viernes, 15 de enero de 2016

Peña Nieto ¿El incomprendido?

“Todo sistema fuerte de discurso es una representación (en el sentido teatral: un show), una puesta en escena de argumentos, de agresiones, de réplicas, de fórmulas, un mimodrama en el cual el individuo puede poner en juego su goce histérico.”

Roland Barthes.

En una perspectiva cruzada, en la esquina de la sicología y la sociología. La imagen del Presidente se encuentra desfasada respecto a los méritos atribuidos a sus logros. Es frustraste para Enrique Peña Nieto no recibir la aclamación merecida, porque contrario a su propia estima, la ciudadanía no emuló al cuerpo diplomático. Después del tweet de la buena nueva, la gente no salió a buscar la plaza pública más próxima, para cantar el himno nacional y lanzar loas al jefe máximo, el que es más que el jefe de jefes. Pero eso no sucedió, la noticia difundida por la voz más alta del país dio ocasión, una vez más, para el ludibrio popular.

Por qué una parte de la sociedad se resiste a reconocer las bondades, afluencia de manantial, prodigadas por el Presidente. Será que son ingratos. Desde el poder, escépticos de las conspiraciones, sugieren la confabulación de los antisistema.

Hay algo que Peña Nieto no ha terminado por aceptar, aunque parezca inaudito para el personaje reformador recreado por la propaganda. Hay en él ese tono de modelo antiguo asociado a la democracia plebiscitaria, suspirante por el culto a la personalidad y la aclamación perpetua. Para el caso de México, los años dorados del avión de redilas (avionzote habemus). También se actualiza la pulsión por el presídium, el gusto nostálgico de ser acompañado a todos lados por el pleno de sus colaboradores, como si no les faltara chamba.

La democracia mexicana, aunque esmirriada, rechaza epidérmicamente la intentona del culto a la personalidad, así como el despropósito de identificar, sin mediaciones, al disidente como agente antisistema.


Juega en el inconsciente del autoritarismo mexicano, la patética convicción de que el Presidente nunca se equivoca.

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