“Veo en las tramas que inventamos
el medio privilegiado por el que reconfiguramos nuestra experiencia temporal,
confusa, informe y, en el límite, muda”
Paul Ricoeur
A partir de Tlatlaya, la
ejecución de presuntos delincuentes por parte del Ejército en junio de 2014, el
gobierno ha sido torpe a la hora de contar sus cuentos, de ello mucho ha
perdido de la confianza depositada en él inicialmente. La ocasión de retener
nuevamente a Joaquín Guzmán Loera tiene que dar para construir una disposición
de hechos consistente, a prueba de controversias, verdadera, no una simple
operación para recomponer la imagen presidencial, sino para desmantelar
estructuras delincuenciales.
La aprehensión de El Chapo Guzmán
el 8 de enero recién, no ha dejado una disposición de hechos confiable,
verificable, ajustada a preceptos legales de principio a fin. El boletín
inicial proporcionado por la Marina acerca de un tiroteo en la ciudad de Los
Mochis, Sinaloa, dio cuenta de un operativo militar ejecutado por una fuerza de
tarea entrenada, bien entrenada. Un operativo armado, de hechos consumados, excepcional,
sin detenerse en remilgos constitucionales, como los realizados en contra de
Alberto Beltrán Leyva y de Ignacio Coronel, con la diferencia de que en esta
ocasión se cuidaron de preservar la vida del delincuente. Era de mañana y comenzaba
el trabajo de edición de una expectante jornada, sólo se mencionó una
confrontación fortuita. Antes de proseguir sustanciando informativamente la
disposición de hechos, se hizo un alto en el camino para obsequiarle al
presidente Enrique Peña Nieto la difusión de la primicia pasado el mediodía, la
reaprehensión del criminal más buscado. Mientras, el trabajo de edición
continuaba, haciendo reiteración del acontecimiento en la reunión que ése día
sostenía el Presidente con el cuerpo diplomático de México, casualmente ése
viernes.
Fue hasta después de las diez de
la noche, desde el hangar de la PGR en el aeropuerto internacional Benito
Juárez, que se ofreció el parte oficial de lo sucedido. El secretario de
gobernación evitó el relato, se concentró en resaltar la coordinación del
gabinete de seguridad a su cargo. Seguidamente, la titular de la PGR hizo
reconocimiento al metódico trabajo de investigación como responsable constitucional
de combatir a la delincuencia organizada. Los secretarios de la Defensa y de la
Marina simplemente convalidaron con su presencia, exentos de hablar sobre lo
que no les corresponde, para no dar lugar de fuerza beligerante al crimen
organizado, no se vaya a malpensar. En el acto se evitó la disposición pormenorizada
de hechos. La única información novedosa fue la referida a las pesquisas sobre
el acercamiento de representantes del medio cinematográfico con él hoy preso en
el Penal del Altiplano.
El sábado nueve de enero, la difusión
de la entrevista realizada por los actores Sean Penn y Kate del Castillo, para
la revista Rolling Stone, confirmó el hallazgo de la Procuraduría hasta
ahora no considerado constitución de delito. Con ello, a la versión oficial se
puso en paralelo con las justificaciones del delincuente. Muchos se han
molestado por esa entrevista, se ha hecho condena por parte del docto y
mojigato periodismo, cuando por sí misma la entrevista puede ser aprovechada
por el mismo gobierno. Es la oportunidad del gobierno para dar cauce público a
la información que el capo esté dispuesto a proporcionar, si es que en verdad
tiene disposición, para animarlo a que hable sobre las redes de negocios y
complicidades que acompañan y encubren sus actividades delictivas. Eso sería
extraordinario, afectar los engranajes de la maquinaría delictiva ¿Alguien se
opone? Pero no se quiere llegar a tanto, es año de elecciones en varios estados
de la república y desde el año pasado informalmente se abrió la carrera
presidencial. Mejor que queden las cosas de manera simplista, El Chapo es el
malo y ya está en la cárcel, no se hable más.
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