Toda revolución, guerra civil,
reforma, incluso el golpe de Estado, producen estremecimiento de las
instituciones creando una situación de recipientes rotos. Los consensos
sociales, sostén de las instituciones, no se acomodan de inmediato a las
estructuras que se imponen desde la política.
La rotura de mitos y paradigmas
que de manera deliberada impulsó el Pacto por México genera una condición
expuesta de recipientes rotos. Las nuevas estructuras (recipientes) están bajo
presión, pues el consenso de los partidos que las instituyó no reflejaron el
consenso de la sociedad. Esto es así porque los intereses de los partidos se
han autonomizado de la sociedad, han dejado de ser un intermediario efectivo
entre el Estado y la sociedad, más bien son un instrumento del Estado para
reconducir la demanda y la protesta ciudadana. Esto se ha logrado por la vía de
la asignación presupuestal.
La armonización estructural
llevará tiempo, la velocidad dependerá si ese cambio de estructuras tiene un
cometido de justicia y es controlable por la autoridad o depende de factores
fuera de control, como es el caso del ánimo de las inversiones.
Un ejemplo a la mano nos lo da el
secretario del trabajo, quien afirma que gracias a los cambios legales en
materia laboral, la cifra de tres millones de niños en condición de “esclavitud
infantil” se ha reducido, 500 mil niños han salido de ese régimen de
explotación porque se aplica la práctica mejorada de la inspección laboral http://www.eluniversal.com.mx/nacion-mexico/2015/6-estados-focos-rojos-en-34esclavitud-infantil-34-1092815.html. De
mantenerse esta ruta eficaz muy posiblemente se acabe con la explotación infantil
en el campo dentro de la presente administración. Para creer. Es claro que sólo
se trata de un aspecto de la política laboral, falta por ver que se logra de
eficaz contundencia para acabar con la servidumbre de 2 millones de jornaleros
agrícolas y con el abuso laboral que se padece en el medio urbano.
Otra perspectiva frece la reforma
educativa. Aquí la mejora de la educación enfrenta la oposición de los profesores
en varios estados de la república. Mentores que se mantuvieron en un
intercambio perverso con los sucesivos gobiernos, la educación sometida a
compromisos electorales y salariales. Con la reforma, muchos profesores se
sienten expulsados del paraíso, por lo que para ellos la reforma no tiene
contenidos de justicia. Ésta reforma está muy cuesta arriba y llevará más de
una década arribar a un real cambio estructural.
Un obstáculo de los reformadores
que ellos mismos se han impuesto es vender las reformas como una cornucopia, ha
sido el caso de los sucesivos cambios al artículo 27 constitucional, sólo el
sector exportador se ha visto beneficiado dentro de la sociedad rural, pero de
soberanía alimentaria ni hablar. Y qué decir de la pobreza endémica de vastas
zonas del campo. Que tal sus efectos no esperados en los propósitos
reformistas: explosión del crimen organizado e incremento del deterioro y
depredación de los recursos naturales.
Hasta
aquí la dejamos, para después continuar.
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La alegoría del título me fue
sugerida por lo que refiere Gershom Scholem de Isaac Luria (1534-1572) en La Cábala y el simbolismo. Siglo XXI
editores (1987). Místico judío de orientación mesiánica, que para otros tiempos
y circunstancias formuló “la rotura de los recipientes” como la condición que
impulsa la realización de una estructura de justicia y restitución.
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