En la espera de lo por definir en
materia energética y de telecomunicaciones, cargando el peso del conjunto de
las reformas constitucionales alcanzada, el gobierno de Peña Nieto no espera y
se dispone a remprender la iniciativa.
Esperar resultados inmediatos de
lo que está dispuesto en el largo plazo sería suicida. Ante el berrinche
empresarial y la caducidad del Pacto por México, así como inconformidades
sociales abiertas, dispersas y silentes, el margen de maniobra se constriñe en
buena medida a la operación gubernamental, pues la economía global no está en sus manos.
Un vector lo conduce la
Secretaría de Gobernación en el tema de la seguridad. Si lo afirmado en Madrid
el día de ayer en el foro organizado por el diario El País, acerca de la
disminución sensible de la inseguridad y la perspectiva optimista de que se
seguirán remontando los indicadores adversos de la inseguridad, sólo en ése
sentido se tendrá parcialmente a su favor el manejo de la coyuntura.
El otro vector se encuentra en Hacienda,
su ventaja es la reforma fiscal en condición de obtener más recursos para
financiar los objetivos del Estado no sólo en el ámbito federal, también
estatal y municipal. La incógnita está en sí el resto de la administración
podrá seguir el ritmo acostumbrado de Enrique Peña Nieto, sobre todo ahora que
se presume un seguimiento en tiempo real del ejercicio presupuestal. Ahí es
donde la reforma a la ley de transparencia, sin mucho reflector hasta ahora,
tendrá un papel clave. La rendición de cuentas como acicate para mejorar la
eficiencia gubernamental antes que promotora de la parálisis.
Así están puestas las fichas del
gobierno, puestas en juego para darle rendimiento al proceso reformador. Falta
ver cuál será el juego de la oposición. La izquierda dividida y una derecha en
el corto plazo del regateo. Considerar el marco del nuevo arreglo electoral que
no ha sido probado y, por lo mismo, aporta una cuota de nerviosismo en los operadores
del INE.
Ya veremos si los empresarios
siguen con su forcejeo en contra de la reforma fiscal, si la resistencia
magisterial asume los acuerdos, si el clero se dedica a lo suyo. Pues ya se
terminaron los años en los que el gobernante los trataba con obsequiosidad. En
el proceso de conducción no hay casualidad si se afectan intereses de
personajes que abusaron de la blandenguería gubernamental.
Vienen días emocionantes,
trepidantes. Apenas empieza lo bueno ¿Será lo bueno para el país?
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Ya lo dijo Cortijo y su Combo:
“Tengo calambre, tengo calambre
En el pie derecho y el dedo grande.
Calambre por aquí, calambre por
allá”
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