“La Tierra está determinada por
la Creación a ser en todo tiempo cubierta de fronteras…La ausencia de
fronteras, que constituye la meta última de la Tierra, es lo propio del mar
desde el principio.”
Franz Rosenzweig
Cómo excusar la lentitud del
promocionalmente llamado gobierno de la república. Hasta ahora, a los mexicanos
no se nos ha informado con precisión el cómo enfrentar la
emergencia pugnaz de
un vecino que nos ve como sus enemigos (Si es así entonces estamos en la lógica
schmitteana de la guerra) Los apodos y las burlas no arredraran a Donald Trump,
insiste en construir su infraestructura de guerra, el muro. Trump tiene una
estrategia, la de agitar la banderita de la negociación Estado con Estado, para
desarmar bloques, sean comerciales o militares. Porque si los Estados Unidos es
primero la paridad es imposible. Mientras, él avanza por la vía de los hechos
consumados o así está procediendo, hasta donde lo dejen. Enrique Peña Nieto y
su canciller amanuense están atrapados en esa estrategia envolvente, ellos tienen
los datos sensibles para sustentar la hipótesis de una guerra en ciernes ¿Nos
los revelarán?
Desde que ganó Trump la elección presidencial
estadounidense en noviembre pasado su juego ya estaba sobre la mesa. Por su
parte, el gobierno de México apenas balbucea inaudible estrategia de posiciones,
esto es, marcar conforme a nuestro propio orden constitucional y al derecho
internacional, los límites a la beligerancia de quien despacha en la oficina
oval de Washington. No se tiene estrategia porque se confía en la negociación y
se prefiere administrar la emergencia antes que enfrentarla. Ahora es cuando promover
la formación de una alianza global, ahora es cuando para solidarizarse con el
frente interno opositor que Trump tiene en su propio país. Limitarse a la gestión
consular en defensa de los connacionales no detendrá la embestida del gobernante
del país más poderoso del planeta.
Tal vez, la falta de posiciones
esclarecidas de una estrategia obedezca a la pérdida de liderazgo del
presidente Peña, quien pasó de una política unitaria en favor de las reformas a
una política de fragmentación en la liza de la sucesión presidencial programada
para el próximo año. El liderazgo disminuido también cabría asociarlo al
fracaso de la autoridad civil -en lo que va del siglo en curso- desde los
distintos poderes constitucionalmente establecidos y los tres niveles de
gobierno, para reducir la inseguridad pública y abatir la corrupción. Así es
muy difícil que se forme una masa movilizada para enfrentar a Trump encabezada
por el presidente Peña. Y eso que no agrego la polarización social del país, en
el cual se sustituyó el pacto social por los pactos comerciales.
Grande es la dificultad para
predicar en nuestros días el credo de la unidad nacional.
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