Considerando un encuadre epocal,
que no se inicia en la actual administración, el país tiene una configuración
social en la cual el populismo se encuentra neutralizado. Para llegar a esta
situación se han sucedido cambios a lo largo de los últimos años, entre siglos.
Nombrados indistintamente como apertura económica, democratización,
modernización, hasta lo que ahora se gusta llamar transformación.
Resultado visible de esta época,
no por ello bien advertido, el paso del dominio de un partido peyorativamente
llamado de Estado, sustituido por un serial de partidos de Estado,
elogiosamente llamado pluralismo. Desde que los partidos políticos en México se
constituyeron en un rubro presupuestal jugoso los partidos comenzaron su
desarraigo social. La celebración del 25 aniversario de un partido joven, el de
la Revolución Democrática, ha dejado ver su sensible separación de la sociedad;
allí está el proceso para elegir al nuevo dirigente de Acción Nacional, es
ejercicio de insignificancia social, en el sentido de la ausencia de una
audiencia masiva interesada en ese trámite; por su parte el PRI, en tanto
partido en el gobierno, no ha inquietado la movilización social en apoyo a necesarísimas
reformas. Ni en la calle, ni en las redes.
Siguiendo la perspectiva de
época, respecto al orden económico, diversas fuentes del nuevo orden mundial
vienen reiterando la concentración de la riqueza, la precarización del trabajo
formal, el amortiguador de la economía informal, la salida hacia la migración y
las actividades delictivas. ¡Ah! La pobreza sigue allí. Destacable es el efecto
político de la concentración de la riqueza, poder que queda fuera de las
instituciones políticas. El destino del país lo deciden los grandes
inversionistas, de su participación o abstención inversora depende que “las
cosas buenas sucedan” (MFB dixit) La
política está subordinada al dinero, la voluntad ciudadana es una quimera, ni
las elecciones son capaces de mostrarnos su perfil.
Así llegamos al quid resumen de cómo la sociedad
sobrevive o se integra al orden político económico, la ecuación por resolver de
la administración. Lo evidente son las fugas sociales para apartarse del
descontento político y el infierno económico. Para una gran mayoría, el
entretenimiento de la radio y la televisión, los videoclips y los eventos
deportivos; los gadgets son el
refugio de significación del yo, la mentada ipseidad; la fruición de jalar el
hilo de la vida, convertir centenas de días lo que lleva décadas (Anatole
France)
Vivimos la dislocación de la
sociedad respecto de la economía y la política.
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