lunes, 5 de marzo de 2018

Así van

Pues sí, la fórmula “ciudadana” para mantener al PRI en Los Pinos sigue sin cuajar. José Antonio Meade cada día tiene que afirmarse más priísta que ciudadano. En la celebración del 89 aniversario del PRI así lo mostró, un priísta en clave mexiquense. Tal vez las aspiraciones de Meade estarían tonificadas de valor ciudadano de haber aprovechado ensayar la ruta o promoción de las candidaturas independientes.

La mixtura del no priísta como abanderado del PRI se mantiene como una propuesta burda, de supuesto ingenio, de una malicia torpe. Un efecto indeseado de esta apuesta para Meade, de este mal arreglo, es ponerlo como blanco del fuego amigo, bien parapetado desde las averiguaciones de la Auditoría Superior de la Federación.

Por su parte, Ricardo Anaya y su coalición que tampoco termina de cuajar, contó con la asistencia providencial del gobierno federal, quien indirectamente lo investiga a través de la Procuraduría General de la República por un asunto de lavado de dinero. Lo ha victimizado sin fincarle una investigación firme, el ataque en contra de Anaya más bien discurre en la barandilla de la mediatización.

Lo que se está poniendo a prueba, lo que se pone a calar, son las fortalezas y debilidades de dos candidatos, para definir un candidato prescindible y establecer un candidato del régimen ¿Anaya o Meade? Se busca, con premeditación, la polarización de las elecciones sin reparar en los costos.


AMLO, mientras tanto, recibe campaña gratis, así sea esta negativa. Después de alharaquear, sin demostrar, el apoyo ruso a la candidatura de López Obrador para ondear sin éxito la bandera nacionalista por parte del PRI, se da un cambio de sentido. Ahora, a viva voz de Mario Vargas Llosa, se invirtió la fallida indignación que se reclamaba nacionalista. Bastó la intervención de Mario Vargas Llosa, peruano y español, para dar por buena la intervención de extranjeros en el proceso electoral mexicano. El escritor advirtió que votar por AMLO significaría un suicidio, un retroceso de la democracia. Meade se sumó a la advertencia.


Con descuido de un desinformado, Vargas Llosa no está enterado de que la democracia mexicana se detuvo e inició su retroceso el primero de diciembre del año dos mil. Por lo demás, la declaración del Nobel, prestigiado desde el caudaloso río de la literatura, se desmadró en palabrería de una contienda política que ni le agrega, ni le resta valor a su obra literaria. Eso sí, gracias a la falta de diplomacia de Vargas Llosa, éste le dio eco a la figura de López Obrador. Le hizo campaña en tiempos de intercampaña.

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