Calderón perdió a su colaborador
político más importante, José Francisco Blake Mora, quien fuera ocupante del
despacho de la Secretaría de Gobernación hasta el día de su fallecimiento
accidental en helicóptero del Estado Mayor Presidencial, el viernes 11 de
noviembre por la mañana. Aunque las facultades de ese ramo de la Administración
Pública Federal han ido disminuyendo desde hace varios lustros, pues esa
dependencia ya no controla los procesos electorales ni el tema de la seguridad,
lo cierto es que desde gobernación se organiza, coordina y conduce la relación
del gobierno federal con los gobernadores, el Legislativo, el Poder Judicial y
los partidos políticos, entre otros ámbitos donde se consensan las decisiones públicas. No es un puesto
menor. Que fue un accidente, así lo dice la autoridad y así fue. Pues de no ser
así el gobierno quedaría muy, pero muy mal. Con esta información no se juega.
¿Que por qué Dios llamó a Blake Mora y acompañantes a su seno? Esa pregunta no
la hace el creyente, acepta sin reparo la decisión divina. Pero es la
ambigüedad del político que está convencido de la verdad incontrovertible de su
fe, pues tiene voluntad y no la tiene por causa de un ser superior.
Será acaso el karma trágico
instaurado por el gobernante que le es devuelto implacablemente. Esto no es
especulación, nada más espiritualización del lamentable acontecimiento. De la
nubosidad informativa que no se ha podido evitar, pues el contexto de violencia
criminal y la propaganda de guerra que distribuye el propio gobierno ahí están
y no es invención. Es lo que dispara la especulación. De lo filtrado sale la
especie de que el día del accidente, en la hora previa del abordaje de la nave,
el Lic. Blake solicitó el cambio de helicóptero debido al que le ofrecían no
contaba con las plazas necesarias para su comitiva. El lugar de reunión no era
remoto, qué va. A una hora y media de la ciudad capital está el municipio de Xochitepec,
Morelos. Pero no se quiso ir por carretera, ni se aceptó la primera aeronave.
Cuántas veces la soberbia o la prepotencia nos impide tomar las cosas como se
dan en una primera exhibición. Pensar que sólo iba a atestiguar una reunión
nacional de jueces. No se diga más.
Pierde Calderón las elecciones en
Michoacán de ayer domingo 13 de noviembre, su hermana Luisa María fue derrotada
según las cifras del PREP (Programa de Resultados Electorales Preliminares) en
la disputa por la gubernatura. Fausto Vallejo, del Partido Revolucionario
Institucional, es el virtual ganador. Ni los recursos de las dependencias
federales, ni la protección del EMP, ni el miedo inducido pudieron torcer la
voluntad de los michoacanos a favor de la llamada “Cocoa”. Tanta alevosía para
cumplir un capricho familiar le arroja pérdidas a Felipe Calderón. Ahora
resulta, a toro pasado, que según el PAN y el PRD hubo apoyo del crimen
organizado a la campaña de Fausto. Así no se puede. En la victoria y en la
derrota electoral los votos cuentan ¿O no?
Ya es tiempo para que desde el
gobierno se prepare el cierre de la administración. Lo que no se hizo en cinco
años no se va a resolver en unos cuantos meses. Serenidad y enfoque se le pide
al gobierno, no más despliegue publicitario. A un poder conquistado
defectuosamente y peor ejercido, se le exige deponer la actitud facciosa,
entreguista y clerical que ha mostrado durante toda su gestión.
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