viernes, 4 de julio de 2014

Zona gris

Febrero 19 de 2006, de madrugada hace explosión una mina de carbón en San Juan Sabinas, Coahuila, México. 65 mineros perdieron la vida y hasta el día de hoy sus restos no han sido rescatados. La empresa operadora, Grupo México, cuya cabeza Germán Larrea Mota Velasco, junto con la autoridad laboral, encabezada en ese entonces por Francisco Javier Salazar Sáenz, son responsables de mantener el desastre en una zona gris.

Junio 5 de 2009, alrededor de las 3 de la tarde inició un incendio en una bodega-archivo, a disposición del gobierno del estado de Sonora en la ciudad de Hermosillo. El incendio pronto se propagó a la guardería contigua, causando la muerte de 49 niños. Las máximas autoridades implicadas, el gobernador Eduardo Bours Castelo y el director general del IMSS Juan Molinar Horcasitas, ambos responsables de mantener la desgracia en una zona gris.

Ahora bien ¿Qué es una zona gris? La signatura es propuesta por Primo Levi para tratar de entender una realidad aberrante como lo fue el campo de concentración nazi en Auschwitz durante la II segunda guerra mundial, considerado parte de la industria de la destrucción de seres humanos operada por el régimen de Adolfo Hitler. El planteamiento lo recoge Giorgio Agamben en Lo que queda de Auschwitz, Pre-Textos (2010) Poéticamente la define como “Una gris e incesante alquimia en la que el bien y el mal y, junto a ellos, todos los metales de la ética tradicional alcanzan su punto de fusión” p. 16.

Ya antes advierte al lector, “La realidad es que, como los juristas saben perfectamente, el derecho no tiende en última instancia al establecimiento de la justicia. Tampoco de la verdad. Tiende exclusivamente a la celebración del juicio, independientemente de la verdad o de la justicia” p.p. 16-17.



Me he extendido en las citas y seguramente les parecerán cargadas de escepticismo. No es mi intención.

Lo que me propongo es superar la zona gris en la que están confinados Pasta de Conchos y la Guardería ABC. Superar la zona gris no es banalidad, implica afirmar al Estado mexicano en su integración sociedad-gobierno.

Una primera alternativa es que los mencionados, Bours Castelo, Molinar Horcasitas, Larrea Mota Velasco y Salazar Sáenz den cuenta a la sociedad del descuido, de su descuido respecto a lo que les concierne, la vida de 49 niños y 65 trabajadores, respectivamente. Sé que voluntariamente no lo harán, tampoco se atisba autoridad alguna que los convoque. Empresarios y políticos defienden su privilegio de permanecer impunes.

La segunda alternativa es la intervención del presidente Enrique Peña Nieto para acometer la liberación de la zona gris y reintegrarla al Estado. Aquí se parte de una creencia: el Presidente lo puede todo. Es una creencia alimentada desde la misma Presidencia de la república que todos los días divulga su capacidad de mover a México. De un Presidente capaz de establecer una Comisión especial en el estado de Michoacán para liberarlo de las manos de la delincuencia. Si puede eso como no va a poder hacer sentir su autoridad para atender reclamos de justicia. ‘Quien puede lo más, puede lo menos’. O no puede y la imagen súper poderosa es sólo propaganda.


No estoy diciendo que sea fácil, pero al menos se tiene que hacer presente la autoridad para desterrar la impunidad asociada a los desastres de la Guardería ABC y Pasta de Conchos.

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