Dos mensajeros, Joe Biden y
Ernesto Zedillo, hablan casi de manera simultánea, sin poder asegurar que se
hayan coordinado, para deplorar la situación de desastre del Estado de derecho
en México; El primero, ostentando el cargo de vicepresidente de los Estados
Unidos. El segundo, en su calidad de catedrático de la universidad de Yale y
miembro de la comisión global de políticas sobre drogas; uno atendiendo a entrevista
solicitada por el diario Reforma de
la ciudad de México. El otro, a miles de kilómetros, desde una conferencia
dictada en el Graduate Institute de Ginebra.
No me detengo en los mensajeros
para ser breve, voy a lo que dijeron.
Biden declaró: “Hemos sido
testigos de demasiados ejemplos de tortura y violencia utilizadas para
intimidar a periodistas mexicanos y civiles, ejecuciones extrajudiciales,
cárteles actuando con impunidad y demasiados padres llorando por la pérdida de
sus hijos a manos de la violencia”.
Se reconoce el desastre sin
llegar a elaborar un rotundo llamado de atención, pues a continuación se
afirma: “Los derechos humanos es una de nuestras prioridades de la relación con
México. Ésta es una de las metas claves de la Iniciativa Mérida, y nos
encontramos trabajando con el gobierno mexicano y la sociedad civil mexicana
para promover el Estado de derecho, la transparencia, la anticorrupción y la
rendición de cuentas de la sociedad mexicana”
Zedillo, por su parte, se puso
bravo desde su confort: “Tres problemas impiden el desarrollo de México: número
uno, el imperio de la ley; número dos, el imperio de la ley y, número tres, el
imperio de la ley”
Sobre el frío conteo de las más
de 100 mil muertes violentas ocurridas en México, impostó: “(Todos esos seres
humanos) murieron porque tenemos una política estúpida de prohibir el consumo
de drogas y no regular el suministro”. Ya encarrerado, el globalifíbico se puso
nacionalista: “esa política fue impuesta por Estados Unidos y deberíamos
decirles: ‘Tenemos que cambiar esto, y ahora quiero tener mi propia política,
la que sea dictada por los doctores y los economistas y no la impuesta por
ustedes’” (El Norte)
Tomen su respiración.
Ambas declaraciones de los
personajes mencionados fueron divulgadas el 25 de febrero de este año. Ambos
deploran la condición actual de Estado de derecho en México. En lo que difieren
es crucial. Biden afirma la continuidad de la cooperación -por cierto fallida-
de parte de los Estados Unidos hacia México. Mientras tanto Zedillo quiere
restregarle al vecino una posición soberana de parte de México. Ahí no se
pusieron de acuerdo, lo que para uno es benéfico, para el otro es pésimo. La
misma voz del Imperio dictando la pedagogía del coscorrón y apapacho.
Y quién es el destinatario
privilegiado de los mensajes. Según mi opinión es Enrique Peña Nieto y su
gobierno, el cual ha demostrado la insuficiencia de sus acciones para combatir
la impunidad, ya provenga del crimen organizado o de la corrupción. Casos
semejantes a los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, los arreglos con la
constructora OHL y similares, un increíble secretario de la función pública, una
defensa desde la penumbra de Humberto Moreira y, para sellar, el cogobierno con
el elenco de gobernadores.
Ya se fue el Papa, los demonios
volvieron a sus puestos y el Presidente recibe los galletazos, pero no
responde.
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