viernes, 13 de junio de 2014

ABC de la cordura

Todo el mundo está pendiente del mundial de futbol en Brasil. Muy pocos estarán pendientes del proceso de legislación reglamentaria en materia energética y de telecomunicaciones. Mucho menos la gente tendrá en su foco el movimiento 5 de junio de la Guardería ABC.

He seguido el movimiento a través de los medios, en las redes sociales. He visto con mis ojos la bodega que fue habilitada como guardería. Asistí a la marcha “fashion” del año pasado y fui a la inauguración del mural en Copilco. El movimiento no me ha sido indiferente. Por tal motivo hago una reflexión del estado actual del malestar ABC, dónde está el canal del procedimiento judicial que abrieron los padres; dónde el canal político, el de la movilización y la difusión de la causa que busca justicia.

Del primer punto me apoyo en la exposición del abogado que lleva la causa, Lorenzo Ramos. Él informa, sin dar pie a falso optimismo, sobre la pésima averiguación previa del Ministerio Público de Sonora en los tiempos de Eduardo Bours. Y en esa ruta los inculpados tienen grandes probabilidades de quedar absueltos. De aquí me permito señalar como uno de los principales responsables de la violación de derechos al mencionado Bours.

También considero la ponencia del Ministro Arturo Zaldívar, respaldada por un buen número de sus colegas, donde se esclarece la condición de desorden en la Guardería ABC de Hermosillo, antes y en el momento en el que ocurrió el incendio que segó la vida de 49 niños. De ahí se desprende la responsabilidad en la violación de derechos de manera perfilada en el entonces director general de IMSS, Juan Molinar Horcasitas.

Cómo va el proceso, la absolución de inculpados es muy probable. Según el citado Lorenzo Ramos, una vez agotada todas las instancias judiciales en México, sólo entonces se podría pensar en recurrir a una instancia internacional que hiciera efectiva  la demanda de justicia encarecida en México. La demanda de los padres promotores del litigio.

Decir esto no es agradable porque los padres exigen justicia pronta y expedita.

Entonces tenemos el otro carril, el de la movilización, de las redes sociales, que apremia la intervención de actores políticos, de manera específica al presidente Enrique Peña Nieto a través del “Haschtag” #PeñaAtiendeABC. Quiéralo o no ya es un carril político en el cual dolientes padres no se imaginaron jugar, hasta que la fatalidad del destino los hizo activistas.

Cuando uno revisa la consigna #PeñaAtiendeABC se hace la pregunta ¿Qué se quiere decir por atiende?  No los ha atendido, acaso. Es una conclusión engañosa, de auto engaño. Déjenme decirles que el gobierno tiene una lupa sobre el movimiento. Mientras la resolución esté en el carril judicial la actuación del gobierno no puede ser irreflexiva ante la operación de otro poder del Estado.

A lo mejor los dolientes padres apelan a los poderes taumatúrgicos que se le suponen al presidente de la república, a lo que los expertos constitucionalistas llaman facultades “metaconstitucionales”, para decirlo en otras palabras, demandan el manotazo autoritario y justiciero. Es cosa del pasado o muy difícil de realizar en el presente. Creo que el movimiento 5 de junio debería precisar en qué término o resquicio institucional, resorte de la presidencia, se puede activar para conseguir la justicia demandada. Consultando siempre a su abogado para que el proceso judicial no se colisione con la movilización.

Políticamente, a como están las cosas, mi humilde propuesta para el movimiento 5 de junio es buscar la definición de un interlocutor gubernamental que, sin interferir el proceso judicial, vaya construyendo la confianza y el camino para realizar un acto ejemplar de justicia.


Qué significa establecer la interlocución. En primer lugar mirarse a los ojos (Levinas) con respeto y confianza. Explorar conjuntamente las posibilidades  legales de llegar a la realización de la justicia. Acordar una ruta y armarse de paciencia. En esos términos el movimiento 5 de junio se abre una cancha de acción y se da la oportunidad de salir de la oscuridad que produce el dolor.

"Esa desesperante esperanza es la que nos sostiene en los momentos difíciles" afirmaba Albert Camus en los tiempos en los que Francia estaba invadida por Alemania en la Segunda Guerra Mundial.



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