jueves, 11 de julio de 2013

Crecimiento para la credibilidad


Lo que diga y se haga desde el gobierno en pro de obtener los resultados que la sociedad demanda está relacionado con la credibilidad alcanzada por una administración.

En el revuelo informativo generado por la cascada electoral del fin de semana pasado, el quehacer del gobierno federal, la difusión de su ejercicio para ser precisos, no mereció la atención correspondiente a la importancia de lo comunicado. Pesó más la referencia hecha a propósito de las elecciones que hizo el presidente Peña Nieto: “Corresponde ahora a todos los candidatos y partidos políticos acatar la decisión ciudadana expresada en las urnas”. Declarado desde Los Pinos durante la presentación de la estrategia de contratación pública el lunes 8 de julio.

De acuerdo con la continuidad sibilina prevaleciente, el evento encargado al secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso, éste se acogió a la palabra mágica de los gobiernos blanquiazules: estrategia (fanfarrias por favor) Fuera de su connotación original en el ejercicio de la guerra, poco se entiende la llamada estrategia a no ser que se quiera reducir a un breve conjunto de medidas administrativas. Y de eso se trata, nada más. No tiene punto de arranque, una descripción somera de la realidad y cuál es la transformación objetivo a alcanzar. Así las cosas, el mensaje perdió fuerza y casi nadie reparó en los puntos de la estrategia, ni en el esfuerzo explicativo que hizo el Presidente por aclararlos en su alocución.

No es fácil adornar los procedimientos administrativos, nada más asomarse al berenjenal de la Ley de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria y su reglamento. En la rigidez de los procedimientos hay disposiciones, llaves, que permiten el flujo del ejercicio. Esas llaves las tienen los oficiales mayores de las cabezas de sector y las autoridades hacendarias. La burocracia no es un campo fértil para la inteligencia estratégica.

Como no se detienen en comunicar los vericuetos del ejercicio presupuestal la estrategia presentada no mereció valor informativo. La prensa destacó el abatimiento del subejercicio, semanas atrás denunciado por los empresarios, recuperando lo dicho por el secretario de Hacienda: "Al cierre de este primer semestre, con cifras preliminares, los ramos administrativos del gasto programable han ejercido el 99.1 por ciento de su presupuesto programado. Es decir, las dependencias de la Administración Pública Federal han, prácticamente, eliminado el subejercicio”

En otros tiempos, Don Jesús Reyes Heroles simplemente despedía al funcionario que incurría en subejercicio sin justificar o mal justificado. Se ahorraba la estrategia.

Eso del ejercicio presupuestal da para “recordar que el Estado (gobierno) es un actor económico esencial, al ser principal consumidor e inversionista de la nación” EPN. El paréntesis corre de mi parte.

No se ignora, mucho menos se desmerece la inversión privada que el gobierno no descansa en promoverla: es su chamba también. Por eso importa la reunión  que al día siguiente sucedió entre Peña Nieto y el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios.

Antes o después de compartir el pan y la sal, no se aclara en los sitios web oficiales, se dio una conferencia de prensa encabezada por Idelfonso Guajardo, secretario de Economía, y el presidente del CMHN, para anunciar la inversión para este año de las empresas integradas en el mencionado Consejo. 27 mil millones de dólares, condicionados por Claudio X. González “en la medida de que se den las reformas y se instrumenten las que ya se aprobaron y las que están por venir”

Llama la atención lo desangelado de la conferencia, más el elogio del secretario de que somos una economía exportadora de capitales. Será el sereno, pero de lo que se trata es que lleguen capitales a México no de que salgan. A lo mejor Guajardo no se ha enterado de la Cruzada contra el hambre, o le parece poco el tamaño de la economía informal.

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Me tomaré una semana más de paseo, hasta entonces.

1 comentario:

Fiat Domingo dijo...

Excelente balance historico y crítico del transcurrir de las administraciones y sus modos de operar. Hace falta una mirada aguzada para ver los detalles que minan a esta sociedad mexicana que tanto se esmera en disfrazarse

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