jueves, 6 de febrero de 2014

Lo Público ineludible


Se ha presentado el plan de salvamento para el estado de Michoacán. Lo ha presentado el presidente Enrique Peña Nieto, dándole la marca: “Juntos lo vamos a lograr”. 45 mil millones de pesos para sacar del desastre en que se encuentra ése estado de la república. Desastre debido a la acción y a la omisión humanas. Característicamente en el centro, que ha irradiado la señalada debilidad institucional y deterioro social, está el desprestigio y el abandono de lo Público, en aras del funcionamiento mágico de las fuerzas del mercado.

Una derrama millonaria, representativa de un ingente esfuerzo administrativo: ajuste de presupuesto, procedimientos, recursos humanos en marcha, entre otros elementos.

Sobre el significado del plan Michoacán es recomendable el elegante artículo escrito por José Carreño Carlón para El Universal (05-01-2014) Destaca de esta lectura la referencia directa al simbolismo en su encanto de la cohesión social (M. Eliade, C.G. Jung y V. Turner, vengan sus espíritus a mi) El articulista nos recuerda la necesidad o dependencia que el poder político tiene de la representación simbólica para mantenerse en la aceptación y reconocimiento de los gobernados. Funciones simbólicas que él acusa disminuidas por los gobiernos de los últimos dos decenios. Opinión esta última que merece una agregación y hace sumar 32 años, no veinte.
 

Fue Miguel De la Madrid el que inició la desimbolización de la presidencia de la república, fue él quien afirmó que gobernaría sin mitos, dando inicio al proceso modernizador y a su resultado –daño- colateral: la desimbolización del ejercicio del poder.

En cambio, Carlos Salinas de Gortari sí tenía idea de la importancia de los símbolos para su actuación como gobernante, su héroe de cabecera, Emiliano Zapata, mismo héroe que se le apareció en la Selva Lacandona al final de su mandato. Esto no quiere decir que su gobierno no haya tenido un efecto desimbolizador, nada más considerar las reformas constitucionales en materia agraria y religiosa.
 

Ernesto Zedillo Ponce de León fue otra cosa, totalmente desentendido de los símbolos cívicos nacionales, pues bien se sabe que su símbolo es el dólar. Fiel a su identidad tecnócrata se comportó como “el más frío de los monstruos fríos”; ya en la docena blanquiazul, Vicente Fox y Felipe Calderón, se echaron a la poltrona de la simbolización religiosa.

El actual Presidente de la república tiene bien internalizados los rituales de la clase política mexiquense ¿Le será suficiente para el ejercicio del poder? Eso es simple especulación. Lo que vale y está en sus posibilidades es la operación eficaz de lo Público. Se está jugando su resto. Su seminal convocatoria a realizar un gobierno eficaz. De ahí a consultar lo dicho por él en Morelia, Michoacán, el 4 de febrero próximo pasado en relación a su consigna “Juntos lo vamos a lograr”.

“Todas estas acciones tendrán que ejecutarse cumpliendo dos principios: la promoción de la equidad de género y oportunidades para los jóvenes; así como la transparencia y el combate a la corrupción”

“He instruido a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público a establecer un comité ciudadano para dar un seguimiento puntual a cada una de estas obras y acciones que hoy estamos anunciando”

Bien se puede empezar por dar a conocer el enjambre de procedimientos, de programas del Presupuesto y número de empleados emplazados en esta colosal obra de intervención Pública para salvar a Michoacán, no sólo escenografías. Tener en tiempo real como se da el flujo de multimillonario apoyo y la obtención de resultados en este esfuerzo por reconstruir lo Público. Esa será la gran aportación de Peña Nieto.

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