miércoles, 23 de noviembre de 2011

¡Ay! WikiLeaks, cómo haces falta




Cuéntame una de narcoaudios. Esa es la proposición editorial de Milenio Diario: “Narcoaudios, suficientes para anular, dice Aureoles” El encabezado se refiere a las pasadas elecciones del 13 de noviembre en el estado de Michoacán y expone el dicho de un candidato perdedor, Silvano Aureoles, que redunda lo expuesto con anterioridad por la candidata perdedora, Luisa María Calderón.



Como todo golpe bajo, de las cañerías se diría en el siglo pasado, la información sobre la fuente  de origen queda velada.



El hecho es que como el resultado electoral no les favoreció, los perdedores están decididos a echarlo abajo, pasando por encima de la autoridad electoral y de los ciudadanos que fueron a votar. Pero la maniobra deja ver la miseria política de quienes prometieron un “México sin mentiras”, de “vocho, changarro y televisión” y de “manos limpias”. Lo que revelan los narcoaudios es el fracaso rotundo de la autoridad federal, de todas sus dependencias encargadas y/o dispuestas por orden de la superioridad para combatir al crimen organizado, que han caído en la desviación de un propósito legítimo y demandado por la ciudadanía, para utilizarlo con fines netamente electorales y poselectorales. Y así ha sido desde el origen de esta estrategia, la triste historia de un presidente constitucional y su pleito personal con la legitimidad, es decir, su pleito con las mayorías.



Es un total fracaso de Felipe Calderón porque precisamente donde inició su principal acción de gobierno resulta, según la filtración, que el crimen organizado tiene intervenidas las elecciones. Para qué quieren más presupuesto en seguridad si a fin de cuentas el crimen los puede derrotar (Y eso que no se está contabilizando otros recursos federales que se pusieron a disposición de la hermana del presidente Calderón. Toda una historia de peculado y nepotismo en espera de sus ocho columnas)



Ya con la derrota a cuestas, es cuando el gobierno panista exhibe parte del trabajo sucio que realizó durante el proceso electoral o ¿acaso las grabaciones las produjo después de las elecciones? Pues quiero suponer que las grabaciones son producto del trabajo de inteligencia, de espionaje. Se trata de un caso de omisión por no actuar en el momento del “descubrimiento” sonoro o es un montaje de los que acostumbran los gobiernos surgidos del PAN. Un enredo muy de la casa blanquiazul. Impunidad e impudicia, no tienen castigo y exhiben sus turbios manejos.


Es en situaciones como esta que la indefensión ciudadana frente al gobernante se hace escalofriante. Es entonces que uno tiene que reconocer la necesidad de mecanismos como la revocación del mandato para poner a raya a los gobernantes que abusan del poder, pues la utilización de los narcoaudios tiene ese sello. Ahora resulta que el joven Poiré pone el grito en el cielo por lo que sabe de Michoacán, él que sí ha practicado el espionaje, pues a eso se dedicaba en el CISEN y se seguirá dedicando desde el despacho de Gobernación.


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