Iniciada la segunda quincena de agosto, y previo a la presentación del informe presidencial en un nuevo formato, la relación entre el gobierno de Felipe Calderón y el Partido Revolucionario Institucional se ha enfriado en pleno verano. Beatriz Paredes, dirigente nacional del PRI, señala como responsabilidad ineludible e indelegable del Ejecutivo Federal el combate al crimen organizado. Manlio Fabio Beltrones, coordinador de los senadores priístas, subraya el fracaso presidencial en su lucha contra la delincuencia organizada.
Antes del segundo informe de gobierno calderonista, en el PRI han pintado sutil raya, la oportunidad les dicta la inconveniencia de cargar con errores ajenos. De no suscitarse un acuerdo mayor, a partir del dos de septiembre la fuerza política que ha servido de bisagra en los acuerdos parlamentarios puede preparar una audaz jugada como sería la de seguir su agenda propia.
No se trata nada más de lucrar con las deficiencias en el desempeño del gobierno de extracción panista, en el fondo, desde el PRI se está dando respuesta puntual a la decisión de Felipe Calderón, a través del dirigente de Acción Nacional Germán Martínez Cázares, de iniciar de manera anticipada la contienda federal electoral del 2009. Pero no sólo de forma abierta, también de modo subrepticio tratando de aprovechar la aplicación de los programas sociales con fines de propaganda partidista conforme lo dicta la tradición. (Salvador García Soto, El Universal)
El próximo año se tendrá una disputa electoral con un Cofipe reformado. Con un IFE renovado y devaluado en su Consejo. Con un Partido de la Revolución Democrática que mantiene una lucha interna disminuyéndolo a los ojos de las preferencias de los votantes. Una lucha abierta entre dos fuerza políticas, el PRI y el PAN, que obligará a la redefinición de los partidos minoritarios en alianzas locales, por distrito electoral.
El año 2009 está encima y el 2008 no se acaba. Tiene su propia carga ominosa que amenaza extenderse al año siguiente, una crisis con dos caras, económica y de seguridad. Una mezcla nada recomendable de elecciones, desempleo, inflación e inseguridad. Cómo convencer a la gente de votar a favor del PAN. No hay cara, por eso más vale ir haciendo la lista de los beneficiarios individuales de los subsidios o apoyos. En eso trabaja el actuario Ernesto Cordero, en la confianza de que la izquierda está dividida. El enemigo a vencer, lo saben muy bien, es el PRI. La inseguridad o la carestía son cosa menor. Eso sí, se hará el llamado hueco a no partidizar.
Las cosas se ponen al límite y no es precisamente un mal presagio. Simplemente se adopta la incertidumbre como modo de vida. Tal vez mañana la incertidumbre, su pedagogía, construya un país precavido respecto a los furores elitistas.
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