viernes, 27 de febrero de 2015

Entre la historia y los ladrones

Todo un espectáculo observado en pedazos, ése fue el debate del 26 de febrero en el pleno de la Cámara de diputados para darle trámite a una serie de reformas constitucionales referidas a lo que se llama Ley anticorrupción.

Una asamblea maratónica, donde unos se proclamaban hacedores de la historia cuando de verdad era el ridículo lo que hacían. Todos acusándose de ladrones. Así estuvo el fingido parto anticorrupción, pues la precisa elocuencia no es una de las virtudes más preciadas de los legisladores. Si así están los representantes del pueblo, cómo estará el pueblo. 

¿De que trataron? Sobre generalizaciones acerca del expolio, el hurto, el robo, las desviaciones y malversaciones del tesoro público. Los diputados mostraron precariedad para fundar una nueva arquitectura constitucional para combatir la corrupción. Unos y otros sacaban a relucir los datos especulativos alcanzados por la OCDE y Transparencia Internacional. Datos incapaces de demostrar con exactitud y cuerpo entero la corrupción que se ceba en el ejercicio del erario, al menos son insuficientes porque con ellos nadie ha levantado denuncias ante la secretaría de la función pública. Toda una verborrea en cifras. Y así se las gastaron para sacar adelante el dictamen aprobatorio.

Lo que le faltó a la discusión:

   a)   Un enfoque conductual, que nos diera cuenta del perfil de la corrupción, de cómo opera el funcionario corrupto. No abundaron en elementos demostrativos de la Ley Hank: “Un político pobre, es un pobre político”. Describir en blanco y negro las conductas que se levantan como un desafío para combatir la corrupción desde de una sociedad que enaltece el enriquecimiento individual, haciéndolo su valor más preciado, por encima de la reciprocidad y la solidaridad. Pero aquí se rasgan las vestiduras por agregar declaraciones, a la patrimonial le han sumado la de interés. Se les olvida que todos los funcionarios hacen juramento de cumplir y hacer cumplir la ley ¿Ha servido de algo? Por qué no proponer la franciscana renuncia de derechos, porque iría en contra de su naturaleza. Por eso es difícil combatir la corrupción.

  b) Un enfoque estructural, en el que se describan las relaciones que establece el servidor corrupto con agentes privados a través de contratos y licitaciones, así como con sus subordinados que cumplen órdenes y firman. Estructura beneficiada por la levedad de las sanciones administrativas. Si no se avanza en la expedición de procedimientos judiciales e imposición de sanciones penales poco se podrá combatir a la corrupción. Y la propuesta no le otorga protagonismo a la PGR.

  c) Un enfoque sistémico, que dé cuenta de cómo la corrupción es parte del sistema político, donde hasta ahora el marco legal vigente sirve para “legalizar” la corrupción, pues se dispone de una serie de salvedades jurídicas que lavan la corrupción para que con toda seguridad el funcionario pueda afirmar: ¡Fue legal!


Nada de esto se discutió a fondo, prevaleció más el autoelogio y la acusación.
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A la corrupción bien se le puede aplicar la afirmación de Pierre Joseph Prodhon, la propiedad es un robo. ¿Qué es la propiedad? (Tusquets, Barcelona, 1975).


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