Recientemente afirme que el caso
Moreira no estaba concluido (Esto no se acaba) El fundamento de la afirmación
no lo centré en una espesa disquisición jurídica, simplemente se trata de un
caso internacionalizado, fincado en Estados Unidos y España. En México, desde
noviembre de 2012, días antes de que asumiera la presidencia de la república
Enrique Peña Nieto, la Procuraduría General de la República había absuelto a
Humberto Moreira. Pero eso es aquí, donde el exgobernador de Coahuila está
protegido de causa alguna en su contra, pero en el extranjero su expediente
respira.
El delito imputable no es el
hecho en sí del endeudamiento del gobierno de Coahuila durante su gestión como
gobernador, sino si hizo un uso indebido del erario para su enriquecimiento
personal (curiosamente es lo mismo que se le achaca al actual gobernador de
Veracruz, Javier Duarte).
Una primera parte de la biografía
política de Humberto Moreira está ligada a su membrecía dentro del Sindicato
Nacional de Trabajadores de la Educación. La larga historia de contubernio
entre el SNTE y los sucesivos gobiernos federales, maridaje que supuestamente
ha liquidado la reforma educativa. Pero la figura del coahuilense a destacar
desde 1999, cuando fungió como secretario de educación en el gobierno de
Enrique Martínez y Martínez. Posteriormente ganó mediante elección la
presidencia municipal de Saltillo, capital de Coahuila, en el 2002. Más
adelante, ganó las elecciones para gobernador de su estado en 2005. En el 2006,
Moreira ya formó parte del selecto grupo de gobernadores priístas que jugaron
en contra de su candidato presidencial –Roberto Madrazo- y terminaron por
favorecer a Felipe Calderón con la ayuda de Elba Esther Gordillo, hoy caída de
la gracia del actual presidente y sujeta a proceso e impedida de su libertad.
Y qué sorpresas da la vida.
Precisamente el gobierno de Calderón, a través de Ernesto Cordero, comenzó a
investigar el ejercicio de Moreira como gobernador, detectando la falsificación
de documentos. La presión obligó a la solicitud de licencia al cargo meses
antes de expirar su mandato. La investigación seguía en curso y no fue
obstáculo para que Moreira tomara las riendas del PRI nacional el 4 de marzo de
2011, gustó que le duró hasta el 2 de diciembre de ése año. Se reavivaron las
presiones en su contra desde el gobierno panista y tuvo que renunciar a la
dirigencia del PRI. Moreira ya se había convertido en un lastre para la campaña
presidencial antes de que esta iniciara. Entonces Humberto decidió hacer
estudios de posgrado en Barcelona, España. Pero la investigación continuaba
fuera del país, en Texas fueron aprehendidos por separado dos excolaboradores:
Jorge Juan Torres López y Rolando González Treviño
Independientemente del curso de
la investigación judicial que se sigue en Estados Unidos y España, el extraño
caso Moreira tiene una vertiente política inquietante. Es revelador de una
constante en la mayoría de los gobiernos de los estados de la república a lo largo de cuatro lustros, cuyos
gobernadores actúan casi sin contrapesos y son factor incisivo en el curso del
retroceso democrático que vive el país. La pregunta del momento es ¿Qué hacemos
con los gobernadores?
¿Cuáles son las opciones de
Moreira desde la presunción de inocencia? Regresar a España a concluir sus
estudios. También defenderse en la Corte de Texas de las incriminaciones
surgidas de los procesos que se les siguen allá a Torres López y González
Treviño. Mientras no lo haga, el rebote de su caso seguirá golpeando la gestión
de Enrique Peña Nieto y de poco servirán los deslindes del secretario Miguel
Ángel Osorio Chong.
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