miércoles, 27 de mayo de 2015

La reforma ideológica

“El dinero se convirtió en un parásito que devora la economía y el capital, en un depredador que saquea la economía. Uno y otro, gracias a la globalización del mercado liberado de todas las reglas y obstáculos, se emancipan de los Estados y de las sociedades, sustituyendo las sociedades-Estado por la no-sociedad absoluta y los Estados-Nación por un Estado “virtual” sin territorio ni fronteras ni distancias ni ciudadanos: el Estado global propio del dinero-rey”.
André Gorz

Después de hacer las preguntas, Klaus Schwab le requirió al presidente Enrique Peña Nieto un mensaje para los empresarios de México y otro para los empresarios del mundo, a manera de cierre iniciático. Ferviente y enfebrecido, Peña unificó el mensaje solicitado:

“Decirles que México es un país donde el Gobierno cree en el empresariado de nuestro país, cree en nuestro emprendedores. Somos un gobierno que no está del otro lado de nuestros emprendedores, sino al lado de nuestros emprendedores.

“Creemos que nuestros emprendedores son el alma y motor del desarrollo económico de una sociedad. Y lo que hace este Gobierno, es ser un facilitador;”

De un plumazo quedó clausurado el discurso priísta de los sectores, al tiempo que Peña Nieto arrebataba bandera al blanquiazul, haciendo recordar lo dicho por Vicente Fox: “Un gobierno de empresarios para empresarios”. Con ello, el Presidente logró lo que no pudieron Salinas, ni Zedillo.




Antes, en su presentación ante el Foro*, Peña había exhibido el orgullo de sus reformas: “son reformas que elevan la productividad y competitividad de nuestra economía, como la Reforma Laboral, la de Competencia Económica, la de Telecomunicaciones, la Financiera, la Hacendaria y la Energética”. 

Las necesarias reformas estructurales cumplidas en la legislación se mantienen en el plano ideológico, sin alcanzar aún su propósito transformador. Por ejemplo, no modifican la posición estructural de México dentro de la economía global: dispensador de materias primas y oferente de mano de obra barata. Las reformas refuerzan esta condición, me parece. Las reformas se exponen en la ingenuidad del libre cambio, no tienen el contenido de éxito que impulsa las ventajas de una economía de mercado: la producción científica y tecnológica junto con el desarrollo de la industria militar. De ello no se dice nada. Así, ni a los coreanos lograremos alcanzar.

Una deficiencia adicional, la debilidad del Estado de derecho. En materia de transparencia y combate a la corrupción sólo se alcanzó una reforma residual, que no garantizan estructuras de gobierno completamente honestas y transparentes.


Que la ideología del mercado es ya dominante en México eso lo verificará la elección del 7 de junio, formando una mayoría del PRI y el PAN, sin solución para desahogar una agenda socialdemócrata, anulada ésta desde las supuestas fuerzas adscritas a esa filiación, el PRI y el PRD. 
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