domingo, 19 de junio de 2011

El patiño



Conago 1 es un dispositivo anticrimen que propuso Marcelo Ebrad en el foro de la Conferencia Nacional de Gobernadores. No se quemaron el coco, se trata de retenes, como los que se encuentra uno en las carreteras pero dispuestos en zona urbana, al menos eso se padeció en el Distrito Federal. El libre tránsito queda arrumbado pues aleatoriamente la policía puede interceptarte y a ver qué sale. No es como el alcoholímetro, que tiene manera de probar el grado de ebriedad del conductor de un auto. No, aquí se trata de salir de cacería. Tal vez se trata de las enseñanzas de Rudolf Gulliani, el millonario asesor que contrató Ebrard cuando era jefe de la policía en la ciudad de México. Que dicho sea de paso, sirvió para maldita la cosa.


No sólo estamos ante una medida anticonstitucional. Es la confesión del fracaso del gobierno de la ciudad y de todos los gobiernos de los estados de la república mexicana. Como los procedimientos establecidos no me sirven para abatir la delincuencia, mejor salgo a la calle a ver qué encuentro. La autoridad se pone en la lógica del delincuente, lo que salga es bueno.


Tal improvisación es inadmisible. No se puede aceptar porque los gobiernos gastan en inteligencia policial para evitar el atropello al ciudadano. No se puede aceptar porque los gobiernos gastan en el ministerio público para procesar las denuncias de delitos y dar con los culpables. Lo que nos debe quedar claro es que ese gasto en “inteligencia” tiene, las más de las veces, orientación de espionaje político. Lo que nos queda claro es que el ministerio público no sirve para nada, salvo para extorsionar, pues la mayoría de las indagaciones que allí inician no dan con el delincuente, ni terminan en una condena cierta del delincuente.


De lo que se trata es de hacerle publicidad al jefe de gobierno en un tema sobre el cual es hipersensible la ciudadanía. Marcelo Ebrard quiere gobernar el país entero y se pone a tono con el tema favorito de Los Pinos. Así como el carnal Marcelo fue patiño de Germán Valdez Tin-Tán, hoy Ebrad se propone como patiño de Felipe Calderón. En este caso no se trata de comicidad, pues lo macabro del proceder de la delincuencia, asesinando y descuartizando a sus víctimas, está cabrón.


Lo que hace más lamentable la utilización política de la guerra en contra del crimen organizado, a la que al parecer se adhiere Marcelo, es la desinformación que proporciona el bando oficial. Lo que sucedió la tardenoche del viernes en la ciudad de Pátzcuaro, en Michoacán, no mereció el interés mayúsculo en los medios (y eso que ya no los controlan como en el pasado) Una noche de histeria producida por transportes incendiados a la entrada de la central camionera, por balaceras en tres plazas que reúnen gente en esa ciudad. No se informó ni de heridos, ni de muertos. Nada mayor trascendió, pues la inauguración del mundial sub de futbol que se daría al día siguiente en la ciudad de Morelia no se podía empañar.


En este país ya no se puede transitar libremente, la información es manipulada en exceso. Dos signos que nos indican el tipo de régimen que vivimos: la Dictadura sin adjetivos.


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