mentar de nuevo el encastramiento. Remito al lector al ensayo de Karl Polanyi La economía como proceso instituido (1957). En él se expone cómo dentro de la historia de la economía, esta tiene modalidades de integración (reciprocidad, redistribución, intercambio) según se trate de una sociedad primitiva basada en la simetría del parentesco, arcaica con administración centralizada o de mercado con formación de precios. En esa variación, el ritual, el Estado o el mercado se convierten en el elemento que ensambla toda la vida social. Respecto al mercado Karl Marx tuvo la visión, que se hizo dogma, de que la estructura económica determina toda la superestructura jurídica, política, ideológica (cito de memoria) Esa es una descripción de encastramiento.

martes, 31 de octubre de 2017

De los sismos a las campañas

“¿hay una especie de amable consenso general de ceguera?”
Henry James

Todavía no valoramos la situación postraumática de los damnificados por los sismos y la reconstrucción es ya una forma de hacer campaña.

Nadie quiere que le coman el mandado, bien vale politizar la desgracia, llevando agua al molino de la causa electoral, sin detenerse a resolver los problemas nacionales de una modernización “mostrenca”.

Si López Obrador lleva años en campaña, es porque la lucha por el poder no se ajusta a los moditos electorales que administra el INE. Eso lo saben los partidos, sobre todo los poderes fácticos que sacan mayor provecho. La autoridad electoral carece de recursos para influir sobre las cúpulas empresariales, que actúan para reconducir a su antojo el proceso, agremiados suyos disponen de la mayoría de los medios de comunicación masiva. Les apura desperdiciar el tiempo y se han sumado a la construcción de la candidatura de José Antonio Meade. El siglo XXI es rico en experiencia de la operación empresarial. Sus cúpulas, no los ciudadanos, han impuesto presidentes de la república. La nueva “dictadura perfecta”.



Se sigue cultivando la presidencia providencial a sabiendas de que las elecciones no transforman, por el contrario, pueden profundizar los problemas nacionales. Los partidos no reflejan pluralidad pues se ha establecido la “ideología fría” del mercado, un dogmatismo religioso sin Dios. La casta tecnocrática infiltra a los partidos y a los independientes. En la oferta no hay de donde escoger, ni López Obrador está en condiciones para alterar la hegemonía del mercado.

Los candidatos por venir son lo de menos, reconstruir lo público es impostergable. Para ello hay que comenzar por identificar las consecuencias de la transformación realizada al margen de los ciudadanos, acotada por intereses socialmente minoritarios.

Se presume de que en el subsistema político el voto cuenta y se cuenta, para así abatir el autoritarismo. La desregulación económica iba a ser capaz, por los menos, de diluir la corrupción del Estado interventor si este desaparecía. Sólo por mencionar dos hitos reformadores que marcan un antes y un después.

¿Qué sucedió? Se disminuyó al Estado en la creencia de una sana resolución privada. Contrario a lo previsto, la corrupción salió indemne y fortalecida tras las reformas. En la pendiente de la destrucción de identidades colectivas, fuente de acción colectiva y solidaridad, la delincuencia ocupó un espacio como nunca en el pasado, se encastró en la economía y en estructuras de gobierno. Esto es, quedó ensamblada. La inseguridad se estableció consecuentemente a la articulación entre delito, economía y política. Nada más falta que el delito se declare cultural.


Independientemente de la disputa electoral, lo que el país necesita es reconstruir lo público sobre la base de la seguridad efectiva y una real procuración de justicia, que sea profesional, sin la manga ancha de la interpretación de la ley o de sus vacíos.

Igualmente, concebir y establecer un sistema universal de salud y un sistema universal de educación como matrices de la formación ciudadana. Después de todo, el desastre reformador es correlato de la débil formación ciudadana.


jueves, 26 de octubre de 2017

El arte de evadir la ley

Si algo define a los poderosos, pese a las ínfulas democráticas, es su capacidad para no ser tocados por su desapego a la legalidad. Sean renombrados políticos, encumbrados empresarios o retorcidos burócratas, su condición es de inmunidad/impunidad. La ley sólo se llega a aplicar a los ciudadanos de a pie.


Perdón, tenemos ocho millones de afectados, dos millones de damnificados por los terremotos de septiembre recién. Se carece de una vocería oficial que día a día informe sobre la evolución de su estado, cómo se va superando el trauma, qué se ha reconstruido. Las cifras sin consecuencias se convierten en engaño, en ocultamiento, en crimen estadístico.

El caso es que en el centro de la información la desgracia se hace marginal, ya producida por fenómenos naturales, ya por maldad humana, nunca hay suficiente sufrimiento como para opacar las ambiciones de los poderosos. Es el sabor que deja la entrevista que hizo el diario Reforma (18-10-2017) al entonces fiscal federal para delitos electorales -Santiago Nieto Castillo- y sus consecuencias.

Desde cuando una nota periodística es prueba jurídica. Lo revelado, después que hace más de un año y desde Brasil se difundiera la especie sobre la corrupción en PEMEX, luego entonces información del dominio público se convirtió en atentado al debido proceso. Y la destitución del susodicho no fue también atentado al debido proceso. Acaso el inicio del procedimiento para destituir estaba exento del trámite ante la SFP, como si la PGR fuera un ente autónomo. Porqué el subprocurador conserje de la PGR -Alberto Elías Beltrán- actuó como sicario. Le ordenaron imperativamente ¡Saca la pistola! Al fin que el fiscal es de trapo.

No nos hagamos bolas. El asunto es eminentemente político con barniz jurídico. Eso sí, las desgracias no detienen la lucha por el poder que se libra día a día, lucha que se burla a pleno sol de las exquisiteces jurídicas del año electoral que cíclica y pomposamente anuncia la autoridad responsable.

Lo que se exhibe es una reformulación del equívoco de la dictadura perfecta (Hay dictadura constitucional o dictadura de facto, lo de su perfección es impresionismo, muy digno de un literato) Siendo efectista, la “dictadura perfecta” del PRI se ha transformado en la “dictadura perfecta” de los empresarios, quienes disfrutan de la disminución de derechos de los asalariados. De los empresarios que bocabajean a los políticos un día sí y otro también. Dictadura que ha multiplicado la corrupción y la criminalidad, los demonios sueltos de una pírrica transformación.

Vivimos un régimen transformado que evade la democracia o la acepta como “elitismo democrático”. El régimen, lejos de ser liberal, genera estancos. Se producen leyes para la protección de empresarios y políticos, los ciudadanos somos gleba sujeta a sus caprichos.


Una real transformación democrática es incluyente.

jueves, 19 de octubre de 2017

Tropezar con la misma piedra


Diecinueve de octubre, a un mes del terremoto y el duelo sigue. Bien observado, la pesadilla comenzó el siete de octubre para las poblaciones del istmo, de Chiapas y Oaxaca.

Pasaron los días y hasta el 17 de este mes se dan las cifras oficiales mejor articuladas sobre el impacto de los sismos en la cotidianidad de las familias. Cifras expuestas durante una conferencia de prensa encabezada por el titular del Poder Ejecutivo y su gabinete (Ver el enlace http://www.ejecentral.com.mx/pena-eleva-otra-vez-costo-reconstruccion-48-mil-mdp/) Tal revelación de información, la que falte y sea pertinente, bien merece crear un sitio dentro de la página de la página web de la presidencia (A lo mejor ya existe, nada más que la extensión gobierno.mx sólo es amigable para los titulares de las dependencias) En el sitio sugerido se podría informar exhaustivamente, lo que una rueda de prensa no puede proporcionar por sus propios límites.

Cuando se habla de 48 mil millones de pesos para reconstruir los saldos materiales de los eventos sísmicos, es obligado preguntar de dónde van a venir: de recursos fiscales o de donaciones, de ambos y en qué proporción. O si definitivamente son cuentas aparte. Si se trata de recursos públicos y es a los que se refirió el presidente Enrique Peña, es importante informar sobre las disposiciones fiscales del año en curso, considerar los ajustes del presupuesto para el año fiscal 2018 y de los que se sucedan. De esta manera medir la certeza de la estimación de la inversión necesaria.

De doce millones de personas afectadas, sólo dos millones se consideran damnificados. Para que los recursos lleguen a los damnificados se tienen un sistema de procedimientos administrativos. Trazar la ruta que va de la disponibilidad de los recursos hasta que el apoyo se hace efectivo. Ello representa una exigencia a la comunicación gubernamental: dotar de información sobre el cumplimiento de la ruta trazada. Aquí no se trata de aburridos procesos administrativos, sino de un auténtico compromiso con la transparencia. Información disponible en el sitio sugerido.

Entre los miles de millones de pesos y los damnificados la ruta se puede torcer. Quién va a vigilar en tiempo real ¿La Auditoría Superior de la Federación? ¿El inacabado Sistema Nacional Anticorrupción?

Ineludiblemente, esto remite al tema de la corrupción. Tema al que en un talk show del día 16 de octubre se refirió el presidente Peña Nieto. La discusión no puede quedar anclada como un asunto cultural, o de si la corrupción tiene la misma proporción en esta que en otras administraciones. Eso es minimizar el tema, parece un propósito presidencial. Hablar de la corrupción tiene una conversación asociada, la impunidad, a la que no se refiere y elude sistemáticamente el gobernante, si del ejercicio de la función pública se trata. Trivializa, por ejemplo, con el socavón del Paso Exprés. Hay socavones y se los atribuyen a la corrupción, dice él. Desautoriza Peña Nieto, en segundos, la investigación que lleva a cabo su colaboradora Arely Gómez, sobre las anomalías encontradas en la construcción de la carretera mencionada.


Aquí dejo la propuesta, a fin de sexenio y en pleno año electoral.

jueves, 12 de octubre de 2017

¿Este cuento se acabó?

Despejar el terreno informativo de la basura sucesoria que arrojan los aspirantes a la presidencia de la república y sus narradores. Tomar en cuenta la relevancia del presente y las consecuencias del pasado inmediato, todas ellas inadvertidas por los poderosos. De eso trato en esta ocasión sin siquiera salvar el fastidio de la repetición.

El terremoto del 19 de septiembre, desde su vivencia en la ciudad de México, dejó al descubierto la más joven de las democracias de la república mexicana, su baja calidad o su calidad de botín para los políticos o burócratas, son expresión de una pluralidad ficticia: la corrupción los identifica, los hace homogéneos. Edificios colapsados en la ciudad de México, algunos, corresponden a manejos corruptos entre autoridades y empresas inmobiliarias.

Otro tema relevante es la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. En la cuarta ronda de negociaciones, celebrada de nuevo en Washington D. C., nos ofrece la coincidencia entre Canadá y los Estados Unidos de plantear la exclusión de México del TLC. Precisamente la joya del régimen tecnocrático que puso a México en el primer mundo sin considerar los endebles cimientos de esa colocación. Ahora resulta que México es un socio incómodo para hacer un trío.

Está muy contaminado el ambiente de cielos claros que prometieron las reformas modernizadoras, las recientes y las precedentes, de Carlos Salinas a Enrique Peña.

Algo se quebró en el diseño no escrito de la modernización de entre siglos, pero es imposible ocultar el acuerdo tácito entre la élite política y económica. El enriquecimiento desmesurado de los políticos y la ventaja de algunas empresas, nacionales y extranjeras, para enriquecerse despiadadamente. Este fue el pacto corrupto de la liberalización económica, capturar para unos pocos la operación del “libre comercio”.  

Partidos dóciles en el proceso legislativo de reducción del Estado. Empresas beneficiadas para sacarle la vuelta a la competencia: Carso, Televisa, TV Azteca, Industrial Minera México, Grupo Bailleres, Bimbo y una larga lista que incluye actividades financieras, de la construcción.


El cuento de hadas de la democracia electoral y del libre comercio ha dejado una historia de horror digna de un escritor romántico. La criminalidad, la inseguridad se han convertido en pesadilla de la que nadie se hace responsable, desde el Estado lo ven como un problema estrictamente policiaco y de presupuesto público, este último siempre insuficiente. No solamente se ha perdido la batalla para reducir los márgenes de operación del crimen y la consecuente inseguridad. También se han encarecido otros servicios básicos del Estado: educación y salud, promoviendo y enalteciendo su gestión privada. El derecho laboral (incluida la existencia post laboral) se modificó para depauperar a los trabajadores. Eso sí, se formó el derecho ambiental que se tuerce cada vez que una empresa quiere abrir un negocio para usufructuar los recursos naturales o si se trata de encubrir actividades empresariales notoriamente contaminantes.


Así las cosas, alguien puede insistir en que vamos por el camino correcto. Ya se desmanteló al Estado, la sociedad mexicana se ha quebrado.

miércoles, 4 de octubre de 2017

La caravana de los obscenos

Lo único avanzado respecto al encaramiento de una emergencia sísmica es el desalojo de edificios (De dependencias públicas, oficinas y algo de los centros comerciales) Con instrucciones básicas, en menos de un minuto la gente está en la calle, así, el pánico sigue siendo el timbre que conduce el desalojo de todas las edificaciones.

Lo que se desconoce es qué hacer con la gente una vez colocada en la intemperie. Ríos de personas y de automotores se disputan alcanzar una salvaguarda para ellos y sus seres queridos. Es un caos por agregación, que se multiplica por la falta de una fuente oficial de información, por el contrario, la disputa por la audiencia se impone. Deportistas y media farándula son usados desviando la información pertinente. Falta educación cívica que ordene el caos (Del Estado de excepción ni hablar, la fama pública de los gobernantes lo hace imprudente)

La deficiencia en serie abre espacio para lo obsceno, totalmente carente de un sentido práctico de auxilio. La publicidad y la autopromoción se convierten en el tejemaneje de la emergencia.


Gobernantes y empresarios levantan presídium de talante soviético para anunciar acciones inconsultas. Gobernantes y empresarios hacen caravana para hacer de la catástrofe un “shopping”, se entregan monederos plásticos y se levantan comercios de manera simultánea, para demostrar que el mercado está por encima del Estado.

Los partidos políticos ocupan otra pista del circo y compiten por ofrecer los recursos públicos de los que subsisten a los damnificados. Una subasta de la indecencia.

Parece sencillo, disponer de instrucciones inequívocas de qué hacer. La industria de la construcción, encuadrar albañiles, organizar el retiro de escombros y poner a disposición máquinas y materiales.

La asociación de restauranteros, acercar alimentos a los sitios colapsados donde la gente está acampando en sus márgenes.

Los comerciantes de consumibles médico-quirúrgicos, poner sus almacenes al servicio de los afectados.

A los asalariados tocados por el siniestro, contar con la dispensa de sus patrones para no asistir a laborar.

Medidas puntuales y temporales aplicadas en auténtico ejercicio de la solidaridad, de la sociedad para la sociedad, sin intervención del gobierno.

A más de dos semanas de los sismos, cuál es la prioridad: la reconstrucción de viviendas o la recuperación económica. Humanitariamente lo primero es la vivienda, el eje de la estabilización material de todo hogar.

Considerando la encuesta del INEGI sobre la afectación de establecimientos económicos provocada por los sismos en siete estados, la mayoría de ellos no tuvieron más de tres días de inactividad file://afectaciones2017_09.pdf. La actividad económica no se colapsó, salvo desgraciadas excepciones.

En medio del desastre, la lucha por el poder y el apetito de acumular riqueza no tienen gracia, son obscenos.

martes, 26 de septiembre de 2017

La breve solidaridad

Hace una semana afirmé: la solidaridad producida por el movimiento telúrico de 1985 quedó sin continuidad. Por el contrario, todo el proceso de reformas posteriores a ese año se dio en sentido contrario a la solidaridad. Se le dio prioridad a la codicia, por aquello de las reformas que México necesitaba.

Lo que publiqué en este espacio cinco horas antes del temblor https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=8251921317178057992#editor/target=post;postID=7674945726872283133;onPublishedMenu=allposts;onClosedMenu=allposts;postNum=1;src=postname ¿Fue desmentido por el terremoto del 19 de septiembre de 2017? Veamos.

Antes de ahuecar la palabra solidaridad como se está haciendo a través de la política, las empresas y los medios, tomemos un modelo ilustrativo, significativo y presente de lo que es la solidaridad. Me refiero a Las Patronas, ese grupo de mujeres que dan agua y alimento a los migrantes centroamericanos que viajan temerariamente en trenes de carga rumbo a la frontera norte de México https://www.youtube.com/watch?v=DWcRz9AaT4U. Estas mujeres hacen su labor sin percibir un salario, ni ponerle precio a los productos que ofrecen a cambio de nada, ni siquiera por obtener una ganancia o lucro.

Lo que hemos visto desde la hora posterior a la una de la tarde del martes pasado son cientos de voluntarios removiendo escombros sin exigir salario de por medio. Miles de personas llevando lo necesario, sin ponerle precio, para ayudar a los que se quedaron sin casa. Algunos hospitales privados pusieron a disposición de los rescatados heridos, instalaciones y personal médico sin esperar ganancia por el servicio específico que ofrecen. Esto es, la solidaridad efectiva suspende componentes del mercado como el salario, el precio y la ganancia. El mercado desaparece, emerge entonces la sociedad desplegando sus reflejos comunitarios hasta ese momento adormecidos. De eso hemos sido testigos.

Salvo en casos aislados, esta solidaridad está lejos de convertirse en estructura social, cuestión de meses para volver a la normalidad del mercado. Todos estaremos de regreso al molino satánico.



Qué se puede esperar del Estado, nada más que ejerza sus capacidades redistributivas para atender la catástrofe. El Estado no hace la solidaridad.

Qué se ha hecho del Estado en las últimas décadas, precisamente reducir sus capacidades redistributivas para fortalecer la estructura del mercado. Además, los principales representantes del Estado, los gobernantes, sin importar el poder que ocupen, se encuentran en su gran mayoría aplastados por el desprestigio ¿Se le confiaría la reconstrucción de la infraestructura carretera a Gerardo Ruiz Esparza? ¿Se le confiaría a Rosario Robles la reconstrucción de viviendas?

Un Estado que cuenta con la confianza de la sociedad a la que “sirve”, sin propensiones al autoritarismo y a la corrupción de sus representantes, podría hacer muchas cosas. Pero un Estado como el actual está impedido moralmente de recurrir al Estado de Excepción para coordinar los trabajos impuestos por el desastre. Tampoco tiene el humor de realizar requisas de alimentos y medicinas. Ni siquiera ha dispuesto contratar albañiles para remover los escombros. El albañil sí sabe manejar concreto.

Como en 1985, el gobierno volvió a quedar rebasado y no parece preocuparle. Por sus antecedentes, al actual gobierno federal le queda poco más de un año para hacer jugosos negocios a expensas de la reconstrucción.


Por eso considero que la solidaridad será breve y quiero equivocarme.


martes, 19 de septiembre de 2017

Diecinueve de septiembre 1985/Siete de septiembre 2017

“En toda coyuntura importante, volvemos a incurrir en las vicios racionalizaciones, según las cuáles el hombre no es sino un átomo utilitario;”
Karl Polanyi




Pero cuando se insiste en el error coyuntural este se convierte en estructura, la conciencia se estrecha, el horizonte se agota en la epidermis del individuo y la solidaridad no fluye.

Simbólicamente, el diecinueve de septiembre de 1985 y el siete de septiembre de 2017 son un corte histórico, dos fechas, dos terremotos del México que nos ha tocado vivir. Entre las dos fechas han transcurridos treinta y dos años. Del primero se presume la solidaridad como una forma de relacionarnos y de fortalecernos como sociedad. Del segundo hemos constatado el egotismo como la tipología social extendida, asumida y creída, de la metáfora del átomo mencionada en el epígrafe.

Se ha restringido el principio de solidaridad y en ello han contribuido las reformas estructurales que pusieron al margen ese principio. Toda la palabrería economicista lo ignora. Desde su inicio, las reformas económicas sólo tuvieron un objetivo no escrito, no publicitado: la CODICIA. 

Cómo batalla la solidaridad para expresarse en el México de hoy. El año electoral, la sucesión presidencial, la corrupción, los homicidios, confluyen para invisibilizar la magnitud de la desgracia provocada por el terremoto en los estados de Chiapas y Oaxaca. Más de noventa muertos, 300 mil casas destruidas según las estimaciones oficiales.

La solidaridad quedó arrinconada porque la sociedad dejó de ser una constelación de influencias mutuas, se convirtió en polvo de átomos en busca de su valencia distintiva. En treinta y dos años esos átomos se destruyen entre sí. La renovación moral de la sociedad claudicó ante la corrupción. El reconocimiento de las iglesias por parte del Estado nada significó para fortalecer el mandamiento “no matarás”, por el contrario, el homicidio se ha naturalizado, provenga del crimen organizado, del fuero común o de la operación del mismo Estado.

Esos átomos programados para colisionarse por efecto de la machacona publicidad que ya no procura vender utilidad, su afán es endiosar a cada persona. Por las series violentas de la pantalla y el ocaso de las telenovelas sensibleras. Por los videojuegos que borraron del mapa las rondas infantiles y el llamado humorismo blanco.

En treinta y dos años ha sucedido demasiado. Se reformó para liberalizar, pero sin dar forma a una sociedad liberal. La justicia no es universal, totalmente diferenciada, según se tenga acceso al poder o al dinero. La igualdad ante la ley palidece ante la reinserción de privilegios. La libertad, entendida como la ley del más fuerte, para institucionalizar el atropello ¿Es esto una sociedad liberal?

Para completar, se han generado resistencias a toda acción que signifique hacer por los demás: colaborar, cooperar, solidarizarse, pues existe la sospecha fundada de un aprovechamiento indebido del resultado de esas acciones, ya sea político electoral o económico material.

El espacio para la solidaridad se ha reducido. Lamentable retroceso.


lunes, 11 de septiembre de 2017

La estafa interminable

Se sumó una semana, más, al desprestigió de la política. La disputa al interior del Partido Acción Nacional por la candidatura presidencial. “Anayistas” y “calderonistas” ponen en aprietos al Congreso. Con todo, la normalidad ha regresado, para lo que pueda servir si los rijosos siguen ahí; en otras latitudes, la ciudad de Oaxaca, manifestaciones de repudio por la visita del presidente Peña Nieto. Día de barricadas cortesía de la sección 22 de la CNTE el jueves 7 de septiembre.

Pero un terremoto dobló la página al acercarse la medianoche del mismo jueves y todas las noticias anteriores pasaron a la penumbra. Con epicentro en la costa de Chiapas, el movimiento ya telúrico causó destrucción y muerte.

Mal fario para un reportaje del portal de noticias Animal Político, que informa sobre el perol en el que se cuecen la malversación de los recursos públicos. Evito repetir los detalles ya divulgados y se pueden encontrar en este enlace: http://www.animalpolitico.com/estafa-maestra/

Recogiendo información proporcionada de varias anualidades de la cuenta pública ya presentadas por la Auditoría Superior de la Federación, en un ejercicio proactivo, los periodistas se dispusieron a trabajar sobre la identidad de empresas nombradas en las muestras auditadas por la ASF. Empresas que son el eslabón unido a dependencias federales varias y universidades afincadas en los estados de México y Tabasco. Si así están las muestras, como estarán el resto de los convenios.

El convenio es un mecanismo de transferencia de recursos de una entidad pública a otra. No es un contrato, por lo tanto, no requiere de licitación. Una dependencia tiene necesidad de algún bien o servicio y encuentra que otra entidad pública se lo puede proporcionar. Mediante el convenio se obvian ciertos trámites pues opera como asignación directa, de lo que no se escapan es de las auditorías. Lo que encontró la ASF fue un acto reiterado, consistente. Las universidades en convenio, señaladas por el reportaje, no tenían capacidad absoluta para ofrecer lo convenido. Esa incapacidad fue sustituida mediante contratos que se hicieron a empresas fantasmas o en franca ilegalidad. Por este mecanismo se esfumaron 3 mil 453 millones de pesos.


El auditor Juan Manuel Portal afirma que se han levantado las denuncias ante la PGR, desconoce si hay un avance y se resigna. La ASF tiene límites, es como un león sin garras, como los pollos, no tiene dientes. La PGR está habilitada para investigar a las unidades administrativas involucradas, para convocar a la Función Pública y Hacienda pues mucho pueden aportar. En los funcionarios intervinientes de los convenios y en los contratos, también en el fárrago procedimental, debieron quedar huellas para encontrar el dinero fugado. Pero si Arely Gómez y José Antonio Meade se postran en la apatía de la espiral de silencio o se entretienen demás en la sucesión presidencial. El mensaje es ominoso, van por seis años más de corrupción. La estafa es interminable.

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