lunes, 13 de mayo de 2019

Comunicación y compasión


“Sentimiento de pena, de ternura y de identificación ante los males de alguien.”

RAE


La compasión es un sentimiento que abre una comunicación efectiva hacia los gobernados. Hay gobernantes que nunca lograron esa conexión. Queda para el recuerdo la anécdota, el anunció que un 3 de febrero de 2015 hiciera Enrique Peña Nieto, el arribo de un nuevo titular de la Función Pública, Virgilio Andrade, con la intención de fortalecer la transparencia, de presentar un nuevo rostro frente a la corrupción, es decir, nada. Impávidos quedaron los periodistas reunidos para la ocasión, sin reaccionar con admiración a lo informado. Peña Nieto reaccionó a la falta de interés mostrada por la audiencia, profiriendo la célebre frase “ya sé que no aplauden”.

Lo que constatamos todos los días con el presidente Andrés Manuel López Obrador, es el acto y la voluntad de establecer una comunicación directa con sus gobernados por dos vías. Una vía es la conferencia de prensa matutina que se difunde por las redes sociales. Pero como no todo México participa de las redes sociales, las asambleas en la plaza pública son la otra vía de comunicación. En ocasiones, estas asambleas se desbordan en entusiasmo popular, tanto como las redes se inundan de encono.

A grandes rasgos el modelo no es una invención de López Obrador. Si por un momento dejamos de mirar nuestro obligo, bien se puede hacer la analogía con Franklin. D. Roosevelt, quien hizo de la radio el medio para comunicarse mejor con sus gobernados. Lo hacia con una fuerte dosis de compasión hacía su pueblo, en ese entonces todavía golpeado por la crisis de 1929. Cuando Roosevelt llega a la presidencia de los Estados Unidos en 1932, fortaleció el ánimo de los estadounidenses con el New Deal, el ambicioso proyecto contra la desigualdad económica que sobrevivió hasta los 70’. Esta es otra analogía y solo eso, con López Obrador. Tiempo y circunstancia hacen la diferencia.

Lo verificable es que ambos mandatarios muestran compasión frente a la desigualdad que divide y hasta polariza a sus sociedades, por eso establecen políticas para disminuirla. Desigualdad que constituye el mayor desvelo de investigación de los economistas que reconocen las consecuencias del libre comercio sin limitantes. Economistas que desde su profesionalismo reconocen la vinculación de interdependencia entre el mercado y el Estado, por lo tanto, les resulta impensable la eliminación o preponderancia absoluta de uno de los elementos de este orden binario de la economía moderna.

Por eso el grado de compasión que muestre el gobernante es un indicador positivo de salud mental. Opuesto a la sicopatía del gobernante que se resguarda del público por medio de su vocería, que reparte coscorrón y apapacho para los que son parte de su corte, que dispensa de intimidad al reportero al que le ofrece “exclusivas” o confidencias, gozando con sevicia la ilusión de tener los hilos en la mano de … su vanidad.

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