lunes, 27 de enero de 2014

Delusión y delusorio


Del primer vocablo, su remisión a un concepto o imagen sin verdadera realidad. De la segunda palabra significa, sin ambages, engañoso.

Palabras oportunas para incorporarse en el análisis y verificación de la transparencia y encajarlas directamente en lo documental o archivístico. Y de esta manera poder extirpar el potencial de simulación, de falsedad de lo que está en el papel. No olvidemos, el papel también engaña.

Un ejemplo muy claro de lo que estoy exponiendo en el ámbito de la publicidad comercial son los productos “milagro”, simple venta de ilusiones que engañan.

La propaganda política también recurre a la delusión y a lo delusorio. Se acuerdan del changarro, vocho y TV o del presidente del empleo.

En los tiempos de la clase política colonizada, la estadística y la encuesta se constituyen en herramienta de la delusión y lo delusorio. Con qué cínica facilidad se da respuesta a cuestionamientos remitiendo a estadísticas y encuestas que, por otra vía, la investigación de campo y y la observación directa, no sostendrían los dichos numéricos. Una mistificación a la que recurren los actuarios, como Ernesto Cordero, entre otros.

En los últimos meses, en el primer año de gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, las reformas estructurales se han puesto bajo la observación de la delusión y lo delusorio que el tiempo nos habrá de aclarar ¿bajarán los precios de los energéticos y los servicios de radiotelecomunicación? ¿Mejorará la calidad de productos y servicios en estas áreas?

Punto y no aparte, el núcleo de la evaluación postrera del actual gobierno no estará sólo en las reformas. Por decirlo de alguna manera impresionista, el juicio sobre la gestión actual se medirá con los resultados de la Cruzada México sin hambre. Juicio que no se limitará a verificar el cumplimiento de la meta de siete millones de beneficiarios, como alcance del programa. La Cruzada tiene que mostrar su vinculación virtuosa con la economía campesina y la política agropecuaria para ser una solución de fondo, no nada más fortalecer a los ya poderosos consorcios agropecuarios.

Entonces ya veremos si no topamos con la delusión y lo delusorio.

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