“Cuando
el edificio de un mundo se desmorona los pensamientos que lo idearon, que lo
entretejieron, se convierten también en ruinas, quedan sepultados, bajo los
escombros”
Franz
Rosenzweig.
El ciclo de reformas inaugurado por la actual administración está
por concluir su desahogo procedimental, sólo eso. En especial las reformas que
tocan de manera explícita apetitos de enriquecimiento privado, adoptan ideas ya
establecidas, reformas que se adaptan a los requerimientos de la economía
global establecida. Se trata de adopción y adaptación, poco significativas como
creación autóctona.
La omisión entendida como
“abstención de hacer o decir” (Martín Alonso). Reformador significado como la
unión, feliz o fatal, que se ha dado entre el Ejecutivo y el Legislativo para
integrar al sujeto que hace las reformas.
Reformas animadoras del
interés de los inversionistas, conferidos supuestamente con el don de hacer
crecer la economía, me refiero a los grandes inversionistas. También apelan al
interés del consumidor. El productor fabril, agropecuario, el trabajador,
generadores de la riqueza material adquieren significancia menor. Se parte de
una sociedad y una re-ligere ya no
visualizada en el pacto corporativo y el mundo pretérito de la Revolución
Mexicana. El nuevo orden religioso tiene en el
inversionista a su oficiante máximo, al consumidor como fiel creyente. Falta
que el Partido Revolucionario Institucional cambie de nombre para ser
congruente con las reformas a las que se ha comprometido.
El reformador no menciona su
principal fuente icónica de inspiración: Ronald Reagan y Margaret Tatcher.
Habría que hacerlo; tampoco abunda en la exposición de motivos sobre las ideas seminales de la reforma: Max
Stirner, Herbert Spencer, por qué no, el Marqués de Sade y algo de los
anarquistas rusos Bakunin y Kropotkin. También se ahorraron la disertación del
nuevo arreglo entre libre comercio y comunidad (Estado, pueblo, público).
Los desafíos abiertos por
tales omisiones se irán capoteando sobre la marcha, serán heredados a las
generaciones futuras. El reformador ha omitido, como acción previa, un combate
sin cuartel a la corrupción, cuando es sabido cómo los grandes propósitos
nacionales han sucumbido ante el uso patrimonial de los recursos públicos,
incluida la información reservada al Estado usada sin escrúpulos por ex
funcionarios en su incorporación al sector privado.
El reformador no ha reparado
en la calidad de la ciudadanía existente que sirve de base o soporte a las
reformas. La cantidad de anomía contenida en un orden social capaz de
distorsionar la libertad de un derecho individual fácilmente transformable en permisividad,
Michoacán es el ejemplo a considerar.
Otro desafío abierto por las
reformas es su sostenibilidad respecto al medio ambiente –el límite en el
aprovechamiento de los recursos naturales- frente a dispositivos abiertos
creados por la ciencia y la tecnología o la emisión de moneda como signo de
riqueza que desborda a la misma naturaleza. Hasta dónde la producción material
tiene una relación simbiótica antes que devastadora frente a la riqueza
representada en dinero. Aunque, con o sin reformas, este desafío ya estaba y
sigue estando.
Quedan una serie de
inquietudes a desarrollar, en su oportunidad las abordaré.
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