Domingo 7 de julio, día de
jornada electoral en 14 estados de la república mexicana. La de Baja
California, la elección más atractiva pues se votó para gobernador, gobiernos
municipales y representantes al congreso local. Una elección apreciada con
morbo pues desde semanas atrás se le marcó como una elección concertada a la
vigencia del Pacto por México. Cierto o no, la demostración de lo que se
divulga no resulta contundente para efectos legales. Al final, todo se remitió
a la leyenda de 1989, a un Dejà Vu.
De las otras elecciones también
se han mencionado malversaciones del voto, las cuales con mayor o menor vigor o
descaro se imponen a la ley. En los hechos, el veredicto de las urnas pasa por
el cedazo de las oligarquías locales o regionales y la operación de los
gobiernos locales, asistiendo con pericia o torpeza la actividad de los
partidos. Ningún partido se confía en la fuerza propia y la organización que
así lo hace es un pobre partido.
El caso es que se hace mucho
ruido y poco importan las consecuencias de los resultados, más allá de saber
quién ganó y quienes perdieron. Se desatiende la evaluación de los que salen,
que hicieron y qué dejaron de hacer. Poco importa lo que harán los que llegan,
al fin y al cabo la política se ha vuelto una actividad privatizada. Sea cual
sea el ámbito y nivel de gobierno, el rendimiento de sus acciones no se pone en
la vitrina, se prefiere difundir tal o cual acto sin aclarar la proporción del
universo a atender o del problema que se está atacando. La parte sustituye y
encumbre al todo. Demostrar qué avances hay en la educación o hasta dónde el
crecimiento económico ha superado el límite de la mediocridad, o si la paz y la
prosperidad son tangibles, no sólo propósitos.
Es en este sentido que significo,
adjetivo a la democracia como estéril en tanto le falta alcanzar mejores
ejercicios de gobierno. Hasta ahora la competencia electoral no realiza esa
mejoría, sólo reyerta que divide, dejando escaso margen para la construcción
espiritual y social, sin limitarse a lo material, la infraestructura inútil,
dispendiosa o dañina al medio ambiente. Son temas que no interesan en la lucha
por el poder.
Lo que viene es la lectura pragmática
de los comicios ocurridos en 14 estados. Lo que viene es identificar cómo estás
definiciones locales se agregan o se restan a las acciones del gobierno
federal. Saber si el resultado, los resultados, le dan un nuevo impulso al gobierno
de Enrique Pela Nieto.
Es evidente, el Pacto por México
ya rindió, dependerá cada vez más de lo que hagan las instituciones
gubernamentales, por no hablar del contexto de la economía global, un gobierno
por encima de los gobiernos nacionales.
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