domingo, 10 de agosto de 2008

Orientación


Vivimos una época en la cual la clase política está desorientada respecto al curso del país o quiere desorientar a la ciudadanía para que ignore los negocios privados que se hacen desde la función pública. Pocas veces se tiene información que ofrezca un dato que ilustre y oriente acerca del crimen organizado. Ha sido el Gral. Guillermo Galván Galván, secretario de la Defensa Nacional, quien se ha atrevido a proporcionar ante comisión de legisladores el monto del recurso humano estimado que integra la empresa del crimen organizado.

Son quinientas mil las personas que participan directamente en el negocio (El Universal 09-08-08) De las cuales 300 mil se dedican a la siembra (amapola y marihuana) 160 mil son distribuidores, transportistas e informantes y 40 mil conforman la estructura de mando y ejecución. Supongamos que cada miembro del narco es jefe de familia y cada familia se compone de cinco integrantes, de lo cual se podría derivar hipotéticamente un universo de dos millones y medio de personas que viven del narcotráfico. Esa es la dimensión demográfica del problema que tal vez el futuro director del Instituto Nacional de Geografía e Informática ayude a esclarecer, el Sr. Eduardo Sojo. Y todavía falta más, conocer la cifra de los consumidores o farmacodependientes, aunque está información algún día el secretario de Salud la ofrezca con precisión y asiduidad.

Y aún así no es suficiente para tener una visión completa del crimen organizado. Tal vez el recién nombrado secretario de Economía, el ingeniero industrial Gerardo Ruiz Mateos, algún día nos pueda ilustrar acerca de las relaciones del crimen organizado con las empresas formalmente establecida. Y no se le pide información complicada, nada más observaciones simples, como por ejemplo, la venta de autos directa de concesionarias y su estímulo a través del crimen organizado o cómo el combate al narcotráfico puede incidir que a estas fechas haya bajado la venta de automóviles. Y no se precisa desarrollar una fórmula contable, sólo con observar autos nuevos en circulación se puede dar uno idea de lo que han caído las ventas.

Y que el secretario de Comunicaciones y Transportes pueda aportar a esta construcción teórica de la economía política del narco a través de un control efectivo sobre los puertos aéreos y su tráfico. El secretario de Hacienda también tendría su aportación investigando la relación entre el monetario que tiene el crimen organizado y su inserción en el sistema financiero. O sobre el funcionamiento de las aduanas que el mismo Carstens ha denunciado.

Claro que parece mucho pedir y sólo el valiente General Galván es quien aporta datos relevantes, es quien hace una tarea ordenada por su jefe y con el riesgo de que el día de mañana se le recrimine el baño de sangre. Falta nada más señalar que en la cadena del corporativo delictivo hay que incluir la colaboración del aparato publico a través de la SSP y la PGR, las procuradurías estatales y las policías municipales. El problema es grande, inmenso, y son más de quinientas mil personas involucradas en el crimen organizado.

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El miércoles 6 de agosto, temprano de mañana, el presidente Felipe Calderón nombró a Gerardo Ruiz Mateos secretario en Economía. Le ha endosado al nuevo secretario la responsabilidad del crecimiento económico, lo que parece abusivo, pues en eso de los cambios el Presidente no ha sido muy afortunado que digamos. Se metió a cambiar la dirigencia del PAN y la derrota es la marca de Acción Nacional en el presente año, sólo en Baja California la hicieron y eso a través de una elección de Estado. Hubo relevo en Gobernación y la encomienda por la seguridad está por los suelos. Se dio cambio en Desarrollo Social y su nuevo titular no supo explicar el paquete anticrisis alimentaria. Todos los cambios han tenido un denominador común: la falta de explicaciones. ¿En qué fallaron los anteriores titulares? Por eso todo mundo murmura, los relevos obedecen al compromiso con los amigos.

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