martes, 6 de mayo de 2014

País estructurado

Considerando un encuadre epocal, que no se inicia en la actual administración, el país tiene una configuración social en la cual el populismo se encuentra neutralizado. Para llegar a esta situación se han sucedido cambios a lo largo de los últimos años, entre siglos. Nombrados indistintamente como apertura económica, democratización, modernización, hasta lo que ahora se gusta llamar transformación.

Resultado visible de esta época, no por ello bien advertido, el paso del dominio de un partido peyorativamente llamado de Estado, sustituido por un serial de partidos de Estado, elogiosamente llamado pluralismo. Desde que los partidos políticos en México se constituyeron en un rubro presupuestal jugoso los partidos comenzaron su desarraigo social. La celebración del 25 aniversario de un partido joven, el de la Revolución Democrática, ha dejado ver su sensible separación de la sociedad; allí está el proceso para elegir al nuevo dirigente de Acción Nacional, es ejercicio de insignificancia social, en el sentido de la ausencia de una audiencia masiva interesada en ese trámite; por su parte el PRI, en tanto partido en el gobierno, no ha inquietado la movilización social en apoyo a necesarísimas reformas. Ni en la calle, ni en las redes.

Siguiendo la perspectiva de época, respecto al orden económico, diversas fuentes del nuevo orden mundial vienen reiterando la concentración de la riqueza, la precarización del trabajo formal, el amortiguador de la economía informal, la salida hacia la migración y las actividades delictivas. ¡Ah! La pobreza sigue allí. Destacable es el efecto político de la concentración de la riqueza, poder que queda fuera de las instituciones políticas. El destino del país lo deciden los grandes inversionistas, de su participación o abstención inversora depende que “las cosas buenas sucedan” (MFB dixit) La política está subordinada al dinero, la voluntad ciudadana es una quimera, ni las elecciones son capaces de mostrarnos su perfil.

Así llegamos al quid resumen de cómo la sociedad sobrevive o se integra al orden político económico, la ecuación por resolver de la administración. Lo evidente son las fugas sociales para apartarse del descontento político y el infierno económico. Para una gran mayoría, el entretenimiento de la radio y la televisión, los videoclips y los eventos deportivos; los gadgets son el refugio de significación del yo, la mentada ipseidad; la fruición de jalar el hilo de la vida, convertir centenas de días lo que lleva décadas (Anatole France)


Vivimos la dislocación de la sociedad respecto de la economía y la política.

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