lunes, 2 de marzo de 2015

Roi méhaigné

“Cerremos filas en servicio de México, pero apoyando a nuestro presidente. Creo que el empresariado es una fuerza política y, por lo tanto, debe respaldar abiertamente al Presidente, que en estos momentos está en una situación delicada y muy triste, por las razones que todos conocemos”
Lorenzo Servitje Sendra (La Jornada 28-01-2015)

La declaración arriba citada en este momento puede ser apreciada como el llamado empresarial a conducir la nave del Estado por las vías de hecho. Si el presidente Enrique Peña Nieto no puede hay que ayudarlo. Eso sí, se le exige como contraprestación dar más facilidades a los inversionistas.

Traigo a cuento esta declaración por sucesos relacionables con esta hipótesis de la sedición empresarial que subyacen en las palabras de Servitje.

La semana pasada renunció Jesús Murillo Karam a la PGR para hacerse cargo del despacho de la SEDATU. No hay hasta ahora, explicación de índole profesional o técnica para efectos de dicho movimiento. Lo efectivo es que se partió la dupla Miguel Ángel Osorio Chong-Murillo Karam, el pilar político sobre el que descansaba el Presidente (También renunció David López como jefe de comunicación social de Los Pinos, pero es otro caso: el fracaso de la comunicación presidencial ante los hechos desgraciados de Iguala por todos conocidos)

Quién viene al relevo del hidalguense: Arely Gómez González Blanco. Senadora (ahora con licencia) con trayectoria administrativa en el Poder Judicial y de notoria identificación con los intereses del empresariado en general. Esta propuesta presidencial embona con la que el mismo Peña Nieto hizo respecto a Eduardo Medina Mora como prospecto a ministro de la Suprema Corte. Medina Mora ha sido un funcionario al servicio de administraciones federales panistas, también con una fuerte identidad empresarial. Aquí lo inaceptable es que Medina Mora fue el responsable del fallido michoacanazo en tiempos de Calderón. Por ese simple hecho no tiene calidad para ingresar a la Corte en calidad de ministro.

Obvio es que los empresarios, la cúpula, no han contrariado las propuestas presidenciales ¿Se tratará de las facilidades a las que se refería el fundador de la empresa Bimbo? Realmente es una maravilla el que los empresarios tengan a la PGR de su lado para garantizar inmunidad (Oceanografía, Higa, etc.); maravilla II, tener en la Corte un ministro que los defienda ante cualquier amago de revocación de las reformas estructurales. Mejor imposible. Y la cereza del pastel se les obsequiará cuando se modifique la única reforma a la que se opusieron: la hacendaria. Entonces ya no verían con malos ojos la candidatura de Luis Videgaray a la presidencia.


Este curso en desarrollo dejará a Peña Nieto disminuido en los poderes que ostenta, pues ya no se debería al mandato popular, de facto quedaría acotado por el mandato empresarial. Una crisis constitucional que no quiere decir su nombre. Mal mensaje en un año electoral pues le dice al ciudadano que su voto no sirve pues el poder constitucional se gestiona de otra manera.
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Roi méhaigné (Rey tullido, herido, lesionado, lisiado) es una figura legendaria de la edad media que Georges Bataille evoca en su ensayo sobre Albert Camus, El tiempo de la rebelión, para mostrarnos las posibilidades de un gobernante disminuido: “Pero llega a suceder con frecuencia que el rey debe pagar sus privilegios divinos con su ejecución ritual, e incluso que la dignidad real acabe convirtiéndose más o menos en una carga temible”.


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