jueves, 17 de noviembre de 2011

Dos pasos para atrás





Ayer les externé mi interpretación sobre la definición del candidato de la izquierda para contender en las elecciones presidenciales del 2012. Concluí señalando que la ciudadanía estaría pendiente los pasos que dieran las otras fuerzas políticas. Pues bien, en el Partido Revolucionario Institucional ya dieron sus respectivos pasos.



Gracias al periódico Reforma, el día de ayer nos enteramos de la convocatoria que dicta reglas a los interesados en ser postulados por el PRI como candidatos a la presidencia. El meollo es que una redacción aprobada, totalmente inocua y que se inspiraba en el principio de equidad, redacción que postulaba un candado para impedir la cargada –inveterada conducta del viejo PRI que le da la vuelta al debate y prefiere el aplastamiento de las candidaturas únicas. Digo, esa redacción modernizante respecto de los usos y costumbres del PRI, fue rasurada por su dirigente nacional Humberto Moreira y borró el candado. Lo inocuo se hizo inicuo (Contrario a la equidad, según el diccionario de la RAE)



¿Qué fue lo que pasó? Muy sencillo, Enrique Peña Nieto no quiere pasar por el trámite de competir al interior de su partido. Las encuestas lo ponen como el puntero y no cree necesario arriesgarse a que se expongan de nuevo sus puntos débiles que, paradójicamente, son sus fortalezas: su limitada elaboración discursiva que no rebasa la cuadrícula neoliberal y sus compromisos con los poderes fácticos. Por eso Moreira modificó la convocatoria.



Ese fue un primer paso para atrás. El segundo ocurrió el día de hoy con la firma de la alianza del PRI con el partido de Elba Esther y el PVD (Partido Verde Dólar) No se acuerdan en el PRI que la profesora se entregó al candidato del PAN en las pasadas elecciones presidenciales y azuzó a los gobernadores priístas para que operaran en contra del PRI. Que Moreira urda alianzas con Elba Esther se entiende, pues ella es su patrona. Pero el priísmo qué ¿No vale? A Moreira se le olvida que México ya cambió. Lamentable también es la alianza con el Verde que de ecologista tiene lo que yo de astronauta. Su verde es el del dólar con el que compran lujosos apartamentos sus juveniles dirigentes. En las actuales condiciones de malestar social esos membretes son un lastre para el PRI. Al tiempo.



A qué le tiene miedo Enrique Peña Nieto: a romper con el artificial equilibrio del mundo contralado en el que fue criado y ha vivido, según esto para mandar. Se considera predestinado por una creencia seudoaristocrática. No entiende la cultura del esfuerzo que es inherente a la democracia. Estas interrogantes sólo las puede despejar el mismo Peña Nieto.


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