viernes, 24 de junio de 2011

Diálogos desde el ofuscamiento


Lo mejor del encuentro entre la autoridades federales, encabezadas por Felipe Calderón, y las organizaciones civiles de damnificados de la estrategia en contra del crimen organizado, fueron dos cosas: el diálogo no tuvo silencios que interpretar pues el único que se dio fue pleno de sentido, inequívoco, recordar y honrar a los miles de muertos que ha generado la estrategia mencionada. No menos importante fue el desarrollo del diálogo sin insultos, ni descalificaciones. Cada una de las partes se mostró tal cual desde su respectiva posición.

Me desconcertó, sí, cierta oscuridad de la razón, la confusión de ideas del inédito encuentro. Encuentro que tiene parangón con el ocurrido en el 2001 entre el Congreso y el EZLN, de tensa emotividad.

La oscuridad de un lado provino del dolor de los representantes de las organizaciones civiles. Claro que a eso fueron, el dolor no tiene el brillo de la alegría. Las organizaciones fueron a hacer del dolor el medio para llamar la atención del gobierno. A exigir justicia para el restablecimiento de la dignidad de las familias afectadas, como si la respuesta adecuada sólo dependiera del gobernante que, por su parte, perdona y se desdice al no tener intención de modificar su estrategia. El dolor expuesto no fue suficiente para exponer razones. Ante esta carencia, el recurso de Javier Sicilia fue recurrir al final a la utilización de simbolismos religiosos: un escapulario y un rosario. Simbolización del agrado de Felipe Calderón que, socarrón, aceptó los obsequios sabiendo que está a la cabeza de un Estado laico. Sicilia simplemente olvidó y le faltó al respeto a la sociedad laica.

Las organizaciones no pusieron sobre la mesa razones comprensivas de la escalada de violencia, se limitaban a denunciar al gobierno. Éste, por su parte, no salía de su manida explicación, los malos son los delincuentes, los buenos están en el gobierno. Las partes hablaron de la impunidad como elemento que invita a cometer actos criminales. Felipe Calderón perdió la oportunidad de exhibir a los impunes que colaboran en su gobierno, a los que de la encomienda oficial se han valido para abusar del poder. Eso como muestra de actitud de que la estrategia gubernamental admite su saneamiento, digo, por si no gusta la palabra rectificación. De eso no se hicieron alocuciones de la autoridad a los oídos de los asistentes.

Es razonablemente inaceptable que el problema de la violencia, las dimensiones que ha adquirido, sea explicable por la maldad de ciertos individuos que no entienden de hacer su vida dentro de la legalidad. Aquí hay que denunciar un orden que gratifica la concentración de la riqueza, que alienta la sobreexplotación de la fuerza de trabajo y que impone valores a través de la industria del entretenimiento por sobre la educación y la cultura (Qué otra cosa se puede decir cuando desde la misma SEP se eliminan las asignaturas de Ética, Filosofía y Lógica dentro de los planes de estudio de las preparatorias bajo su tutela) No sólo las instituciones políticas están podridas, la económicas envilecen. Desde esta perspectiva, la exposición más inquisitiva y elevada por encima del dolor fue la del purépecha de Cherán, Salvador Campanur Sánchez.http://www.jornada.unam.mx/2011/06/24/opinion/015a1pol

El otro ofuscamiento provino de Felipe Calderón, pues él sigue experimentando al niño traumado por las derrotas políticas de su padre. Trauma no superado pese a que la realidad ya cambió, él sigue acuciado por el autoritarismo del pasado que le mantiene viva la llama de la ira, lo suficiente como para recrear un presente autoritario. Su carácter autoritario, el de Calderón, no pudo quedar mejor expuesto cuando Sicilia lo interrogó sobre el caso de Hank Rhon. En esos momentos  de respuesta vehemente pincelaron al Calderón que evade responsabilidad y prefiere culpar al otro, en este caso al Poder Judicial. Fue más allá, lo denigró ante la audiencia tachando a los jueces de corruptos. Si Hank salió libre fue porque la juez se vendió, está en la nómina del crimen organizado. Además admitió de paso la impunidad con la que se ha desenvuelto la estrategia gubernamental contra la delincuencia organizada, sin engarzar debidamente los eslabones jurídicos, por la vía de los hechos consumados, pues eso de dar aviso al Ministerio Público es una monserga, mejor mátalos en caliente.

Tengo que decirlo, el diálogo en el Alcázar del Castillo de Chapultepec del jueves 23 de junio me dejo cierta incomodidad  de espíritu pues la razón no imperó sobre el dolor y el trauma.

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