“Galileo.- La verdad es hija del
tiempo y no de la autoridad. Nuestra ignorancia es infinita, ¡disminuyámosla en
un milímetro cúbico!”
B. Brecht
Se acerca el domingo 7 de junio y
aquí en este blog se ha invocado a las reformas laboral y electoral, en algo
parecido a un ejercicio de deconstrucción sobre las distorsiones que subyacen y
no caben en la comunicación de los “logros” difundidos por la publicidad
gubernamental (Deconstrucción es un neologismo aportado por la filosofía
contemporánea y la RAE lo define así: Fil. Desmontaje de un concepto o de una
construcción intelectual por medio de su análisis, mostrando así
contradicciones y ambigüedades.)
Manuel Gil Antón, sociólogo de la
educación, afirma que la “falla estructural” de la reforma educativa aprobada
por la legislatura saliente se da a partir de una visión homogénea, monolítica
del magisterio http://www.eluniversalmas.com.mx/editoriales/2015/05/76523.php. La reforma no tomó en cuenta las diferencias, la diversidad,
partió de una estigmatización (promovida por el grupo de presión Mexicanos
Primero, eso lo digo yo).
Pero el problema con el cual topa
la reforma educativa es su perfil de reforma laboral, hecho reconocido por la
misma autoridad. Una reforma educativa no se hubiera centrado en los docentes,
habría incluido otras variables, al menos la familia y los medio concesionados
de radio y televisión. Hay que tener claro, la educación básica proporciona
habilidades: leer, escribir y contar. Habilidades que preparan no sólo para el
trabajo, sino para adquirir conocimiento especializado, formar un apreciación
del arte y hasta fundar un cuadro de valores para vivir. Pero cuando esto no se
cumple, esto es, el alumno instruido es indiferente a dichos beneficios, no le
importan, entonces el problema es grave.
Lo que venía ocurriendo era -es-
la falta de aprovechamiento de las habilidades mencionadas. La familia no
colabora, la industria del entretenimiento tampoco, la codicia inoculada hace
no deseadas éstas habilidades que aportan la formación primaria y secundaria,
así pasan los egresados del sistema básico a la educación media hasta la
profesional, asombrados por las historias de “éxito” de políticos corruptos,
empresas fraudulentas y delincuentes famosos.
Modelos a seguir hasta la aberración de lo sucedido en Chihuahua, el
secuestro y asesinato de un niño de seis años que jugaba con adolescentes en un
desgraciado día de este mes de mayo que está por concluir.
Si a todo esto se le agrega la
utilización política del magisterio en un principio hacia el PRI al convertirlos en brazo
electoral, para después, con el ascenso de la profesora Elba Esther Gordillo, transformarse de un
apoyo dócil en un poder fáctico que imponía condiciones al gobierno en
detrimento de la educación, siendo el colmo de esta situación los gobiernos de
Vicente Fox y Felipe Calderón.
Por eso no se dio una reforma
educativa firmemente liderada por las autoridades de la Escuela Normal Superior, la Universidad Pedagógica Nacional y el conjunto de las normales establecidas. Se dio una
reforma de confrontación con los profesores, la cual tiene actualmente su
espacio áspero en Michoacán, Guerrero y Oaxaca. Una reforma para desarticular
el poder de Elba Esther (encarcelada) del SNTE y la CNTE. Evidencia mayor de su
concentración de poder la constituyó la creación de su propio partido, Nueva
Alianza.
Ya están a la vuelta de la
esquina las elecciones, será ocasión non para apreciar si el gobierno de Peña
Nieto logró recuperar la adhesión de los profesores al régimen, si los
saboteadores quedarán como una minoría sindical, o si la organicidad gremial es
suficiente como para mostrar en las urnas su rechazo a los partidos que
aprobaron la reforma en el Congreso. A fin de cuentas, en lo inmediato la
educación quedó relegada por la política.
Seguiremos con la deconstrucción
de las reformas.
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