“Sentimiento de pena, de ternura
y de identificación ante los males de alguien.”
RAE
La compasión es un sentimiento
que abre una comunicación efectiva hacia los gobernados. Hay gobernantes que
nunca lograron esa conexión. Queda para el recuerdo la anécdota, el anunció que
un 3 de febrero de 2015 hiciera Enrique Peña Nieto, el arribo de un nuevo
titular de la Función Pública, Virgilio Andrade, con la intención de fortalecer
la transparencia, de presentar un nuevo rostro frente a la corrupción, es
decir, nada. Impávidos quedaron los periodistas reunidos para la ocasión, sin
reaccionar con admiración a lo informado. Peña Nieto reaccionó a la falta de
interés mostrada por la audiencia, profiriendo la célebre frase “ya sé que no
aplauden”.
Lo que constatamos todos los días
con el presidente Andrés Manuel López Obrador, es el acto y la voluntad de
establecer una comunicación directa con sus gobernados por dos vías. Una vía es
la conferencia de prensa matutina que se difunde por las redes sociales. Pero
como no todo México participa de las redes sociales, las asambleas en la plaza
pública son la otra vía de comunicación. En ocasiones, estas asambleas se
desbordan en entusiasmo popular, tanto como las redes se inundan de encono.
A grandes rasgos el modelo no es
una invención de López Obrador. Si por un momento dejamos de mirar nuestro
obligo, bien se puede hacer la analogía con Franklin. D. Roosevelt, quien hizo
de la radio el medio para comunicarse mejor con sus gobernados. Lo hacia con
una fuerte dosis de compasión hacía su pueblo, en ese entonces todavía golpeado
por la crisis de 1929. Cuando Roosevelt llega a la presidencia de los Estados
Unidos en 1932, fortaleció el ánimo de los estadounidenses con el New Deal, el ambicioso proyecto contra
la desigualdad económica que sobrevivió hasta los 70’. Esta es otra analogía y
solo eso, con López Obrador. Tiempo y circunstancia hacen la diferencia.
Lo verificable es que ambos
mandatarios muestran compasión frente a la desigualdad que divide y hasta
polariza a sus sociedades, por eso establecen políticas para disminuirla.
Desigualdad que constituye el mayor desvelo de investigación de los economistas
que reconocen las consecuencias del libre comercio sin limitantes. Economistas
que desde su profesionalismo reconocen la vinculación de interdependencia entre
el mercado y el Estado, por lo tanto, les resulta impensable la eliminación o
preponderancia absoluta de uno de los elementos de este orden binario de la
economía moderna.
Por eso el grado de compasión que
muestre el gobernante es un indicador positivo de salud mental. Opuesto a la
sicopatía del gobernante que se resguarda del público por medio de su vocería,
que reparte coscorrón y apapacho para los que son parte de su corte, que
dispensa de intimidad al reportero al que le ofrece “exclusivas” o
confidencias, gozando con sevicia la ilusión de tener los hilos en la mano de …
su vanidad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario