Ayer les externé mi
interpretación sobre la definición del candidato de la izquierda para contender
en las elecciones presidenciales del 2012. Concluí señalando que la ciudadanía
estaría pendiente los pasos que dieran las otras fuerzas políticas. Pues bien,
en el Partido Revolucionario Institucional ya dieron sus respectivos pasos.
Gracias al periódico Reforma, el día de ayer nos enteramos de
la convocatoria que dicta reglas a los interesados en ser postulados por el PRI
como candidatos a la presidencia. El meollo es que una redacción aprobada,
totalmente inocua y que se inspiraba en el principio de equidad, redacción que
postulaba un candado para impedir la cargada –inveterada conducta del viejo PRI
que le da la vuelta al debate y prefiere el aplastamiento de las candidaturas
únicas. Digo, esa redacción modernizante respecto de los usos y costumbres del
PRI, fue rasurada por su dirigente nacional Humberto Moreira y borró el
candado. Lo inocuo se hizo inicuo (Contrario a la equidad, según el diccionario
de la RAE)
¿Qué fue lo que pasó? Muy
sencillo, Enrique Peña Nieto no quiere pasar por el trámite de competir al
interior de su partido. Las encuestas lo ponen como el puntero y no cree
necesario arriesgarse a que se expongan de nuevo sus puntos débiles que,
paradójicamente, son sus fortalezas: su limitada elaboración discursiva que no
rebasa la cuadrícula neoliberal y sus compromisos con los poderes fácticos. Por
eso Moreira modificó la convocatoria.
Ese fue un primer paso para
atrás. El segundo ocurrió el día de hoy con la firma de la alianza del PRI con
el partido de Elba Esther y el PVD (Partido Verde Dólar) No se acuerdan en el
PRI que la profesora se entregó al candidato del PAN en las pasadas elecciones
presidenciales y azuzó a los gobernadores priístas para que operaran en contra
del PRI. Que Moreira urda alianzas con Elba Esther se entiende, pues ella es su
patrona. Pero el priísmo qué ¿No vale? A Moreira se le olvida que México ya
cambió. Lamentable también es la alianza con el Verde que de ecologista tiene
lo que yo de astronauta. Su verde es el del dólar con el que compran lujosos
apartamentos sus juveniles dirigentes. En las actuales condiciones de malestar
social esos membretes son un lastre para el PRI. Al tiempo.
A qué le tiene miedo Enrique Peña
Nieto: a romper con el artificial equilibrio del mundo contralado en el que fue
criado y ha vivido, según esto para mandar. Se considera predestinado por una
creencia seudoaristocrática. No entiende la cultura del esfuerzo que es
inherente a la democracia. Estas interrogantes sólo las puede despejar el mismo
Peña Nieto.
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