lunes, 23 de abril de 2018

Para el hastío

“Es agotador tener que estar siempre interpretando las medias palabras de los personajes públicos, presumir que es falso lo que dicen y tener que construir en terreno desconocido.”
Adela Cortina

Dos horas perdidas. Los candidatos comunicaron lo de sus spots y lo que ya ha reportado la prensa. Datos novedosos y alarmantes los de Jaime Rodríguez Calderón: cortar las manos a los delincuentes y militarizar las preparatorias. Caray señor Bronco, no haga honor a su apodo, México no es un Califato, ni una dictadura. Pese a sus terribles defectos, los partidos son parte de la democracia.

Andrés Manuel López Obrador salió al debate en plan de administrador de su popularidad. Todos lo atacaron. Ódienme más, que más me conviene, diría para sus adentros. Asumiendo alto riesgo, no llevó un plan de contrataque, pudiendo hacer pedazos a sus adversarios, representantes de la corrupción sistémica que rehúye cualquier nombre. La saña no es uno de sus defectos. Como el australiano Lionel Rose, estuvo bailando entre las cuerdas.



Pepe Toño perdió la oportunidad de acabar con Ricardo Anaya. Eso, de ser ciertas las filtraciones en contra del queretano que ha prodigado en especial El Universal. Si la estrategia había sido golpear a Anaya para poner a Meade al tú por tú con López Obrador ¿Por qué la abandonaron? Se puso a cuestionar tres propiedades de AMLO. Bien, bravo. Se olvido al Macho que en su paso por la administración pública federal se esmeró en blanquear la corrupción, una de las funciones no escritas de todo secretario de estado que se respete. Y no fueron cacahuates.

Ricardo Anaya repartió cates a sus principales adversarios, pero no los aniquiló. Cartelitos más, cartelitos menos, siguió al pie de la letra a sus asesores y seguramente quedaron satisfechos. Y así brilló ¿Por cuánto tiempo? Si se entra en pendencia hay que ser letal.

Margarita Zavala llegó al evento sin la compañía de su marido, Felipe Calderón. No obstante, Felipillo estuvo presente en todas las deposiciones de Margarita. Señora, cuando menos hubiera tenido la valentía (una de sus palabras favoritas) de señalar una o dos críticas a la gestión de su marido, se hubiera ganado el aplauso.


Y así pasamos un aburrido debate entre presidenciables este 22 de abril, para el olvido. Si ya sabemos cómo son, para qué los vemos.

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