El Secretario de Gobernación
salió en defensa de la dependencia a su cargo por las observaciones publicadas
respecto a sus subordinados en su desempeño u omisión ante la emergencia
meteorológica. Migue Osorio Chong afirmó que con toda oportunidad dio aviso de
alerta respecto a las tormentas tropicales (Ingrid y Manuel) las cuales
hicieron estragos en varios estados de la república en días pasados. El
funcionario exigió a los gobernadores dar la cara. Punto y bueno.
Osorio Chong dio información
exculpatoria de cómo se construyeron las alertas. Desde el tramo técnico
proporcionado por la CONAGUA, quien dispuso la información sustento de las
alertas, hasta las instrucciones giradas (boletines) para emplazar las
precauciones de protección civil en los estados y municipios involucrados.
El Secretario sabe que no es un
burócrata más. Sus responsabilidades le dan para albergar pretensiones de
estadista. Bajo esta consideración, Osorio Chong es del entendimiento de que no
se trataba solamente de procedimientos técnico-administrativos, dejar que los
oficios siguieran su curso nada más. Menos ante la emergencia que se avistaba.
Se tenía que empujar los procedimientos a través de la operación política, pero
se confió en los gobernadores. En mala hora, sobre todo por lo que se refiere
al estado de Guerrero.
Hizo falta poner a disposición un
emisario de alto nivel para reforzar los boletines, para ponerle pies y
celeridad, pese al riesgo de que los gobernadores se enfadaran, celosos ellos
de su soberanía. Pero no menos importante frente a la magnitud de la
emergencia. Es sabido cómo se las gasta el gobernador de Guerrero para
parrandear, no es un ente modélico de responsabilidad pública. Si el emisario
era rechazado, Gobernación tendría una razonable disculpa. Lo que no se
entiende es por qué no se echó mano de recursos, se pudieron elaborar persistentes
mensajes para radio y televisión de aviso a la población en red nacional. No se
hizo y la emergencia lo ameritaba. No bastaba con disponer la información en la
red, como lo procedió la CONAGUA.
El otro asunto, el escándalo evitable,
le corresponde al gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila. No voy a
reproducir aquí lo que ya ha circulado entorno al “pugilato” que armó Laura
Bozzo en contra de Carmen Aristegui. Sí retomaré la desacertada actuación del
gobernador, expuesta en las explicaciones de sus subordinados que de seguro no
convencieron ni a él mismo.
El gobierno de Edomex se defiende
de la acusación que se le hace de estar al servicio de la empresa Televisa. En descargo, el gobierno en cuestión
afirma que por igual se atienden las solicitudes de apoyo (traslado) de todos
los medios de comunicación para llevar a cabo su labor de información. Mal
haría de no hacerlo. Lo que no se justifica es el por qué y para qué a
representantes de un medio se les proporciona uniforme de una agencia del
gobierno y a los demás medios no. Porqué disfrazarlos de lo que no son. Hasta
donde está claro los periodistas van a lo suyo, reportear sucesos de interés.
Lo que no se aclaró y debería hacerse –sería una aportación para los del
oficio- es si el reality show ya es
considerado un género periodístico. Todavía más. Si los periodistas fueron a
documentar sus reportes la conductora de Televisa no iba en ese plan, iba de “rescatista”,
iba a “ofrecer ayuda humanitaria” (Cuando su empresa y quienes la patrocinan
tienen los recursos suficientes como para no solicitar la ayuda gubernamental)
No cree señor gobernador, en tratándose de una actividad y riesgosa, como es la
del rescate en apoyo a damnificados tiene que estar estrictamente desmarcada de
la realización de un reality show -lo
cual es sinónimo de frivolidad- o piensa ser émulo de Genaro Luna productions.
Por favor Don Eruviel, no ofenda la
inteligencia del respetable.
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